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 Relato sin terminar de afinar.

En breve estará listo, con los enlaces operativos, además de las fotos.

Disculpad, entretanto, las molestias.

Estoy a vuestra disposición en...

contacto@francisco-colet-viajesycaravaning.com

 

 

INGLATERRA y GALES

Historia, Castillos y Campiña

 

FICHA TÉCNICA DEL VIAJE

Año:

Agosto/Septiembre 2000 (datos actualizados en 2010)

Duración del viaje:

22 días y medio.

Kilometraje total:

9.683

Relato publicado en “El Camping y su Mundo” (nº 158/159 - junio - sept. 2001)

 

Nota: A pesar del tiempo transcurrido desde la realización del viaje, se ha actualizado toda la información susceptible de ser puesta al día, por lo que su contenido mantiene, en la medida de nuestras posibilidades, su plena vigencia.

 

 Hacemos también constar que la información práctica que se facilita en el relato se hace a título personal, con la intención de que pueda resultar lo más útil y ajustada posible. No obstante recomendamos que, en evitación de sorpresas y contratiempos, antes de emprender el viaje, confirméis los horarios, precios, y demás datos susceptibles de variación o modificación. ¡Y buen viaje!

 

 

 

RUTÓMETRO

FECHA

ETAPA

KM./DÍA

Viernes, 11 de agosto 2000

Valladolid-Salles (Francia)

600

Sábado, 12 de agosto

Salles-París/Champigny

658

Domingo, 13 de agosto

París/Champigny-Parc Astérix-Area Münster

628

Lunes, 14 de agosto

Münster (Alemania)-Malmó/Lomma (Suecia)

802 +30

Martes, 15 de agosto

Costa sudoste sueca

195

Miércoles, 16 de agosto

Lomma-Góteborg/Góteborg

259 +39

Jueves, 17 de agosto

G6teborg (Suecia)-Oslo (Noruega)

313 +17

Viernes, 18 de agosto

Oslo

52

Sábado, 19 de agosto

Oslo-Laerdal

340

Domingo, 20 de agosto

Laerdal-Flam-Aurland-Laerdal

108

Lunes, 21 de agosto

Laerdal-Bergen-Laerdal

460

Martes, 22 de agosto

Laerdal-Olden/Olden-Briksdal

165 +19

Miércoles, 23 de agosto

Olden-Stranda/Golden Route

109 +156

Jueves, 24 de agosto

Strand-Alesund/Runde

54 +129

Viernes, 25 de agosto

Alesund-Hollerud

538

Sábado, 26 de agosto

Hollerud-Kristiansand-Aalborg (Dinamarca)

398

Domingo, 27 de agosto

Aalborg (Dinamarca)-Hameln (Alemania)

676

Lunes, 28 de agosto

Hameln-Hannover (Expo 2000)-Hameln

120

Martes, 29 de agosto

Hameln-Ruta «Cuentos de Hadas»-Kassel

483

Miércoles, 30 de agosto

Area autopista Ludwigshaffen (Alemania)-Souillac (Francia)

1.003

Jueves, 31 de agosto

Región del Quercy

178

Viernes, 1 de septiembre

Región del Périgord Noir

144

Sábado, 2 de septiembre

Souillac-Monpazier (Francia)-Valladolid (España)

781

 

TOTAL

9.683

 

 

 

 

INGLATERRA Y GALES:

Historia, Castillos y Campiña - 2003

 

 

 

LA INTRODUCCIÓN.

 

Siete años ya del primer viaje a Gran Bretaña y la verdad, apetecía volver. ¡Hay tanto que ver y hacer al otro lado del Canal de la Mancha!.

 

Aquella vez subimos hasta la idílica y verde Escocia, pero esta vez decidimos centrar la estancia en Inglaterra, con alguna que otra “incursión” a Gales. Y es que, a pesar de ser una isla, Gran Bretaña es tan grande como media España y su riqueza cultural e histórica es tan de primerísimo orden que hay que planificar muy bien el itinerario, pues es literalmente imposible abarcar de una vez todo lo que el país ofrece. La web oficial de la oficina de turismo británica es una maravilla, en ella lo encontraréis casi todo. www.visitbritain.com (en castellano y catalán).

 

 Decidimos recorrer el sur y el centro de Inglaterra, dejando Cornualles en el tintero por falta material de tiempo. El norte de Inglaterra no es particularmente atractivo, exceptuando York.

 

¿Y Londres?. La City es punto y aparte y merece un detenido comentario. Si no la conocéis, entonces no hay excusa para no ponerse a ello. En el anterior viaje le dedicamos un día, pero en ese tiempo, como mucho, se pueden recorrer los puntos más emblemáticos y poco más, lo que sabe realmente a poco. Al menos se requieren 3 ó 4 días para disfrutar dignamente de la ciudad. Lo que ocurre es que si hay que dedicar tantos días a la capital, entonces nos faltará tiempo para lo mucho que hay que ver lejos de Londres, salvo que dispongamos de varias semanas, por supuesto.

 

Otra cuestión a valorar son los desplazamientos desde el camping. No siempre es cómodo ni barato desplazarnos al centro desde los alrededores. Y lo sabemos por experiencia. Lo mejor es dejar el coche y usar el transporte público. Es caro y no siempre a mano, pero solución al fin y al cabo. Existen varias modalidades de bonos de transporte. En ese aspecto el extranjero está muy bien tratado. Eso o recurrir a otras alternativas.

 

Por nuestra parte el dilema estaba resuelto desde la anterior visita. Por mi parte me prometí volver a Londres los días necesarios para disfrutarla a gusto, pero en plan hotel y avión. Así estando alojados en pleno centro, podríamos olvidarnos de los latosos desplazamientos. Lo cumplimos en enero 2003 y, a pesar del invierno, fue estupendo.

 

Pero volvamos al campismo que, al fin y al cabo, es lo importante. Nuestra infatigable compañera de viaje es una caravana “Rápido Club 39 T”, de techo elevable, cuyas aptitudes ruteras son de quitarse el sombrero.

 

 

 

¿FERRY O EUROTÚNEL?.

 

Como Gran Bretaña se encuentra allende el mar, llegar con caravana o con autocaravana obliga a embarcar en un ferry o pasar por el Eurotúnel. Eso implica un sustancial encarecimiento del viaje, especialmente con caravana, a las cuales gravan de lo lindo – sin saber muy bien porqué - por lo que interesa estudiar bien todas las opciones y ofertas que nos brindan que, afortunadamente, no son pocas.

 

En el 97, por aquello de la novedad, pasamos por el Eurotúnel. Es un medio cómodo y rápido y sólo un poco más caro que los barcos si se aprovechan bien las ofertas. Es bastante menos emocionante de lo que podría parecer. Es como ir en el metro. En 35 minutos te deja en la otra orilla. El tren es futurista y se viaja sentado en el mismo coche.

 

Tanto las navieras como el Eurotúnel ofrecen importantes descuentos si la reserva se hace con bastante antelación, algo muy recomendable porque los costes por anulación suelen ser bajos y permiten asumir el pequeño riesgo con tranquilidad.

 

Las dos compañías que operan en el Canal de la Mancha son “Seafrance” y “P&O Stena”. Nosotros cruzamos con “Seafrance”, que es algo más ventajosa. En concreto aprovechamos una oferta consistente en reservar y pagar el billete antes de 1 de abril a cambio de una reducción del 40%. Teniendo en cuenta que el billete normal, con caravana, ascendía a casi 700 € (tarifas 2003), es fácil calcular el importante ahorro. Y los gastos de cancelación sólo suponen 45 € si por algún motivo hubiera que suspender el viaje. Los sitios de internet son: www.seafrance.com, www.poferries.com y www.eurotunnel.com;

 

Como los días de vacaciones son siempre escasos, conviene aprovecharlos lo mejor posible. Y si hemos de cruzar el Canal, aún más, que no es cosa de ir y venir cada fin de semana. Una cuidadosa planificación del itinerario hace el viaje más agradable. Hemos utilizado Internet a tope, sobre todo para obtener información sobre precios y horarios y también para decidir, viendo fotos, si la visita a un pueblo o localidad merecía la pena.

 

Por otra parte también disponíamos de una amplia variedad de folletos recopilados en las ferias de turismo “Fitur” de Madrid e “Intur” en Valladolid. Y por supuesto no pueden faltar las Guías de Viaje, insustituibles a la hora de conocer los lugares de más interés. Y hablando de Internet, la web www.viamichelin.es es fantástica a la hora de planificar rutas y buscar mapas o lugares.

 

 

EL INICIO DEL VIAJE:

 

Salimos de Valladolid el jueves 14 de agosto de 2003 por la tarde y pernoctamos, como era habitual entonces, en el camping “Le Caravanier”, en Saugnac et le Muret, a 525 kms de casa y cerca de la autovía. Llegamos a las 22,45 h.; Era un camping sin barrera, abierto por la noche, pero nos encontramos con la sorpresa de que habían instalado una automática desde nuestra última visita. Afortunadamente cerraban a las 23,00 h. y aunque fuese por los pelos, no tuvimos problema para acampar. Si no la alternativa hubiera sido el área de autopista de Bordeaux-Cestas, unos 40 kms. más adelante, siempre muy concurrida en verano.

