De la misma manera que no deseamos que nos haga mal tiempo durante el viaje, tampoco nos gustará nada que la salud se nos complique durante el periplo.
Sin embargo no podemos descuidarnos porque nadie está libre de sufrir desde un simple rasguño o dolor de cabeza a algo mucho más serio.
Evidentemente si la dolencia en cuestión requiere el concurso del médico, estaremos hablando ya de palabras mayores y, como tal, deberemos echar mano de la asistencia sanitaria que tengamos concertada. Ver el apartado Seguros sanitarios en la Unión Europea y resto del mundo,pero para el resto de “apuros” nos vendrá de perlas tener un botiquín de viaje bien surtido en la caravana o en el vehículo. Ventajas del campismo, que nos permite ir por el mundo “preparados para la vida moderna”.
Afortunadamente hasta la fecha nunca hemos tenido necesidad de recurrir a la asistencia médica fuera de España y esperamos seguir así por los siglos de los siglos. Sin embargo, gracias a nuestra “farmacia ambulante” sí que hemos logrado salir adelante de pequeños arrechuchones. ¿A quien no le ha dolido la cabeza, se ha dado un golpe, se ha ido por la patita abajo o se ha hecho un herida estando de viaje?.
Por eso nos interesa llevar en el botiquín, ya que en la caravana no tenemos problemas de almacenaje, los medicamentos y utensilios de uso más frecuente. Aunque está claro que automedicarse no es nada recomendable, no es menos cierto que, dadas las circunstancias del viaje, disponer de remedios a mano para trastornos muy leves: décimas de fiebre, un catarro, desinfección y cura de pequeñas heridas, picaduras de insectos, etc. nos vendrá fenomenal.
Tampoco hemos de olvidar de llevar siempre con nosotros los medicamentos que estemos tomando en ese momento. No sería la primera vez que eso le pasara a alguien de nuestro círculo más cercano…
Y por último confiemos en que que el botiquín vuelva a casa intacto, tal y como salimos con él de viaje...