Los horarios, los días festivos y las costumbres locales son uno de los aspectos más críticos a la hora de plantearnos la distribución de las actividades en cada uno de los días de nuestro viaje. Y deberemos mucho cuidado para que “no nos pillen con el carrito de los helados...”
Creo que si en algo realmente se resume la idea de “planificar el viaje” es precisamente es tener en cuenta LOS HORARIOS Y EL CALENDARIO de los lugares que queramos visitar, aparte de “decidir qué ver y hacer”, por supuesto.
Porque... ¿dónde está la diferencia entre un viaje bien preparado y otro hecho a salto de mata?. Pues sin duda alguna la diferencia la encontraremos “en un pequeño gran detalle”: mientras los viajeros “organizados” habrán podido ver todo lo que se hayan propuesto, los que no se hayan tomado el mismo interés en informarse bien, a buen seguro que se habrán dejado muchas cosas bonitas en el tintero. Tanto por desconocimiento como por haber llegado tarde.
Puede que a muchos eso les dé lo mismo, pero a quien le fastidie que a la vuelta alguien le pregunte eso tan típico de: “Oye, ¿Y qué te ha parecido “tal cosa”)? y no lo haya visto porque no sabía que existía o, peor aún, si no pudo verlo por encontrarse el lugar cerrado, debería empezar a plantearse los viajes con otra mentalidad. Saldrá ganando.
Seguro que a todos nos encantaría olvidarnos del reloj durante las vacaciones. ¡Bastante sufrimos su “tiranía” el resto del año!, pero cuando de visitas turísticas se trata, “guardar el reloj en un cajón” no suele ser la mejor de las ideas…
Si hacer turismo en España ya nos hace depender del reloj y del calendario (catedrales que abren a horas intempestivas; museos que cierran determinados días; fiestas locales insospechadas; horarios comerciales que cierran los lunes por la mañana; y mil cosas más), cuando visitemos otros países todavía deberemos informarnos más y mejor, pues seguramente lo desconoceremos casi todo de sus costumbres y la información es la única manera de “vacunarnos” contra los imprevistos y los sobresaltos.
Nada hay más desagradable que llegar a una ciudad europea y encontrársela desierta porque el comercio ha cerrado. O desplazarnos a visitar cualquier museo, atracción, etc. y no poder entrar porque hemos llegado tarde o, simplemente, porque ese día estaba cerrado.
Tengamos siempre en cuenta que cada país tiene costumbres propias en el tema de horarios y en las horas de descanso. Por ejemplo, en las ciudades alemanas los horarios comerciales y de visita suelen ser continuados, pero en los pueblos lo más probable es que cierren al mediodía.
Eso es lo que pasa con el famoso “Mittagruhe” o descanso de mediodía tan típico de los camping de la zona germánica. En “alemania peculiar” se trata el tema en profundidad. Pincha en el enlace para saber más del tema.
Si visitamos la francesa Alsacia y la zona de la Selva Negra alemana en navidad, nos encontraremos que en Francia los mercadillos navideños suelen cerrar a las 19 h. y una hora más tarde los fines de semana. Incluso un día a la semana la hora se alarga hasta las 22 h.; en cambio, en Alemania son más tardíos y los mercadillos navideños pueden cerrar a las 21 h. o incluso más tarde. Y aunque cierren las paradas de artesanía a la hora convenida, las de comida pueden hacerlo algo más tarde. En Suiza no, os lo aseguramos.
En Gran Bretaña los horarios de museos, castillos y otras atracciones turísticas son bastante cortos. No suelen abrir antes de las 10 de la mañana y es fácil que muchos cierren a las 17 h., no ocurre igual en la capital, Londres, donde hasta los domingos por la tarde encontraremos multitud de comercios abiertos.
En muchos pueblos franceses, como trabajan la tarde del sábado, los comercios suelen cerrar la mañana del lunes o, incluso, el día completo.
En Holanda tienen la costumbre de la “tarde de compras” en muchos pueblos y ciudades. En la mayoría la elegida suele ser la tarde del jueves, pero en otras lo hacen los viernes. Ese día el comercio alarga su horario hasta las 20 ó 21 horas. Hay mucho bullicio y a nosotros, que nos gustan los horarios vespertinos, nos brinda la oportunidad de alargar un poco más la visita a la ciudad en cuestión.