 

Para saber más de la mejor ruta para llegar a Calais, por París, desde la frontera de Irún, pinchad en este enlace. Y si queréis ahorrar unos euros en los repostajes franceses, haced lo mismo en este otro.

 

Salimos del camping a las 5,30 de la mañana, con el ferry reservado a las 19,45 h y con 900 kms. todavía por delante. Dado que el 15 de agosto también es fiesta en Francia, encontramos poco tráfico e hicimos un viaje cómodo y veloz. Cruzamos París a las tres de la tarde sin retenciones y a las seis y media estábamos en Calais. Tuvimos suerte y pudimos cambiar el billete para salir en el ferry de las 19,00 h. que, además era el “Rodin”, el ferry más moderno del Canal. Lo cruza en tan sólo 80 minutos, diez menos de lo normal. Y tras una travesía sin historia, pronto tuvimos a la vista los blancos y famosos acantilados de Dover.

 

 

Y TOCÓ CONDUCIR POR LA IZQUIERDA...

En cuanto pisamos suelo británico tuvimos que cambiar el chip y circular por la izquierda. Curiosamente esta vez me adapté con suma rapidez, quizás por haberlo hecho ya. Lo cierto es que es más fácil de lo que parece. Es cuestión de ir atento y prestando mucha atención al retrovisor derecho. La colaboración del copiloto es fundamental para los adelantamientos y los cambios de carril, en especial circulando detrás de un vehículo grande que dificulte la visibilidad. También hay que ser muy prudente en las múltiples rotondas, pues los coches vienen por la derecha, algo a lo que no estamos habituados, por lo que al incorporarnos al tráfico deberemos hacerlo por la izquierda. Así que nadie deje de ir a Gran Bretaña porque le dé yuyu lo de la izquierda.

 

Veréis qué pronto circularéis sin problemas, aunque la estrechez de las vías resulte muy enervante. También lo es la abundante presencia de señales de aviso de radar y la frecuente ausencia de arcenes. La circulación por las carreteras, en general, es densa y lenta, por lo que podéis prever promedios reales de 60-65 kms/hora, independientemente de llevar o no caravana. El límite de velocidad en autopista es de 112 kms. Las sanciones son severas y no es cosa de jugársela, aunque nosotros no tuvimos ningún contratiempo con la policía.

 

Otra cuestión a observar es que, a veces en las rotondas las señales que indican una determinada carretera están pintadas en el suelo. Como el tráfico abundante es algo habitual, no es raro que los coches tapen las indicaciones lo que impide verlas a tiempo, con el subsiguiente peligro al pretender enmendar el involuntario desaguisado. En fin, que en todas partes cuecen habas, pero insisto en que la sangre no llega al río.

 

Como llegamos a Inglaterra antes de lo previsto nos animamos a ir hasta Arundel, a 185 kms. de distancia, en vez de quedarnos cerca de Dover a pasar la noche. A las 22,30 h. (hora local), entrábamos en el “Maynards Camping Caravan”. Afortunadamente no tenía barrera y, a pesar de la hora, pudimos acampar.

 

 

 

LA DECIMONÓNICA BRIGHTON Y LA MEDIEVAL LEWES.

 

A la mañana siguiente, después de pasar por recepción, nos acercamos a Brighton. Ésta ciudad tenía un significado muy especial para nosotros, pues en el anterior viaje, al entrar en la ciudad, tuvimos la fortuna de advertir a tiempo la inminente ruptura de la bola de enganche del coche, algo rarísimo, pero de imprevisibles consecuencias. No sabemos el motivo, pero la pillamos a punto de romperse del todo. Aquel día, especial también por ser el del funeral de Lady Di, sentimos que si no habíamos nacido de nuevo, como poco nos habíamos ahorrado un asunto muy peliagudo. Debido a la reparación del enganche – afortunadamente se atrevieron a soldarlo - y a que teníamos que regresar al día siguiente, la visita a la ciudad tuvo que quedarse en el tintero, pero nos prometimos que la primera parada del siguiente viaje sería a Brighton y lo cumplimos, vaya si lo cumplimos.

 

Aparcamos en el “Park and Ride” (P+R) que hay en la carretera de acceso a Brighton. Dejamos el coche en un aparcamiento público al aire libre y cogimos el bus allí mismo. Sólo es necesario pagar el billete, pues el parking es gratuito (1,5 libras por persona). Un sistema cómodo, inteligente y barato, pues los parkings públicos son escasos y carísimos en el centro de las ciudades británicas.

 

Brighton es una ciudad costera muy animada y de decadente encanto. Su atracción más famosa es el “Royal Pavillion”, el impresionante palacio con pinta de “Taj Mahal” que mandó construir, como residencia de verano en el siglo XVIII, el entonces futuro rey Jorge V, a la sazón Príncipe de Gales. Exteriormente parece un palacio indio, pero su suntuoso interior es de estilo oriental. Son particularmente espectaculares la cocina, con columnas imitando palmeras y el “Banqueting Room”, con su gigantesca mesa esperando a unos invitados que no irán a cenar y su no menos impresionante lámpara con un enorme dragón dorado en el techo.

 

Sin embargo lo que nos dejó estupefactos del todo fue ser testigos, en el Salón de Música, del reportaje gráfico de la boda de una pareja de... ¡punkies!. Y si alguna vez creímos haberlo visto todo nos equivocamos de plano. Ella, con más hamburguesas de la cuenta en el cuerpo y embutida en un traje de plástico blanco, recubierto de hebillas, lucía una llamativa cresta fucsia y amarilla. Él, con un elegante traje gris y camisa negra, paseaba orgulloso una impecable cresta verde manzana. Y allí estaban los recién casados, bien ufanos, posando a más posar en el más puro estilo tradicional. Pero ¿no se suponía que eso de ir de punk iba de contracultural?. Vivir para ver. En el jardín el espectáculo era surrealista a tope. Los padres y familiares, de boda como está mandado. Pero de los amigos de los novios qué decir. ¡Menudo festival de crestas multicolores, hebillas, argollas y botazas militares!. Eso sí, que no faltase el cochazo de lujo, “of course”. Posteriormente nos enteramos que los castillos y palacios del Patrimonio Nacional se pueden alquilar para reportajes de boda. Y esa no sería la única del viaje.

 

Volviendo a Brighton, uno de sus atractivos son “The Lanes” - el antiguo barrio pesquero - un entramado de callejuelas rebosantes de animación, llenas de comercios, pubs y restaurantes. Otro lugar a tope de gente y ambiente es el “Palace Pier”, un antiguo muelle victoriano convertido en una abigarrada mezcla de parque de atracciones, chiringuitos de comida, actuaciones y máquinas tragaperras. Kitch a tope. Por supuesto tampoco faltan los bañistas en la playa del Paseo Marítimo, a la vera de hoteles de estilo georgiano. Y es que la temperatura invita al baño.

 

Acabamos el día en la población medieval de Lewes, a pocos kilómetros de Brighton. Su centro histórico, su High Street georgiana y su castillo son bastante interesantes, pero es mejor verla cuando hay gente por la calle, es decir, en horario comercial. Entre las cinco y las seis de la tarde las tiendas cierran y, al igual que en muchos países europeos, las ciudades se vacían rápidamente, lo que quita mucho encanto a la visita. En esos casos se hace realidad el dicho de que “a quien madruga, Dios le ayuda”.

 

 

EL ASTILLERO HISTÓRICO DE PORTSMOUTH.

 

El domingo amaneció caluroso y soleado. Arundel, el pueblo del camping, tiene uno de los castillos más grandes e impresionantes de Gran Bretaña, pero aprovechamos la fiesta dominical para quitarme “otra espinita clavada”: la visita a los astilleros históricos de Portsmouth, a 50 kms. del camping. Es el principal museo naval británico y una verdadera gozada para los amantes de los barcos históricos.

 

Sus tres joyas son el “HMS Mary Rose” -o más bien lo que queda de él- que fue buque insignia de la flota de Enrique VIII, y que naufragó en 1545 con toda su tripulación y equipaje nada más zarpar. En 1982 se localizaron y rescataron los restos del barco que actualmente se exponen en una nave especial donde se le riega permanentemente con un producto químico que evita que se pudra. Son los únicos restos navales del siglo XVI que quedan en el mundo. Su interés histórico radica en la enorme cantidad de objetos de la época encontrados en el naufragio y que ha permitido conocer de primera mano como era la vida de la marina de guerra en la época Tudor. El museo está en un edificio cercano.

 

La segunda joya es el “HMS Victory”, el famoso buque del almirante Nelson, vencedor en 1805 de la batalla de Trafalgar contra franceses y españoles. Está totalmente restaurado y su visita es muy impactante, especialmente al comprobar las condiciones de vida de la marinería. El instrumental del cirujano de a bordo es realmente espeluznante. Se agradece haber nacido en el siglo XX.

