Alquilar un coche al llegar, por ejemplo, al aeropuerto de destino nunca ha sido tan sencillo como ahora gracias a internet. Si tenemos necesidad de contratar un coche, entrando en la web del aeropuerto que nos interese podemos ver de un solo vistazo qué compañías de alquiler de vehículos operan y visitar sus web para comparar los precios hasta encontrar una oferta que nos venga bien al bolsillo.
Y es que no siempre viajamos con la caravana. Desde que “Ryanair” opera en Valladolid, hemos ido varias veces a Londres, a Birmingham, a Irlanda, y al norte de Italia. Y a Roma (incluida Pompeya), desde Santander.. En todos esos casos, salvo cuando hemos ido exclusivamente a Londres, hemos alquilado un coche, con un balance general bastante satisfactorio.
Nuestra experiencia “alquiladora” nos ha enseñado que, de las empresas de alquiler “clásicas” (Hertz, Avis, Europcar...), Hertz es la que mejores condiciones suele ofrecer en internet. Lo comentamos a título orientativo, pues es evidente que hay que explorar todas las opciones posibles antes de contratar nada. Y ello sin olvidar a las compañías locales, que pueden ofrecer también un buen servicio a precios más moderados.
¿Y qué cuestiones debemos tener en cuenta a la hora de alquilar un coche?. Pues unas cuantas. Unas son de perogrullo y otras, no tanto.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es el tipo de coche que vamos a elegir, pues el tamaño, la categoría, y el número de pasajeros determinan el nivel de precios a pagar y muchas veces seguramente nos podremos apañar con un simple utilitario. Hoy en día los coches pequeños son cada vez más resultones y para desplazamientos cortos resultan tan satisfactorios como el que más.
Una cuestión fundamental a discernir para elegir bien la categoría del coche a alquilar es la capacidad media del maletero. Es esencial que todo el equipaje, absolutamente todo el equipaje que vayamos a llevar entre sin problemas en el maletero y quede bien cubierto por la tapa, con el fin de que nada quede a la vista de los amigos de lo ajeno cuando nos movamos por esos mundos de dios. Prudencia obliga.
Como habitualmente viajamos dos personas, hasta ahora nos hemos inclinado por un coche de los “polivalentes” -(Ford Fiesta, Opel Corsa, Peugeot 207, etc.)- pues tienen un nivel de confort notable y un maletero suficiente para el equipaje de dos pasajeros. No obstante, la única vez que hemos viajado cuatro personas juntas, alquilamos uno de la categoría de los compactos (Ford Focus, Peugeot 308 o similar), sólo por razones de equipaje, pues en un polivalente también caben 4 personas sin demasiadas dificultades.
Y eso nos lleva a otra cuestión. Siempre que reservemos un coche de alquiler, de la categoría que sea, estaremos reservando “un modelo de tal categoría o equivalente”, no un modelo de coche concreto, lo que a veces puede ocasionarnos sorpresas en el mejor de los casos y disgustos en el peor.
Por ejemplo, cuando alquilamos un Ford Focuso similar, lo hicimos pensando en el tamaño de maletero como ya hemos comentado, pero cuando llegamos a la oficina de Hertz, en el aeropuerto de Bergamo (Italia), nos encontramos que, en vez de un compacto al uso, sólo nos ofrecían en su lugar un monovolumen “pequeño” - un Opel Meriva- o... ¡un Peugeot 307 descapotable!. Y es que por lo visto no disponían de ningún otro modelo de la categoríaen aquel momento...
Pedirse el descapotable hubiera estado fenomenal si hubiéramos sido sólo dos personas, pero a pesar de nuestras quejas no nos quedó otro remedio que coger el “Meriva”, que al menos tiene un maletero curioso, pero cuya capacidad no alcanza al de los coches de la categoría superior (no obstante ellos lo encuadran en esa misma categoría). Afortunadamente para nosotros, todo el equipaje entró en el maletero del voluntarioso Opel, muy justito ciertamente, pero entró, que era de lo que se trataba. Al final quedamos contentos con el coche, pero conviene saber que esas cosas pueden pasar. Sobre todo porque Italia no es precisamente el mejor país para aparcar y dejar a la vista el equipaje...
Otra de las cosas que diferencia unas empresas alquiladoras de otras es la cuestión del llenado del depósito de combustible. Las hay que obligan a devolver el coche con “el depósito vacío”, lo cual es un rollo, y las hay que obligan a devolverlo lleno, que suele ser lo mejor, porque lo entregan lleno también a cada nuevo cliente, o casi...