Espero que todos los ejemplos anteriores sean lo suficientemente esclarecedores para que nos convenzamos de tener las ideas muy claras antes de iniciar el viaje sobre los horarios y períodos de apertura de todo aquello que queramos ver y hacer. Y, por supuesto, asegurarnos que los horarios son correctos. Más adelante encontraréis muchos más ejemplos de horarios y costumbres europeas...
Internet es la mejor y más fácil herramienta a nuestro alcance para despejar dudas en ese sentido. Actualmente el nivel de actualización de los datos en las web es ya muy satisfactorio y aunque alguna vez la información obtenida por la red nos ha jugado una mala pasada al llegar al sitio en cuestión, la verdad es que, en general, suele ser correcta.
En cualquier caso, ante aquellas visitas turísticas que consideremos “críticas e imprescindibles” para nuestro viaje, para no fallar el tiro siempre podemos “confirmar” la información de la web por otros medios: teléfono, e-mail, etc.
Y no olvidemos que en las guías turísticas suele venir siempre una reseña sobre las principales costumbres horarias de los países, y días festivos, lo que ya nos dará una buena idea de por donde irán los tiros antes de llegar a destino.
Y es que una de las primeras cosas que como viajeros “a nuestro aire” hemos de plantearnos seriamente antes de viajar, - siempre que queramos aprovechar al máximo nuestro precioso tiempo de vacaciones- es practicar eso de “donde fueres, haz lo que vieres”; por lo tanto hemos de estar dispuestos a adaptar lo más posible nuestras costumbres de vida y sueño a los hábitos locales si no queremos tirarlo por la borda.
Sabemos que cuando el comercio cierra, las ciudades suelen quedar casi desiertas. No resulta muy agradable pasear por una ciudad “muerta”, sin gente en la calle y con los escaparates apagados…
Por ejemplo, en Suiza y otros países el comercio suele cerrar de 12 a 14 ó 15 horas. Imaginemos por un momento que queremos visitar por la mañana un pueblo o ciudad suiza “de pequeño tamaño” -visita que fácilmente nos llevará entre hora y media y dos horas- y supongamos que, además, nos apetece hacerla con “vida comercial”. Si queremos cumplir con ese propósito, la solución nos vendrá de la mano de las matemáticas y de la calculadora. Para cumplir “el requisito” de “visitarla con el comercio abierto”, la hora límite de llegada deberá estar entre las 10 y las 10,30 h. sin olvidar que, además, hay que aparcar y llegar al centro, aunque en pueblos pequeños eso no suele ser ningún problema.
Sigamos. Para estar allí a las 10 h., deberemos calcular previamente el tiempo de desplazamiento. Supongamos por un momento que estemos alojados en un camping a unos 60 km. de distancia, por carretera convencional. El trayecto puede llevarnos entonces entre 45 y 60 minutos, dependiendo del tráfico y la orografía. En ese punto, parece claro que hay que subirse al coche a las 9 de la mañana como muy tarde. Y para eso antes deberemos habernos despertado, levantado, aseado, desayunado, etc.; Nuestra experiencia nos dice que en tales labores, haciéndolas sin prisa, solemos invertir entre hora y hora y media, lo que, en definitiva, vendrá a decirnos que el despertador deberá sonar, lo más tarde, a las 7,30 de la mañana… ¡y eso que estamos de vacaciones!.
Más de uno pensará que eso roza el sacrilegio y puede que no le falte parte de razón. Sin embargo eso es lo que hay cuando se visita Suiza. En otros países la situación será bastante similar, por lo que se hará imprescindible informarse lo mejor posible antes de partir. Claro que si hay que “madrugar” entonces lo procedente sería irse a la camita antes de lo habitual… si no queremos que la pestaña se nos cierre y la boca se nos abra a cada momento.