 

El tercer gran buque a visitar es el “HMS Warrior”, el primer acorazado de la historia. Aquí la marinería ya disfrutaba de mejores condiciones de vida que en el “Victory” y podremos aprender cómo era la vida en el mar durante el siglo XIX.

 

La visita al complejo ocupa perfectamente toda la jornada (de 10 a 17,30 h.), incluso llegando a primera hora el tiempo no sobra en absoluto. La entrada cuesta 14,85 libras, e incluye un paseo en barco por el puerto de Portsmouth. Nosotros no tuvimos tiempo de hacerlo, preferimos centrarnos en los barcos y las exposiciones.

 

Aunque no lo vimos - conocemos los de la otra orilla - otro de los museos de renombre de la ciudad es el dedicado al “Día D”, pues de Portsmouth zarpó la flota aliada que desembarcaría en Normandía en 1944 y cambiaría el rumbo de la Historia.

 

Al salir del museo dimos un paseo por “Old Portsmouth”, lo que queda del antiguo barrio pesquero, que aún conserva algunas casas de entramado de madera.

 

De regreso al camping nos detuvimos en Chichester, ciudad famosa por su catedral gótica. Lástima de nuevo que sus calles desiertas le quitasen mucho encanto al paseo.

 

 

LACOCK Y LA “DORADA” BATH:

 

Y con el lunes llegó el primer cambio de camping. Nos trasladamos a la coqueta población de Lacock, en el suroeste de Inglaterra, a 170 kms. de Arundel. Acampamos en el “Piccadilly Caravan Site”, un buen camping si dejamos a un lado su quisquilloso propietario. El buen señor se puso muy pesado por cómo teníamos que emplazar la caravana. Para colmo vocalizaba fatal y yo sudaba tinta china para entenderlo. La zona de acampada era un rectángulo de césped con “carriles” empedrados para las caravanas. El motivo de la disputa se debía a que el dueño se empeñaba en que la colocásemos mirando al seto a fin de que la puerta quedase en la parcela que nos correspondía, pues las caravanas británicas tienen la puerta en el lado izquierdo, situadas al lado contrario de las nuestras. Lo absurdo de la cuestión es que... ¡estábamos prácticamente solos!. Yo intentaba explicarle que colocarla como él quería nos implicaba unas molestias que no se justificaban por la soledad del paraje, ya que no causaríamos ninguna molestia a nadie. Después de casi una hora de “tira y afloja”, terminó accediendo a que la colocásemos al revés, pero estando ya instalada se lo repensó y volvió a la carga erre que erre, hasta que por fin se marchó.

 

Por lo menos la experiencia me sirvió para comprobar que puedo discutir muy apañadamente con los súbditos de su Graciosa Majestad y salir airoso del asunto. Sin embargo ahí no terminó la cosa, no. El buen señor no sólo era un pejiguera redomado, también demostró ser de los que no olvidan una “afrenta”.

 

Dos días después, decidimos alargar la estancia un día más y cuando fui a comunicárselo, me dijo que lo sentía mucho, pero que mi parcela estaba reservada para ese mismo día – ya se ocupó en enseñarme una hoja con las parcelas dibujadas y el nombre del nuevo ocupante en la mía – y apuntilló que si queríamos quedarnos tendríamos que mover la caravana a otra plaza y, por supuesto... ¡colocarla en la posición que él me dijera!. Menudo era el tío, como para que se vayan de Gibraltar...; Podéis imaginar lo que sucedió a continuación: ¡Hasta luego, Lucas!.

 

Mientras tanto, rebobinemos y retornemos a la llegada. Una vez acampados y liberados de tan coriáceo señor, nos acercamos a Lacock. Este pueblo es propiedad del “National Trust”, una de las organizaciones que cuidan del patrimonio artístico británico. Un pintoresco pueblecito de casas de piedra dorada muy bien conservado. Lacock también es famoso por su abadía y por ser la cuna del inventor del negativo fotográfico, William H. Fox Talbot. Un museo recuerda su invento, al que tanto debemos y que ahora se encuentra en franco peligro de extinción.

 

Y después de Lacock nos esperaba una ciudad, Bath, a la que personalmente tenía muchas ganas de conocer. Sus edificios, del siglo XVIII, cuando se puso de moda entre la nobleza para ir a tomar los baños, le dan un aire muy diferente a lo que puede verse en Inglaterra. El color miel de la piedra de sus casas proporciona a la ciudad una unidad de estilo francamente reseñable.

 

Sus orígenes se remontan a los celtas y, después a los romanos, quienes construyeron los baños en honor de la diosa Sulis Minerva. Desde luego éstos son una visita obligada y valen la pena de veras, aunque se hayan visto otros. La ciudad tiene muchos más encantos: la abadía gótica junto a los baños forman un conjunto arquitectónico impresionante, el puente cubierto de Pulteney, y los complejos urbanos del siglo XVIII y XIX - The Circus y “Royal Crescent”, circular el primero y en forma de herradura el segundo. Lástima que la piedra esté tan sucia, pero aún así conservan ese aire tan británico de la recordada serie de TV “Arriba y Abajo”. Si tenéis suerte y está abierto, en el nº 1 de “Royal Crescent” es posible visitar una de las casas y apreciar de primera mano cómo era la vida de los señores y de la servidumbre en el siglo XIX. “Royal Crescent” se encuentra a unos quince minutos andando desde la Abadía, que es el “centro” de la ciudad.

 

EL “GREAT BRITISH HERITAGE PASS”:

 

El “Great British Heritage Pass” es un auténtico hallazgo para visitar los más de 600 castillos, mansiones, abadías y casas solariegas británicas. De venta sólo a extranjeros, este carnet hace posible ver montones y montones de propiedades del Patrimonio histórico y artístico por un módico precio. Puede comprarse para 4,7,15 días o un mes. Cuanto más tiempo, más barato es. El de 4 días cuesta (2004) 22 libras, el de 7 cuesta 35 (55 €), el de 15 días, 46 libras y el de un mes 60 libras.

 

En www.visitbritain.com tenéis toda la información necesaria sobre el GBHP. La forma más rápida de acceder a la información es a través de Google, indicando su nombre. Allí encontraréis la relación completa de monumentos incluidos en el pase, lo que os permitirá planificar bien vuestra visita. Se puede comprar en España, pero nosotros preferimos hacerlo allí mismo por si acaso Incluso nos salió algo más económico por aquello del cambio de moneda. De todas maneras no se puede adquirir en cualquier parte y sólo admiten el pago en efectivo, algo que hay que tener en cuenta. En la web viene la lista de puntos de venta. Exigen el pasaporte o el DNI para adquirirlo y es personalizado. Empieza a funcionar en la primera visita que se haga. Conviene precisar que las entradas a castillos y demás suelen ser bastante caras en general, por lo que resulta muy, muy interesante su compra. Por ejemplo, está incluido el castillo de Windsor, ¡cuya entrada supone, él solo, un tercio del precio del pase de una semana!.

 

Nosotros lo adquirimos en la oficina de turismo de Bath y lo estrenamos en los baños romanos que, insólitamente para lo que se estila en el país, ¡cierran a las diez de la noche!. Compramos el de una semana y tuvimos la suerte que el taquillero de los baños no marcó los pases con lo cual ganamos un día extra.

 

Los baños son muy atractivos. Por su enclave, por el montaje de la exposición, por la piscina y por el manantial que sigue igual que hace miles de años. No os lo perdáis. En la entrada te proporcionan gratuitamente un aparatito de esos que te va contando la película en castellano lo que hace la visita aún más interesante.

 

En fin, que Bath es una ciudad que no hay que dejar en el tintero. Su ambiente callejero es bullanguero. Lástima que el tráfico sea tan pesado. Cerca del centro hay un enorme parking al aire libre en el que aparcar es una odisea porque está siempre abarrotado, pero como los aparcamientos no abundan, pues hay que armarse de paciencia al igual que con los atascos. Siete horas estuvimos en Bath.

 

 

STONEHENGE, SALISBURY Y SHERBORNE.

 

Amaneció el martes y con él íbamos a saldar otra “deuda pendiente”, pues por fin podríamos estar cerca del famoso monumento megalítico de Stonehenge. El día de luto decretado por el funeral de Lady Di nos impidió verlo en el 97. Había llegado la hora del desquite. Hay 60 kms. de carretera desde Lacock.

 

No sabemos si sería por las ganas que teníamos de ver Stonehenge, pero la primera impresión fue bastante decepcionante. Visto desde el aparcamiento parece mucho más pequeño de lo que es y desde luego se quedó a leguas de provocarnos asombro. A medida que nos fuimos acercando nos fue gustando más. Sin embargo el gentío, numeroso a pesar de ser las 10 de la mañana, y el no poder acercarnos mucho al círculo de piedras tampoco ayudaba.

 

Sí, a pesar de todo me gustó, pero también esperaba más. Quizás tenía demasiadas expectativas, pero desde luego el “ambiente mágico” no se percibía por ningún lado. Puede que llevar el “chivato” –aquí también lo dan - pegado a la oreja fuera en parte responsable de la falta de “magia” que se le presupone al lugar, pero al menos resulta práctico y te cuentan las curiosidades del monumento, que no son pocas. Una hora estuvimos en mitad del páramo. La zona es muy rica en yacimientos prehistóricos incluidos en el GBHP.