Y decimos “casi” porque ahí entra en juego la picaresca de la gente y hay que hilar fino para no hacer el tonto. Es bien sabido que aunque la aguja del marcador del depósito marque el tope, dependiendo de los coches, la aguja sigue sin moverse del máximo aunque se hayan consumido algunos litros. Pues bien, algunos clientes “avispados” devuelven el coche con 5 ó 6 litros de menos, eso sí, con la aguja del marcador indicando “legalmente” el tope.
Al devolver el coche, el operario de la alquiladora que lo recoge comprueba si se han producido daños y que, en efecto, la aguja del marcador esté a tope. Si no es así,carga un importe de penalización contra la tarjeta de crédito utilizada para pagar el alquiler, -cantidad ya señalada en el contrato- aunque lo cierto es que, precisamente por el efecto de la picaresca, al siguiente cliente se lo entregan con menos combustible del esperado.
Y eso fue lo que nos pasó con el Opel Meriva, que a los pocos kilómetros la aguja empezó a moverse del “máximo”, señal inequívoca de que el anterior cliente había sido un listillo y no había cargado el depósito a tope. Lo que cada cual haga ante una situación así dependerá de la conciencia de cada cual. Nosotros nos limitamos a apuntar la cuestión como aviso a navegantes.
No obstante lo que sí es importante y muy recomendable siempre que los horarios nos lo permitan es devolver el coche cuando todavía haya gente en la oficina, a fin de que puedan comprobar que el coche no tiene daños y que el depósito está lleno. Eso nos evitará problemas de difícil demostración si recibimos algún cargo posterior por esos conceptos.
Y si solamente podemos entregar el coche fuera de horas de atención personal, entonces nos vendrá bien asegurarnos, durante la recogida, de cómo hemos de hacerlo al final del alquiler y de qué manera podemos devolver las llaves.
Los coches, por defecto, generalmente se alquilan en condiciones de “todo riesgo con franquicia”, la cual es muy elevada, pues suele oscilar entre 750 y 1.500 €- contra daños propios y robo. La mayoría de alquiladoras ofrecen, como opción, contratar la eliminación de dicha franquicia a cambio de una pequeña cantidad diaria de dinero.
En el caso de Hertz, ésta se denomina “Super-cover” y a partir de unos 20 € diarios (dependiendo de la categoría del vehículo), podemos curamos en salud contra sustos, pues nadie está a salvo de un percance, más cuando son coches a los que no les tenemos pillado el tranquillo y un rozón es tremendamente fácil de hacer. Desde luego nosotros la hemos contratado siempre. Encarece algo el precio, pero la tranquilidad que aporta la hace aconsejable.
No obstante y aunque dispongamos de la “Super-cover” o similar, al hacernos cargo del vehículo antes hemos de revisarlo a fondo y buscar cualquier rasguño, bollo o golpe que pueda tener. En la documentación de entrega, si el coche presenta daños, suele venir indicado, pero no siempre es así. Así que hay que reclamar si descubrimos algo que no sea conforme a lo que nos entregan.
Eso también nos pasó con el Opel Meriva en Bergamo (Italia). Nos dijeron que nos lo entregaban “sin daños”, y así constaba en la documentación, pero cuando lo recogimos y revisamos, ¡tenía dos bollos como dos soles!. Inmediatamente acudimos a la oficina de Hertz del aparcamiento a poner una quejay de esa manera hicieron constar los golpes en los papeles. Hay que hacerlo así porque aunque tengamos contratado el “todo riesgo”, tampoco es cuestión de que quedemos como los responsables de algo que no hemos cometido.
Lo que nosotros no hemos contratado nunca es la extensión de la garantía por daños personales. Eso queda a gusto del consumidor. En cualquier caso sí es conveniente asegurarse de que no nos los cobren sin haberlo solicitado. Por eso es necesario revisar a fondo la lista de cargos antes de pagar el alquiler. Evitaremos disgustos.
Y poco más que añadir al tema, salvo tener en cuenta una cuestión absolutamente de perogrullo, pero que puede ser extremadamente peligrosa si no le prestamos atención... ¡ojo al repostar con el coche de alquiler!. Suele ser bastante normal que nos den un coche de gasolina y si estamos acostumbrados a llevar uno de gasóleo, -o viceversa- equivocarse puede ser más fácil de lo que uno piensa. Las consecuencias es mejor ni pensarlas...
Así pues a disfrutar del coche de alquiler, que para ciertas ocasiones es muy práctico y teniendo en consideración las anteriores recomendaciones –y alguna más que seguramente nos habremos dejado en el tintero- la experiencia será plenamente satisfactoria.