A menudo la imaginación y la creatividad nos darán las claves para lidiar con “las horas de cierre comercial”. Ese tiempo es estupendo para hacer algo tan necesario para nuestra supervivencia y disfrute como es comer, que entre otras cosas eso precisamente es lo que hacen los lugareños. Si hincamos el diente en plan “pic-nic” no necesitaremos tanto tiempo como si lo hacemos en un restaurante, pero dedicarle tiempo a la gastronomía local también es una excelente manera “de viajar”. Los mercadillos locales son estupendos para “contactar” con el alma de la gente del lugar, tanto por ver qué comen, cómo visten o cómo anda el nivel de vida.
Y ya que hablamos de comer en restaurantes… ¡no en pocos países podremos encontrar problemas para que nos den de comer a las tres o a las cuatro de la tarde!. ¡Cómo no va a ser así si en muchos de ellos cenan a partir de las 18 h.!.
Las “horas de cierre comercial” también son buenas para recorrer partes de los cascos antiguos que carecen de tiendas, dado que para eso es indiferente la hora del día. También son muy apañadas para visitar museos, castillos y otras atracciones turísticas. En fin, echándole imaginación a la cosa, siempre acabaremos encontrando un modo interesante de aprovechar el tiempo.
Lo que todo buen “preparador de viajes” ha de procurar siempre es “ordenar” bien el desarrollo de la visita a una gran ciudad. Muchas son las cosas que hacemos cuando hacemos turismo en una gran ciudad: ver sus monumentos y museos, recorrer su casco antiguo, sus calles peatonales, etc.; además de todo eso deberemos tener en cuenta la posibilidad de tomarnos una cervecita en un terraza al sol o dónde y cómo comeremos.
Pues bien, dicho esto, lo que no parece muy lógico es tomarnos la birra mientras haya “ambiente callejero” si la sed no aprieta. ¡Ya tendremos tiempo para cuando los lugareños hayan echado el cierre!. Cuidar esos detalles hará que nuestro viaje sea mucho más agradable.
En nuestros relatos de viaje solemos prestar mucha atención al tema de los horarios de los lugares que hemos visitado, por lo que os remitimos a ellos para lo que sea de menester.
No obstante hay algunas consideraciones sobre horarios y costumbres que conviene mencionar…
En Francia, dependiendo de regiones y departamentos, en muchos existe la costumbre de cerrar el comercio los lunes por la mañana. Eso se debe a que abren el sábado a tiempo completo. En el país vecino el comercio suele cerrar entre las 18 y las 19 horas. Los grandes almacenes algo más tarde, sobre las ocho de la tarde, al igual que los híper y supermercados. Así que olvidaros de encontrar abierto un “Carrefour” a las nueve de la noche…
Francia tiene mucha tradición en mercadillos. Los sábados por la mañana suele ser el día de mercado en muchas localidades francesas, pero ojo con los horarios porque abren prontísimo por la mañana, pero entre las 12 y las 13 horas muchos empiezan ya a recoger…
Si estáis interesados en visitar ciudades francesas en día de mercado, lo que siempre da más animación a la cosa, podéis informaros en la web www.tourisme.fr ; en cuyas páginas se reseñan las principales curiosidades turísticas de gran parte de ciudades francesas. Entre esa información en la de muchas ciudades suele incluirse la del día de mercado.
El otro país vecino, Portugal, todavía tiene unos horarios más raros si cabe. El pequeño comercio suele abrir de lunes a viernes de 9 a 13 h. y de 15 a 19 h. Los sábados abre hasta las 13 h. y no es habitual que estén abiertos los domingos. En cambio los centros comerciales tienen un horario bien curioso, al menos en Lisboa, ¡están abiertos hasta las 23 horas!.
Alemania nos lo pone algo más fácil porque las tiendas suelen tener jornada continuada hasta las 19 h., sábados incluidos, aunque eso es más habitual en las ciudades y menos en los pueblos pequeños, en los que muchos siguen conservando el cierre de mediodía, el famoso “mittagruhe”, aunque en ese caso algo más tardío, sobre las 13 h. hasta las 15 h.; No es raro que en los pueblos, incluidos alguno muy turístico como Goslar, a las 16 h. del sábado echen el cerrojo…
Alemania también es país de gran tradición de mercado, pero a diferencia de los franceses, muchos suelen estar abiertos hasta las cinco o las seis de la tarde, por lo que dan más cancha. Comer en un mercadillo alemán es una experiencia inolvidable. Y no digamos en Navidad. Para ello os remitimos a los muchos relatos de viaje que hemos hecho a Alsacia y Alemania en diciembre… ¡sencillamente fantásticos!.