 

A continuación nos trasladamos a la cercana ciudad de Salisbury, famosa por la aguja de su catedral, la más alta del país, con 123 metros de altura. Sin embargo, de camino nos detuvimos en Old Sarum (GBHP), el antiguo emplazamiento medieval de Salisbury. Hoy día es una colina verde en la que quedan restos del antiguo castillo y sus fosos naturales. Es interesante, pero sólo si tenéis el GBHP. En media hora estuvo visto.

 

Sin necesidad de pagar la entrada a la catedral, en el claustro podéis ver una maqueta que reproduce cómo era Old Sarum en sus buenos tiempos.

 

Aunque hay un P+R cerca de Old Sarum, a 2 kms. del centro de Salisbury, no vale la pena usarlo porque la ciudad es pequeña y hay un gran aparcamiento muy cerca de la plaza del mercado. En GB distinguen los parkings como “Short stay” (corta estancia) o “Long Stay” (larga estancia, mucho más baratos y que permiten aparcar más de dos horas). Funcionan con parquímetros y los vigilan a base de bien, así que tenedlo muy presente, que en la pérfida Albión te encasquetan el cepo a las primeras de cambio, así que pocas bromas con el aparcamiento ilegal.

 

Salisbury es una coqueta ciudad medieval, con muchas casas de entramado de madera y una magnífica catedral, aunque su interior no es igual de atractivo que por fuera. El martes es día de mercado, con precios de lo más asequible. Hicimos acopio de la gastronomía autóctona, especialmente quesos y embutidos, porque en general no es para tirar cohetes. Gracias al GBHP visitamos una mansión victoriana, la “Monpesson House”, muy cercana a la catedral. Una peculiaridad de esta catedral, única en toda Inglaterra, es “The Close”, el recinto que la rodea. Está formado por varias casas y por un parque enorme. Allí comimos. 3 horas estuvimos en Salisbury.

 

Dejamos el condado de Wessex y continuamos la visita por el de Dorset para acercarnos a la histórica ciudad de Sherborne, a la que llegamos a las cuatro de la tarde y todavía tuvimos una hora para verla con el comercio abierto.

 

Sherborne posee gran número de edificios medievales intactos y una abadía. Un paseo por el centro es sumergirse en la época de los castillos. Hay dos. El viejo Old Castle, en ruinas y el Sherborne Castle, cuyo dueño fue Sir Walter Raleigh, el favorito de Isabel I. Ambos están en el GBHP. Aunque lo mejor de todo fue encontrar una maravillosa tiendecita de adornos y utensilios de pastelería, atendida por una encantadora “mistress” inglesa.

 

Terminamos el día al sur de Sherborne para contemplar una rareza, “El Gigante de Cerne Abbas”, una figura de 55 mts. grabada en la ladera de la montaña, que data de la Edad de Hierro y que dicen que representa a Hércules, a 25 kms de distancia. Destaca también por el tamaño de sus “cachiporras”, la que blande en la mano y la que luce en la entrepierna. Se ve desde un mirador a pie de carretera, a bastante distancia. Si tenéis prismáticos mucho mejor. El pueblo, sin ser nada del otro mundo, tiene algunas casas estilo Tudor.

 

A 10 kms. del Gigante, en Godmanstone, podréis ver a pie de carretera el que pasa por ser el pub más diminuto de toda Gran Bretaña - el “Old Smith’s Arms” – en una casita de piedra con tejado de paja. Estaba cerrado, así que no aseguramos que os podáis tomar una pinta de cerveza.

 

 

EL TRASLADO A TEWKESBURY Y LA VISITA AL PUEBLO DE SHAKESPEARE.

 

Para el día siguiente estaba previsto trasladarnos a Tewkesbury, ciudad situada a 85 kms. al noroeste de Lacock. La elegimos por su situación central para realizar varias excursiones en los siguientes 6 días. En Tewkesbury hay varios campings, el mejor, al lado mismo de la Abadía.

 

Después de la inesperada salida del camping Piccadilly, a las 11,30 llegábamos a Tewkesbury, un interesante pueblo con una bonita abadía y las consabidas casas de entramado de madera estilo Tudor. Al llegar nos encontramos con algo a lo que no estamos acostumbrados ¡el camping de la abadía estaba completo debido al “puente” del fin de semana!.

 

Aviso a navegantes: el último lunes de agosto es festivo en Gran Bretaña. Tenedlo presente. En recepción nos dirigieron al “Avon Mill Holiday Park”, un pequeño y curioso camping que comparte terreno con un concesionario de autocaravanas, a 1 km. del pueblo girando a la izquierda desde la abadía. Nos atendió un hombrecito amable y orondo de orejas puntiagudas.

 

También estaba completo, excepto una diminuta plaza junto al pabellón de servicios y adosado al concesionario. Desde luego para estar seis días, algo rarísimo para nosotros, no era precisamente el camping de nuestros sueños, pero no era cuestión de andar “peregrinando” en busca del camping perfecto y nos quedamos con cierta resignación, aunque luego estuvimos muy a gusto. Desde luego de lo que no pecaba era de inseguridad. Los servicios y el acceso al recinto estaban bajo llave. Además le debimos caer bien al inglés con pinta de gnomo porque tuvo el detalle de regalarnos un día de estancia. El contrapunto al quisquilloso dueño del anterior camping.

 

Una vez instalados, nos fuimos a ver uno de los castillos más grandes y espectaculares de Inglaterra, el Warwick Castle, a 85 kms. de Tewkesbury. El castillo es propiedad del museo de cera “Madame Tussauds” y en su interior alberga dos exposiciones ambientadas con muñecos de cera: “Kingsmaker’s” dedicada a la época de la Guerra de las Dos Rosas y otra, llamada “Una fiesta victoriana de fin de semana”, muestra la vida de los Condes de Warwick en el siglo XIX.

 

El castillo está concebido como un gran parque de atracciones, con representaciones teatrales y otros entretenimientos. La entrada es cara, unos 20 €, pero afortunadamente está incluido en el GBHP. La ciudad de Warwick esconde rincones medievales muy interesantes.

 

Terminamos el día en Stratford Upon Avon, el pueblo natal de Shakespeare. Es una pequeña y bonita ciudad llena de casas estilo Tudor y muy orientada lógicamente al turismo, no en vano es uno de los lugares más visitados del país. Hay varias casas relacionadas con la vida del escritor y todas se visitan con el GBHP, pero con la costumbre de cerrar a las 17-18 h. el día apenas cunde y nosotros llegamos casi a las seis de la tarde, por lo que nos quedamos sin ver ni tan siquiera su casa natal. Todavía encontramos algún comercio abierto, pero a partir de las seis y media las calles quedaron vacías. Es increíble.

 

A las ocho menos cuarto llegamos al camping y poco después empezó un inesperado concierto de carillón ofrecido por la vecina abadía. ¡Qué bonito!, pensamos, pero una hora después aún seguían repicando las campanas y también al día siguiente, y al siguiente del siguiente...; ¿No fue Baltasar Gracián ese sabio quien aseveró que lo bueno, si breve, dos veces bueno?

 

 

LOS COTSWOLDS Y OXFORD.

 

Para el jueves teníamos reservada una excursión a los Cotswolds y a Oxford. Los Cotswolds es una región de suaves colinas, caracterizada por su arquitectura rural en piedra color miel. La mayoría de pueblecitos son muy parecidos y tuvieron su época de esplendor en los siglos XVI y XVII gracias al comercio de la lana.

 

¡Y estando en Gran Bretaña aún no hemos hablado del tiempo!. Con la canícula tan tremebunda sufrida en julio 2003, a mediados de agosto el tiempo en la isla era muy agradable y seco en general. Al cabo de una semana de estancia, sólo nos habían caído unas pocas gotas de lluvia. El jueves amaneció gris y nublado, pero sin arrancarse a llover.

 

En ruta hacia Oxford, a unos 80 kms. del camping, cruzamos los Cotswolds deteniéndonos en Broadway y en Chipping Campden. Especialmente éste último es el pueblo más encantador. Es prácticamente una calle, pero es precioso.

 

Para los amantes de la Fórmula 1, entre los que me cuento, diremos que esta zona sirve de cuartel general a varios equipos. En Enstone, cerca de Oxford, se encuentra el de Renault, el equipo de nuestro Fernando Alonso y en Grove está Williams. Lo único que se ve de Williams es la garita del vigilante de seguridad, y a Renault ni nos acercamos tan siquiera. Suelen estar muy protegidos de la vista de los curiosos. En cualquier caso me hizo gracia estar tan cerca de donde se “guisa” una parte de la historia de la Fórmula 1.

 

A pocos kms. de Oxford, se encuentra el impresionante “Blenheim Palace” (GBHP), lugar de nacimiento de Sir Winston Churchill y propiedad de su familia. Es un enorme palacio de estilo barroco, un poco sucio que todo hay que decirlo, rodeado de jardines. El interior es suntuoso y se visita con guía. Una hora y media nos llevó recorrerlo.

