lanificación
Planificar tiene poco tirón. Aquí mola mucho más “improvisar” que lo contrario. Improvisar es una cualidad excelente cuando surgen las dificultades, pero en absoluto está reñida con tener claro dónde pisar.
Una buena y cuidada planificación es del todo imprescindible para que un viaje salga redondo.
La planificación no deja a nadie indiferente. Se la ama o se la detesta.
A mi me encanta preparar el viaje. Lo paso casi tan bien como llevándolo a cabo. Si habéis profundizado en esta web seguro que lo habréis advertido.
Esa es la cuestión, planificar no es un rollazo como aseguran sus detractores más belicosos.
Al contrario, es la oportunidad para “empezar el viaje” con buen pie y para ayudar que su desarrollo resulte, sobre todo satisfactorio.
Una cuidadosa preparación de itinerarios, visitas, horarios o lugares qué visitar harán más completo nuestro viaje y aprovecharemos mucho mejor el siempre escaso y valioso tiempo de vacaciones, cuidando de paso al bolsillo, pues si afinamos bien la ruta podremos ahorrar en peajes, en kilómetros y bastantes cosas más.
Y para cuando la ocasión lo requiera -que lo requiere muchas veces- entonces será cuando echaremos mano a la improvisación.
No es cuestión de extenderse más. Hay gustos para todo y a nadie se le obliga a hacer lo que no quiera, pero me da que preparar bien la jugada siempre ha sido un signo de inteligencia…