Gran Bretaña tiene unos horarios peculiares… ¡qué raro, eh!. El comercio abre tarde, sobre las 9,30 -10 de la mañana hora local y cierra pronto, entre las 17 y las 18 h.; Igual ocurre con la visita a castillos y museos. Raro es la atracción turística que no haya cerrado a esas horas.
Londres, como ciudad cosmopolita que es, se sale de la norma y en la City hay ambientazo comercial hasta las tantas, fines de semana incluidos. Una cosa buena que tiene es que los “week-end” son plenamente aprovechables. Cualquier domingo por la tarde, en la zona de Piccadilly Circus, la animación está garantizada.
Los mercadillos londinenses son excepcionales. No os perdáis el de “Portobello Road” los sábados por la mañana y el de “Camden Town”. Éste ha sufrido un importante incendio en enero de 2008 que ha destruido una parte del vasto territorio que ocupa el ecléctico mercadillo: antiguos establos, almacenes, etc. pero el resto sigue abierto. Esperemos que pronto recupere su esplendor. Está abierto toda la semana, pero los domingos son especiales.
¿Y los domingos?. El séptimo día de la semana suele ser un pequeño “problema” a la hora de planificar el viaje. ¿Qué hacemos los domingos? Nos preguntaremos a menudo. Evidentemente no pasa por ser el mejor día para visitar una ciudad, pues muchas de ellas están “muertas”. Claro que no siempre el panorama es tan desalentador. ¡En domingo se celebran no pocos mercadillos y eventos interesantes en los que ocupar el tiempo!.
Los domingos también son excelentes para las visitas a museos, castillos, jardines, etc; o sea, todo aquello que no tenga que ver con la vida urbana.
Y si no recuerdo mal, los primeros domingos de mes en París muchos museos son gratuitos, entre ellos el Louvre o la Sainte Chapelle. A cambio las colas son impresionantes. Si compensa o no es algo que cada cual deberá decidir…; el Louvre también tiene horarios vespertinos más baratos o incluso gratuitos.
Lo mismo ocurre con los parques de atracciones. El domingo puede ser un buen día para ese tipo de visitas porque así no nos obliga a “perder un día de vida urbana”, pero seguramente deberemos hacer frente a un mayor volumen de visitantes…; una decisión más a adoptar.
Y para terminar “la cuestión dominical” no debemos olvidar que es un día estupendo para viajar, aunque no para tener “averías”, je, je. Bromas aparte, a mi me gusta bastante hacer largos desplazamientos en domingo.
Los días festivos en los países de destino plantean los mismos problemas que los domingos, sólo que encima lo hacen “a traición” por aquello de que no siempre resulta fácil saberlo con antelación. ¿O sí?. Pues como en Internet hay casi de todo, no podía falta una web dedicada a los días festivos en el mundo. En la web www.dias-festivos.com encontraremos una interesante relación de festividades en un montón de países y regiones que siempre nos vendrán muy bien para preparar nuestro viaje.
Otra opción muy apañada es, ante la duda, preguntar a la oficina de turismo de la localidad o país en cuestión, porque lo importante es estar preparados por si acaso…
La Semana Santa son fechas propicias para la duda. No en todos los países se celebra igual que aquí, por lo que conviene preguntar primero. En Francia, por ejemplo, es fiesta el lunes de pascua, pero en muchos sitios el viernes santo es laborable.
Lo mismo ocurre con el 15 de agosto, día de la Virgen. En Francia, por ejemplo, es fiesta, pero en Suiza, dependiendo de si el cantón es o no católico, pues en unos sí y en otros, no.
Gran Bretaña tienen la costumbre de celebrar, entre otras festividades, los “bank holidays” de primavera y verano los últimos lunes de mayo y agosto.
Y por último lo diré una vez más, para preparar bien el viaje y asegurar un “buen desarrollo” del mismo, tenemos que prestar toda la atención a los horarios y las costumbres locales… el éxito de nuestro viaje depende de ello…