 

A eso de la una llegamos a Oxford. Aquí sí que utilizamos uno de los varios P+R que hay en la autopista de circunvalación. Su uso es imprescindible porque el aparcamiento en el centro es escaso y muy caro. Pagamos 0,60 libras por aparcar el coche todo el día y por 2,40 libras por persona nos llevaron y trajeron en autobús. La parada está en pleno centro y cada 10 minutos sale un autobús. Funciona de maravilla.

 

Después de ver tantas fotos de la ciudad y sus famosos Colleges, la verdad es que nos decepcionó un poco. Los edificios, a pie de calle, lucen bastante menos que a vista de pájaro. Imagino que el cielo gris no ayudaba a realzar su encanto, pero el ambiente en la calle tampoco era particularmente agradable. En fin, un pequeño chasco. Aunque nosotros no lo visitamos, el “Ashmolean Museum” es el más antiguo de Inglaterra, fundado en 1683, y alberga una variada muestra de objetos y pinturas. La entrada es gratuita, en cambio ningún College está incluido en el GBHP. Se paga una pequeña entrada para visitarlos por dentro.

 

A las 17,30 dejábamos Oxford para ir en busca del “Uffington White Horse”, 50 kms. al suroeste de la ciudad universitaria. La figura del caballo blanco es parecida al Gigante de Cerne Abbas, aunque lo duplica en tamaño. También se encuentra grabada en la piedra caliza de una colina, pero a diferencia del Gigante, se la ve bastante peor. De hecho a ras de suelo no se llegar a ver el caballo entero, lo que aún lo hace más asombroso. ¿Cómo lo hicieron?. También a diferencia del Gigante, aquí es posible llegar hasta la misma figura.

 

Está bien señalizado y desde el aparcamiento hay unos cientos de metros andando campo a través hasta el caballo. Lástima que para llegar a él las carreteras sean tan inmundas. Son realmente peligrosas por su estrechez y sus curvas. Id siempre pegados a vuestra izquierda porque detrás de cada curva a ciegas puede surgir la sorpresa. Desgraciadamente la estrechez de la vías es moneda corriente en todo el país, como ya he comentado.

 

 

INCURSIÓN EN EL SUR DE GALES: CARDIFF Y ALREDEDORES.

 

Al día siguiente nos dimos un paseo por el sudeste de Gales. Tewkesbury es un estupendo epicentro para visitar montones de sitios interesantes en un radio de 80-100 kms.

 

En el anterior viaje habíamos recorrido el norte de Gales Ahora le tocaba el turno a Cardiff, la capital, y sus alrededores.

 

Aunque sus orígenes son romanos, Cardiff es una interesante ciudad que se desarrolló en el siglo XIX como puerto de embarque del carbón de las minas de la zona. Uno de sus hijos ilustres es el cantante Tom Jones, antiguo minero. 

 

El auge de la ciudad tuvo lugar en los primeros años del siglo XX, obra del tercer marqués de Bute, un filántropo enamorado de la Edad Media y una de las fortunas más importantes en su época. Este personaje dejó su impronta especialmente en la “redecoración” de los castillos de Cardiff y del Castle Coch.

 

La decoración interior de ambos castillos es una colorista fantasía medieval y romántica. Puede que tenga un punto hortera, pero desde luego no deja indiferente. O gusta o repele. Ambos valen la pena y están incluidos en el GBHP.

 

Empezamos el día visitando el Castle Coch. Está en mitad de un bosque, a las afueras de Cardiff, y su aspecto es extrañamente germánico a causa de sus puntiagudas torres. Nada que ver con los castillos de Gran Bretaña. El Marqués de Bute lo restauró de sus ruinas y lo hizo decorar con dibujos de gran fantasía. También nos tropezamos con una boda, como en el Royal Pavillion, pero esta vez tanto novios como invitados eran bastante más elegantes. Mucho chaqué y mucho sombrero de copa.

 

Después nos dimos una vuelta por el cercano “Caerphilly Castle” (GBHP), una gran y poderosa fortaleza medieval. Rodeado de un foso, en mitad de un lago, sus torres y sus muros resultan impresionantes. Por falta de tiempo pasamos de entrar.

 

A las dos y media llegábamos a Cardiff. Aparcamos en un parking subterráneo próximo al Cardiff Castle (GBHP), situado en el mismísimo centro urbano. Entramos en un gran mercado cubierto y nos llamó la atención la poca higiene general de los puestos, especialmente las carnicerías. Desde luego tienen mucho que aprender de nosotros. Nada mejor que ver mundo para darnos cuenta de lo que tenemos en casa.

 

Lo más llamativo de la ciudad, aparte el castillo y el ayuntamiento, son sus galerías cubiertas. Hay muchas por todo el centro y sus comercios conservan todo el sabor de antaño.

 

El castillo cierra a las 18,00 h. pero la última visita empieza una hora antes h. Apuramos hasta el último momento la entrada para recorrer la ciudad. Las visitas son guiadas y su interior, como ya he comentado, es extremadamente fantasioso y colorista.

 

 

 

SHREWSBURY, CHESTER Y UN POCO DEL NORTE DE GALES.

 

Y si el viernes lo dedicamos al sur de Gales, el sábado estaba reservado para el norte, con idea de volver a los pueblecitos de Conwy y Llandudno que nos habían encantado la anterior vez. Sin embargo esta vez lo complementaríamos con las visitas a la preciosa ciudad de Chester - la que más nos ha gustado de todo el viaje - y a Shrewsbury. Fue también una larga jornada de coche, pues cayeron 575 kms entre ida y vuelta. Teniendo en cuenta que esa zona nos quedaba un poco a trasmano, la única opción para visitarla era haciendo un buen puñado de millas, la mayoría por autopista. Desechamos la idea de acampar por la zona porque suponía importante pérdida de tiempo en traslados y porque las rutas no terminaban de encajarnos. Preferimos hacer algunos kilómetros de más.

 

Shrewsbury es una interesante ciudad con edificios Tudor y con lo que queda de su antigua abadía. Me apetecía mucho visitarla por la curiosidad que me despertaba conocer personalmente el lugar donde transcurrían las peripecias del personaje de la escritora Ellis Peters -Fray Cadfael - el monje detective que cuidaba el jardín medicinal de la abadía durante la turbulenta Edad Media. Obviamente poco queda de entonces, pero me di el gustazo. De todos modos, quien no tenga tantos motivos para acudir a Shrewsbury como quien suscribe, tampoco se perderá nada que no se pueda verse con creces en Chester, por ejemplo.

 

A la una del mediodía llegamos a Chester y dejamos el coche en el P+R que hay en la carretera de Shrewsbury. El parking es gratuito y sólo se paga el bus, que te deja en pleno centro.

 

Chester es una pasada. Un festival de edificios Tudor, de entramado blanco y negro, con la peculiaridad de tener una esquina - The Rows - famosísima por tener desde la Edad Media comercios en las galerías de los edificios. Tanto la catedral, con el castillo o los restos romanos, a pie de calle como el anfiteatro o la muralla, son muy bonitos. Desde luego es una visita que no se puede quedar en el tintero. Tampoco os importe ver la ciudad en domingo. Las tiendas suelen estar abiertas y las calles están igualmente abarrotadas de gente. Precioso y sugerente, de verdad.

 

Chester se encuentra prácticamente en la “frontera” con Gales. A unos 70 kms. al oeste se encuentra el magnífico y coqueto pueblo de Conwy, dominado por uno de los castillos más imponentes de todo Gales. Desde luego el norte de Gales encierra una impresionante colección de enormes castillos medievales: Caernaforn, Harlech, Beaumaris, Conwy o el Penrhyn Castle, aunque éste último sea una recreación victoriana de un castillo medieval. Todos se visitan con el GBHP. Desde luego recomiendo dedicarles, al menos, un día entero. Nosotros lo hicimos la otra vez y fue estupendo.

 

Conwy está perfectamente amurallado y guarda intacto todo el encanto medieval en sus calles. Además del castillo, se puede visitar “Plas Mawr” (GBHP), la única casa de estilo isabelino del s. XVI que se conserva en Gran Bretaña. Está perfectamente restaurada y ambientada y nos gusto muchísimo la visita. Nos hizo mucha gracia encontrar un ancestro de nuestros modernos “Thetford”.

 

“Aberconwy House” es otra mansión incluida en el GBHP, pero lo que os recomendamos sin discusión es probar los espectaculares y deliciosos “fish and chips” que sirven en un local situado enfrente. Ciertamente, la gastronomía británica no es de tirar cohetes, pero las raciones de bacalao rebozado con patatas fritas que sirven ahí son impresionantes. Dimos cuenta del “fish and chips” sentados en el puerto, acompañados de la magnífica vista del castillo y de las pequeñas embarcaciones de la ensenada. Un memorable momento en compañía de las vocingleras, voraces y simpáticas gaviotas de Conwy. Es divertidísimo darles de comer. ¡Y no veáis con qué descaro os lo pedirán!. La rivalidad entre palomas y gaviotas es también muy divertida. En el puerto podréis conocer la que presume de ser la casa más pequeña de Gran Bretaña. No pertenece al GBHP.

