Las tarjetas turísticas, sean del ámbito que sean, tienen la misión de facilitarnos la estancia en la ciudad, región o país en cuestión ofreciéndonos a cambio de un pequeño importe, transporte público gratuito o con importantes deducciones; entrada gratuita a museos y otras atracciones turísticas y un sinfín más de ofertas y ventajas.
Casi todas las grandes ciudades disponen de una: Paris Visite, Berlin Welcome Card, Copenhagen Card, etc. con distintas amplitudes (uno o más días consecutivos) y distintos servicios.
Copenhagen Card
Su validez suele empezar con el primer uso.
Que este tipo de tarjetas ofrecen multitud de ventajas no se discute, pero la pregunta del millónes… ¿Interesa comprarlas?. Pues… ¡depende!. ¿Y de qué depende?, podríamos replicar. Pues depende fundamentalmente de lo qué queramos hacer y de qué manera en la ciudad en cuestión.
Como el concepto básico de las tarjetas turísticas es “transporte público gratuito+entradas a museos y atracciones gratuitas o con rebaja”, su compra dependerá por encima de todo de si nos conviene aprovechar las ventajas añadidas para museos y atracciones o no.
A fin de cuentas para el transporte público tenemos los pases para un día o más, bastante más baratos que estas otras tarjetas.
Así pues, a partir de nuestro plan de visita, si éste incluye museos y atraccionesque estén incluidos en las ventajas de la tarjeta turística, entonces probablemente nos compense su compra. Para eso previamente tendremos que habernos buscado la vida averiguando qué ventajas nos puede aportar y si éstas nos apañan o no. Internet será el medio más habitual para ver lo qué cuestan las entradas y aclarar dudas, pero si necesitamos información más concreta, el e-mail al lugar en cuestión puede ser la mejor solución.
Una vez decidida su compra, nos convendrá saber dónde comprar la tarjeta turística, aunque es bastante habitual que en los camping cercanos a las grandes ciudades las vendan. De esa manera podremos aprovechar sus ventajas desde la misma llegada.
Tal es el caso del camping “Champigny Paris-Est” o el ”Parc de la Colline” (Torcy) que venden la “Paris Visite” y entradas a Disney, Parc Astérix, etc. o el camping de Potsdam que nos vendió la “Berlin Welcome Card”, eso sí, pagada en efectivo contante y sonante.
Compramos la Berlin Welcome Card para dos días, fundamentalmente porque incluía un descuento de 5 € para el bus turístico, que era más o menos la diferencia de precio existente con los dos pases de transporte público de un día que hubiéramos tenido que comprar de no haber cogido la Welcome Card. En ese caso, como pensábamos coger el bus turístico –en Berlín lo recomendamos encarecidamente- nos compensó. Y si además podíamos aprovechar el descuento en el “Museo del Muro” u otros que se terciasen, pues mejor que mejor.
Sin embargo no somos demasiado entusiastas de este tipo de tarjetas, salvo casos muy concretos, pues generalmente las diferencias de precio no suelen convenirnos.
Quizás la mejor experiencia que hayamos tenido con ellas haya sido la “Copenhagen Card”, fundamentalmente porque nos interesaron mucho varios museos de la ciudad: la gliptoteca, el museo del ámbar, el museo de los record Guinness y alguno más que ahora no recuerdo, pero que en nuestro relato del viaje a Dinamarca encontraréis ampliamente explicado.
La otra tarjeta de este tipo que brilla con luz propia es la “Great British Heritage Pass”. Este pase, que es personal y puede adquirirse por cuatro días, (esto es novedad), una semana, quince días o un mes, abre la puerta a cientos de castillos, palacios y propiedades del riquísimo y excepcional “Patrimonio Nacional Británico”. (Ver viaje GB ’97 e Inglaterra 2003).No es barata –realmente pocas cosas allí lo son- pero realmente compensa si os planteáis recorrer la geografía británica visitando sus maravillosos castillos, mansiones y palacios.En la web www.visitbritain.com o en www.britishheritagepass.com encontraréis una amplísima información de qué propiedades incluye, algo genial para valorar su compra y planificar el viaje. Se puede comprar anticipadamente, pero lo mejor es hacerlo en la taquilla de la primera propiedad que visitéis. Habréis de pagar en efectivo y presentar los pasaportes, pues solamente se vende a turistas extranjeros. Buenísima.
Gales y Escocia tienen su propia tarjeta, bastante más barata que el “British Heritage Pass”, pero sólo interesarán si os vais a limitar a recorrer esas zonas, porque si no, la tarjeta general os hará más avío, pues incluye también la inmensa mayoría de las propiedades en suelo galés y escocés.
Lo que no creemos que resulte nada interesante, aún con una importante rebaja en el precio, es comprarla anticipadamente, pues está claro que es un riesgo que no compensará asumir.
En suma, la tarjeta turística es una opción que puede resultar muy favorable siempre y cuando nuestras necesidades se ajusten bien a lo que cada tarjeta nos ofrece. Desde luego no estará de más tenerlas en cuenta, que para decidir que no nos interesan siempre estamos a tiempo...