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Cuando se viaja en grupo, en dos coches, disponer de unos “gualkitalkis” viene de perlas para estar siempre intercomunicados. Muy recomendable que haya copilotos/as que actúen como “técnicos de transmisiones”.

 

 

 

 

¿El niño se hace pis? No hay problema, se avisa al “coche alfa” y se para en la siguiente área de descanso.

¿La abuela tiene hambre? Lo mismo.

 

¿”Houston, tenemos un problema”? Pues no pasa nada. Se para cuando se pueda.

 

¿Uno de los coches se queda cortado o pierde al resto?

Llamadita y asunto arreglado.

 

El uso de los walkies tiene su arte, especialmente cuando viaja un tercer coche.

 

Entonces caben dos posibilidades: la más barata, pero la menos práctica, es que el coche que viaja en segunda posición vaya “incomunicado” y se limite a seguir al primero, mientras el tercer coche lleva el segundo walkie.

 

La otra opción, que es la mejor en todos los sentidos para estos casos, es disponer de un doble juego de walkies.

 

De esa manera el “coche alfa” actúa de centro coordinador de comunicaciones, mientras cada uno de los dos coches restantes lleva su propio walkie.

 

En suma, los walkies son unos aparatitos muy útiles y cómodos a condición de que sean de buena calidad -de lo contrario unos cientos de metros de separación pueden ser suficientes para perder el contacto (no conviene dar mucho crédito a las distancias kilométricas que prometen algunos fabricantes) y tampoco olvidar recargarlos después de cada uso.