 

Acabamos el día retornando a Llandudno, cercano a Conwy. Esa pequeña localidad costera, con una larga playa de cantos rodados, desprende un decadente, elegante y señorial encanto que, en cierto modo, recuerda a San Sebastián. No os extrañéis si veis un inusual número de cochazos de lujo en sus calles. Las gaviotas resultan tan tragonas como sus paisanas de Conwy.

 

El regreso se hizo bastante largo, 290 kms, al optar por la autopista. A las 22,15 entrábamos en el camping. A pesar de tanta milla, la excursión mereció la pena de veras.

 

 

UN DOMINGO “TIRADO POR LA BORDA”...

 

Los domingos siempre son días complicados de encajar en los viajes. Las ciudades están desiertas y, excepción hecha de mercadillos dominicales, suelen ser días adecuados para visitas a monumentos, parques, campo o cualquier actividad no sujeta a horarios comerciales. Así que decidimos pasar el domingo recorriendo los interesantes alrededores de Tewkesbury.

 

En una de nuestras guías mencionaban que en la cercana ciudad de Cheltenham, los domingos había mercado en el hipódromo. Después de dar vueltas y vueltas sin encontrar el dichoso lugar, al final resultó que lo que había era una convención de grupos cristianos, pero ni asomo de mercado. Un tanto contrariados decidimos resarcirnos visitando el alabado Sudeley Castle por sus famosos jardines (GBHP). Otro chasco. Las fotos del folleto publicitario eran demasiado optimistas respecto a la belleza del jardín. La verdad, nada del otro mundo y, para colmo, bastante descuidado. Más interesante es el papel histórico desempeñado por el castillo-palacio, última residencia de Catherine Parr -sexta y única esposa que llegó a sobrevivir al Rey Enrique VIII. En el interior del palacio hay varias figuras de cera de los ilustres personajes que habitaron el castillo.

 

Después nos acercamos al Wye Valley, pintoresco valle de Gales, en el que se encuentran las impresionantes ruinas de la Tintern Abbey (GBHP). De la enorme y poderosa abadía de la Edad Media sólo quedan los muros, pero desde dentro se puede apreciar y sentir toda la majestuosidad que tuvo en su época de esplendor. Cada recinto está bien señalizado y explicado, lo que hace más atractiva la visita, que nos ocupó tres cuartos de hora.

 

El resto del día fue un perfecto desperdicio y lo peor de todo, no puedo alegar ignorancia. A pesar que las fotos del publicitado y famosísimo parque natural de los Brecon Beacons en Gales del Sur ya hacían temer que su fama no parecía tan merecida – suaves colinas peladas, repeladas y requetepeladas – pudo más el - ¿y cómo vamos a irnos sin verlo? - que el sentido común. Y fuimos... y como era de esperar, metimos la pata. Lo hicimos bordeando el parque por la ruta norte hasta el insulso pueblo de Brecon. El resultado fue el temido, una kilómetrada de curvas y más curvas para ver un paisaje soso donde los haya. Quizás, penetrando en el interior del parque - donde pueden verse varias cascadas - el atractivo mejore un poco, pero desde luego para los que estamos acostumbrados a los paisajes de montaña de verdad, los Brecons son una solemne birria. En fin, no todo van a ser estupendas maravillas, ¿verdad?.

 

 

“VIAJE EN EL TIEMPO” A LOS ORÍGENES DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.

 

Con el lunes llegaba el último día de estancia en Tewkesbury. Ese día se reservaba para retornar al norte de Inglaterra, por la misma ruta que empleamos para ir a Shrewsbury, pero quedándonos bastante antes, en el Ironbridge Gorge Museum (GBHP) y regresar visitando una ruta de pueblos. Ironbridge conserva aún el primer puente de hierro de la historia y está considerado la cuna de la Revolución Industrial, allá por 1779. Es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

 

Bajo ese título se engloban varios museos relacionados con la industria del siglo XIX, esparcidos por toda la zona. Uno de los más interesantes es el “Blists Hill Open Air Museum”. Recrea la vida cotidiana de un pueblo minero del lugar. Es divertido porque los dependientes van vestidos de época y en el banco del pueblo cambian las libras modernas por los chelines y peniques de la época de Oliver Twist para hacer las compras en el lugar. Muy ricos los bollos de pasas de la panadería –recién horneados - y estupenda la cerveza autóctona que sirven en la taberna.

 

Blists Hill está al lado mismo del aparcamiento y del pabellón de visitantes. En la taquilla facilitan el “passport” para visitar los otros museos de la zona. Uno muy curioso es el “Tar Tunnel”. Su interés radica en que de las paredes del túnel rezuma alquitrán natural. Se recorre un pequeño trecho, iluminado, con un casco de obra en la cabeza. También visitamos el “Coalport China Museum”, una antigua fábrica de porcelana en la que aún se conservan los enormes hornos con forma de embudo. Terminamos la visita en el bonito pueblecito de Ironbridge, donde se alza el famosísimo puente de hierro sobre el río Severn.

 

Como teníamos intención de acercarnos a Ludlow, a las cinco menos cuarto dejábamos Ironbridge. Como habréis podido suponer, la visita a todos los museos de la zona lleva todo el día, aunque hay que tener en cuenta que a las seis ya han cerrado todos. La visita más larga, tres horas, se la lleva “Blists Hill”.

 

Cuando llegamos a Ludlow, a las cinco y media, la ciudad ya estaba “muerta”, como bien nos temíamos. Otro fiasco y otra decepción auspiciada esta vez por el entusiasmo del redactor de la Guía Fodor’s. Los casi 500 edificios catalogados por el Patrimonio que dicen hallarse en Ludlow no son para tanto. No es que la ciudad no sea bonita, que lo es, pero tampoco excepcional como podría pensarse. Teniendo en cuenta que se encuentra fuera de las rutas principales, en verdad no vale un desplazamiento ex – profeso. Lo mismo nos ocurrió con Leominster, ciudad que vimos de regreso al camping.

 

Cada vez procuramos asegurarnos por todos los medios que el lugar a visitar merezca realmente la pena cuando se trata de hacer algún desplazamiento a propósito, y aún así a veces pasan estas cosas. A la hora de describir ciertos lugares, algunos escritores de guías turísticas manifiestan pasiones y entusiasmos no siempre fáciles de comprender y compartir. Hoy en día eso lo tenemos resuelto gracias a internet, pues no hay nada mejor que buscar fotos del lugar. Y si lo que se ve no convence, pues asunto resuelto y fuera penas.

 

Después de seis días en un mismo camping –batimos nuestro propio record – el traslado nos pilló un poco desentrenados. Nuestro destino era la famosa Cambridge, 225 kms. al este de Tewkesbury.

 

 

RUMBO A CAMBRIDGE.

 

Después de un viaje sin novedades, exceptuando el intenso tráfico, a las 11,15 h. entrábamos en el “Highfield Farm Touring Park” de Comberton, a las afueras de Cambridge. Es un camping enorme y tranquilo, con buenas instalaciones. Una vez acampados, nos dirigimos al Park & Ride más cercano, a 12 minutos en automóvil desde el camping. Al igual que Oxford, Cambridge es una ciudad para andar a pie. Un autobús de dos pisos nos dejó en pleno centro.

 

En la plaza del mercado nos comimos una patata rellena en uno los puestos ambulantes. Compramos también algún que otro regalito, bastante caro por cierto. Al día siguiente, en York, encontramos el mismo objeto sustancialmente más barato.

 

Cambrigde, haciendo honor a su carácter universitario, es una ciudad bulliciosa y - para nuestro gusto - bastante más atractiva que Oxford. Aunque el cielo gris no ayudaba a realzar la belleza de sus Colleges, el carácter monumental se palpa mucho más en el ambiente. Por supuesto visitamos la famosa capilla del King’s College. Las vidrieras son preciosas, pero su techo de abanico es una pasada total. La entrada (5 €) no es barata, pero no defrauda.

 

También nos dimos una vuelta por los “Backs”, la zona de parterres de hierba – muy agostada por la reciente ola de calor – que hay entre los Colleges y la orilla del río Cam, con las típicas bateas remolcadas a golpe de pértiga por estudiantes deseosos de ganarse unas libras paseando guiris río arriba y abajo. En los Backs nos llamó la atención la prohibición de pisar los parterres salvo si eres profe de la universidad. “Only for teachers, of course”. Una muestra más del surrealista humor británico.

 

Las fachadas góticas de los Colleges alegran la vista y caminar entre nombres míticos como “King’s”, “Trinity” o “Queen’s” resulta muy evocador cuando piensas que en esos lugares han estudiado personajes que han marcado la Historia,

 

Entramos también en el patio del “Corpus Christi College” que es gratuito. No lo es, en cambio, “Queen’s”, pero su patio medieval y el comedor Tudor valen la pena lo que cobran. Además es la manera de acceder al “Mathematical Bridge”, un puente de madera del cual dicen que, si se retirasen todas sus tuercas, aún seguiría en pie. El puente es visible desde la calle.

 

Siete horas y media estuvimos en Cambridge. A las seis y media, después de recoger el coche, nos acercamos a Grantchester, un pueblo diminuto con una altísima concentración de casas con tejado de paja, situado entre Cambridge y el camping.

 

 

ESCAPADA AL NORTE DE INGLATERRA: LA MEDIEVAL YORK.

 

El miércoles hicimos una larga escapada al norte de Inglaterra, a la histórica ciudad de York, a 250 kms. de distancia. Después de dar muchas vueltas a la posibilidad de acoplar la visita a York de otra manera, acabamos optando por desplazarnos desde Cambridge, ya que, al quedar un tanto a trasmano, era la alternativa que menos nos trastocaba los planes. Y es que procuramos evitar en lo posible los cambios de camping, que siempre implican una mayor inversión de tiempo en traslados, localización, recepción y acampada.

 

Utilizamos de nuevo el sistema P+R. York es una ciudad excepcional. Tiene uno de los centros urbanos medievales mejor conservados, especialmente la muralla. Su catedral (Minster) es la catedral gótica más grande de Gran Bretaña, con el mayor vitral medieval del mundo y con un horario de visita poco habitual (7-20 h.). La entrada es muy cara, pero si preferís evitar el pago, lo que se ve desde las taquillas tampoco está nada mal. La ciudad conserva restos romanos y vikingos, no en vano fue la capital (Jorvik) de los invasores escandinavos en tierras británicas.

 

“The Shambles” es la callejuela medieval por antonomasia. Hoy abarrotada de gente y de tiendas para turistas, pero no ha perdido el encanto. Stonegate es otra de las calles famosas, especialmente por la figura de un diablillo rojo encaramado a una fachada. En Newgate encontraréis a diario el mercado, con precios inusualmente asequibles, como ya he comentado. Otra gran atracción de York, especialmente para los amantes del tren, es el “Museo Nacional Británico del Ferrocarril”. Debe ser una maravilla.. En un solo día se puede ver la ciudad, pero si hay que dedicar tiempo a los museos, entonces se hace necesario disponer, al menos, de otro día más.

 

 

Y TOCABA REGRESO, PERO ANTES, HABÍA QUE PARAR EN CANTERBURY.

 

Y llegó el jueves y con él la despedida de Inglaterra. Cambridge se encuentra a unos 200 kms. del puerto de Dover. Antes de abandonar la isla, pasamos la mañana en Canterbury para visitar la ciudad y su famosa catedral, sede del primado de la iglesia anglicana y lugar del asesinato de Santo Tomás Becket en el siglo XII.

 

Dejamos unas horas la caravana en el camping “Red Lion”, a las afueras de Canterbury. El camping, muy sencillo, lo regenta una encantadora y amabilísima señora que se empeñó en no cobrarnos ni un penique por la estancia. En atención a su cortesía le entregamos una begonia con nuestros colores para que tuviera un recuerdo de nuestro breve paso.

 

Si el buen tiempo había sido nuestro fiel compañero durante casi toda la estancia, la lluvia no quiso que abandonásemos Inglaterra sin despedirse. Llovió todo lo que quiso.

 

Dejamos el coche en un aparcamiento de larga estancia, el mejor es el próximo a la estación, muy cerca del centro medieval. Es también una ciudad amurallada, bastante menos atractiva que York, pero con su punto de encanto, aunque sólo sea por su relevancia histórica. La catedral, (4 libras), vale la pena, especialmente por ver el lugar del martirio del santo – señalado con una espada – y por la tumba del Príncipe Negro.

 

El centro medieval urbano esconde interesantes edificios Tudor y - situadas en extramuros – se encuentran las ruinas de la abadía (GBHP) fundada por San Agustín, pionero de la cristianización de la isla.

 

En algo más de cinco horas visitamos la ciudad y, después de recoger la caravana, a las cinco de la tarde llegábamos a Dover para tomar el ferry de regreso.

 

Tras 90 minutos de travesía sin historia en el “Seafrance Cezanne”, excepto por la lluvia y por tener que adelantar una hora el reloj, a las ocho y cuarto - hora continental - pisábamos suelo francés y... ¡a conducir por la derecha de nuevo!. La primera vez se me hizo algo raro, pero no así la segunda. Pasé de la izquierda a la derecha sin el menor problema. Digo esto para terminar de animar a quienes todavía guarden algún tipo de duda al respecto.

 

Nuestra intención, teniendo a Angoulême como destino, era cruzar París esa misma noche a fin de evitar los más que previsibles atascos matutinos. Y no nos equivocamos, porque a la mañana siguiente la radio no hacía más que hablar de los tremendos “bouchons” en las entradas a la capital.

 

A las doce de la noche paramos a dormir en el primer área de la autopista A 10, la de Limours-Janvry. No es un buen área. Es pequeña y oscura, pero estábamos demasiado cansados para seguir hasta la siguiente.

 

 

Y OCURRIÓ “LA GRAN AVERÍA”...

 

Tras más de 5.000 kms. y con el viaje tocando ya a su fin, estábamos encantados de lo bien que nos había ido todo. A las doce de la mañana y después de los más de 400 kms. hasta Angoulême, llegamos al camping de Champniers, al norte de la ciudad y allí sufrimos el que sería primer revés del día. Estaba cerrado por obras. Gracias a disponer de una completísima Guía de Campings de Francia, descubrimos que, en Sireuil, al suroeste, estaba el camping “Le Nizour”. No fue fácil encontrarlo, pero cuando entramos en el camping percibimos un tintineo que provenía de la rueda derecha de la caravana, así como un fuerte olor a quemado. Acampamos y, al desmontar la rueda, la cruda realidad se hizo patente. Se había gripado el rodamiento, el tambor se había rajado y toda la grasa estaba esparcida por la base de la caravana.

 

Llegados a este punto es necesario hacer unas cuantas precisiones. La primera, agradecer a los dueños del camping, Mr. y Mme. Roux sus desvelos y atenciones para ayudarnos en tan duro trance. Ellos nos consiguieron un taller para reparar la caravana y ellos se ocuparon de recogerla cuando estuvo reparada. Chapeau por su gentileza y amabilidad.

 

La segunda tiene que ver con el mantenimiento de los rodamientos. La mejor forma de evitar lo que nos pasó, es hacer periódicas revisiones al estado de las ruedas. Nuestro mecánico nos ha explicado que para evaluar de forma casera y sencilla el estado de los rodamientos, lo que hay que hacer es levantar la caravana hasta que la rueda no apoye en el suelo y entonces intentar moverla con las dos manos. Si no muestra holguras es que los rodamientos están en buen estado, en cambio, si la rueda se mueve, entonces hay que sustituirlos para evitar quedarnos tirados en cualquier parte. Es una reparación sencilla y de bajo coste que ahorrará muchos disgustos y tiempo, porque cuando se haya gripado, conseguir la pieza de repuesto Al-ko no va a ser tan sencillo y las vacaciones se irán al garete.

 

Y eso que nosotros, a pesar de la desgracia, tuvimos toda la suerte del mundo. Nos pasó de vuelta, a sólo 700 kms. de casa y al llegar al camping. Si eso mismo nos pasa en la autopista o en Inglaterra prefiero no pensarlo.

 

Era un viernes, pero no fue fácil encontrar un taller que se hiciera cargo de la avería. Al final, un amigo del dueño del camping, que tenía un pequeño taller de automóviles asumió la tarea. Se ocuparon de ir a recogerla al camping con la grúa y el dueño del camping la devolvió a su sitio hasta que pudimos volver a recogerla un mes después. En el taller tuvieron problemas para que el representante de Al-Ko en Angoulême le sirviera el semieje y después de varias semanas y 800 euros del ala pudimos recuperar nuestra compañera de viaje.

 

Y tercera reflexión. ¡contratad una póliza de asistencia en viaje específica para la caravana o remolque!. Es la manera de asegurarse que si la reparación se alarga más de tres días os la repatríen. No evita que se fastidie el viaje, pero al menos ahorra grandes gastos y disgustos. Aunque la repatriación de la caravana está incluida en la mayoría de pólizas de asistencia del coche cuando éste se avería, no ocurre lo mismo cuando lo que se estropea es la misma caravana, como fue nuestro caso. En tales circunstancias lo único que podemos hacer es disponer de un seguro para ella. Ahora ya lo tenemos. Por 15 € al año la hemos asegurado en la compañía “Arag”.

 

A las dos de la tarde y después de comer, Mr. Roux nos llevó por varios talleres de la zona hasta dar con el que nos la reparó. Por nuestra parte también hicimos algunas pesquisas por las áreas de caravanas de Angoulême, pero nadie quiso hacerse cargo de la reparación.

 

Al atardecer nos dimos una vuelta por la ciudad. Angoulême es esa típica ciudad por la cual siempre pasas y nunca paras. Y la verdad es que tiene suficientes encantos como para justificar sobradamente la visita. Cierto que tiene una cara cutre y decadente, pero su emplazamiento en lo alto de un cerro, con los “remparts” (murallas) y la catedral de St.Pierre, de estilo románico y aires bizantinos, hace que valga la pena detenerse en ella. Y aún hay algo más. Angoulême presume de ser la capital del cómic francés. No sólo alberga un interesantísimo museo sobre el tema – el “Musée National de la Bande Dessinée” – sino que todo el centro urbano es un muestrario de dibujos de algunos de los personajes de cómics franceses más famosos: Lucky Luke, los Pitufos, etc.; En la web de la ciudad vienen todas las escenas y sus emplazamientos.

 

Y con un regusto amargo, dejando nuestra caravana en tierras francesas, regresamos a casa poniendo el cartel de “The End” a un estupendo viaje por la vieja Inglaterra cuyo final no fue el que nos hubiera gustado, pero como también somos optimistas siempre damos gracias porque todavía podría haber sido peor. El sábado 30 de agosto volvimos a casa sanos y salvos, pero como no regresamos “todos”, aún quedaba por escribirse “el epílogo”.

 

 

EL EPÍLOGO.

 

Después de más conferencias telefónicas de las deseadas con el taller, esperando a que llegase la dichosa pieza de repuesto, casi un mes después por fin pudimos ir a por ella, tomándonos el viernes libre para alargar el fin de semana y aprovechar mejor el desplazamiento. El jueves 25 de septiembre por la tarde, retornamos a Sireuil.

 

Llegamos de madrugada al camping y gracias a la amabilidad del matrimonio Roux, la encontramos instalada y lista para llegar y dormir.

 

De esta manera se inicia el relato de un fin de semana largo por las regiones de Charente Maritime y el Poitou, situadas en el medio oeste francés, visitando las ciudades de Cognac, Angoulême, Poitiers, etc.

 

A la mañana siguiente, después de saludar a los dueños del camping – que gentilmente nos obsequiaron con unas entradas a la bodega de cognac “Rémy Martin” y otros vales descuento para distintas atracciones de la zona – después de haber abonado la factura del taller, nos dimos una vuelta por el “Musée National de la Bande Dessinée” (Museo del Comic) de Angoulême. En la magnífica librería del museo tuve la suerte de encontrar algunos ejemplares tras los cuales llevaba tiempo. Por el horario de visita de Rémy Martin, no pudimos quedarnos a visitar el museo y nos acercamos a Cognac, a 70 kms. al este de Angoulême.

 

Nada más entrar en Cognac se toma contacto con las bodegas de las marcas más famosas del licor francés por antonomasia: Napoleon, Courvoisier, Martell, Rémy Martin, etc.

 

Algunas se encuentran en pleno casco urbano, otras a las afueras como “Rémy Martin”, cuyas bodegas y viñedos ocupan decenas de hectáreas. La visita guiada, en francés, se realiza en un trenecito turístico. Se recorre el taller de construcción de barricas, los viñedos y las bodegas de envejecimiento, donde se proyecta una película, mientras el aroma a cognac –delicioso incluso para los no aficionados – impregna el aire. Finalmente se pasa a la demostración de destilación y a la degustación de un combinado. La visita dura una hora y la entrada cuesta 5 €.

 

Una característica típica de los edificios de la zona es que muchos se encuentran recubiertos por un hongo oscuro y “borrachín” que se desarrolla a partir de los efluvios de la destilación del cognac.

 

Pasamos el resto de la tarde en la ciudad, que conserva un importante castillo y una zona peatonal que conserva casas de entramado y edificios medievales.

 

 

ALREDEDORES DE POITIERS: LA VALLÉE DES SINGES Y FUTUROSCOPE.

 

Para el sábado teníamos prevista una escapada hacia el norte para visitar de nuevo a dos “viejos conocidos” de anteriores viajes: El parque de monos de Romagne – La Vallée des Singes – y “Futuroscope” en Poitiers.

 

“La Vallée des Singes” es un parque natural en el que se encuentran en libertad una enorme variedad de especies de monos. Se encuentra en Romagne, a unos 40 kms. al sur de Poitiers. La señalización desde las vías principales es muy buena y es sencillo llegar al parque. En la web encontraréis toda la información necesaria en castellano. La entrada cuesta 8,5 €.

 

Lástima que haya cambiado la legislación y ahora no se permita que los monos se te suban encima, pero sigue siendo muy divertido ver cómo acuden como posesos a la llamada para comer. Tres o cuatro horas pueden bastar para disfrutar enteramente del parque, pero está preparado con zonas de pic-nic para disfrutar del día completo.

 

A las tres llegábamos a Poitiers. Hacía 10 años que habíamos estado por primera vez y el retorno tenía algo de especial porque fue nuestra primera parada en territorio francés.

 

Como deseábamos aprovechar las ventajas de la entrada nocturna a Futuroscope, a partir de las seis de la tarde, eso significaba que disponíamos de casi tres horas para pasear por la ciudad, muy interesante por cierto. La iglesia de Notre Dame la Grande es la obra maestra del románico del Poitou, cuya fachada es impresionante. Las calles Gambetta y Cordeliers, peatonales, esconden numerosos edificios medievales, algunos con torretas en sus esquinas. La catedral gótica de Saint Pierre también se merece una visita. Es una ciudad agradable, con una zona peatonal muy animada que se aleja del estereotipo de ciudad francesa “desierta”. En cierta medida tiene un ambiente muy similar al de Burdeos, más similar a nuestro estilo de vida.

 

A las seis estábamos en Futuroscope, parque dedicado al mundo de la imagen, con una atractiva arquitectura futurista en sus pabellones. La entrada nocturna, a mitad de precio (15 €) permite la entrada al parque desde las seis hasta las nueve de la noche (en septiembre). En temporada alta el horario es más amplio, para lo cual sugiero consultar la web, muy completa, en la que se describen cada una de las atracciones. Como ya lo conocíamos de la otra vez, nos conformábamos con pasear por el parque, entrar en unas cuantas atracciones y ver el espectáculo nocturno multimedia en el lago del parque. No es el parque de nuestros sueños, pues las películas y proyecciones pecan de excesiva duración y se hacen un poco pesadas.

 

Recomendamos “La alfombra mágica”, en la que se proyecta un documental sobre la migración de las mariposas desde Canadá a México. La gracia de la atracción consiste en, además de ver el documental en la gigantesca pantalla de pared, “sentir que vuelas con las mariposas” al proyectarse también la imagen en el suelo de la sala. Es un efecto de lo más original.

 

Después de un considerable retraso en el inicio del espectáculo nocturno por motivos técnicos, a las diez y diez iniciábamos el regreso al camping, aún a 135 kms, eso sí, todo el trayecto fue por la autovía gratuita N-10, excepto los últimos diez kms. de carretera hasta Sireuil.

 

Y de esta manera, bastante mejor por cierto que la anterior, poníamos de alguna forma definitivamente término al viaje a Inglaterra.

 

Al día siguiente nos despedimos calurosamente de nuestros buenos amigos franceses y pusimos rumbo a casa. Ahora sí, ahora “todos” al completo. Pero como realmente el fin de un viaje nunca es del todo un “punto y final”, sino sólo un “punto y seguido”, de vuelta a casa decidimos cuál sería el destino de nuestras siguientes vacaciones... había llegado el momento, había llegado la hora del “Gran Viaje”, ¡Laponia y el Cabo Norte nos esperan en 2004!.

 

Campings visitados durante el viaje:

 

 

Población

 

Camping

Nº noches

Coste 

2 adultos/

día

Saugnacq et le Muret (F)

Le Caravanier

1

14 €

Arundel (GB)

Maynards Camping Caravan

2

10,5 libras

Lacock

Piccadilly Caravan Park

2

11 libras

Tewkesbury

Avon Mill Holiday Park

6

15 libras

Cambridge

Comberton Camping Carav.

2

11,5 libras

Sireuil (F)

Le Nizour

1

15 €

 

 En Gran Bretaña algunos campings suelen admitir tarjetas de crédito.

 

Precios del gasóleo - Agosto 2003

 

País

Horquilla de precios

Precios en euros

Francia

0,76-0,83 €

0,76-0,83 €

Gran Bretaña

0,75-0,78 libras

1,09 – 1,13 €

España

0,67 €

0,67 €

 

En Gran Bretaña los precios de los combustibles apenas varían entre gasolineras, y los precios de la gasolina y del gasoil son casi iguales, incluso a veces ligeramente superiores en el gasóleo.

 El cambio de la libra esterlina estaba en 1,45 €. No obstante resulta curioso observar “la paridad” de valores entre el euro y la libra. En muchos casos se da cierto paralelismo entre el coste de objetos similares. Lo que en el continente puede costar 1 euro, la misma cosa puede costar aproximadamente 1 libra esterlina al otro lado del canal. No hay más que observar los precios de los combustibles o de los campings para hacerse una idea.

 

 

 

Importe de las entradas: (No incluidas en la tarjeta “Great British Heritage Pass”)

 

ATRACCIÓN

IMPORTE – 1 adulto

Royal Pavillion - Brighton

5,95 Libras (2004)

Precios especiales para familias.

Museo Naval – Portsmouth

(Historic Dockyards)

15,50 Libras (2004)

Precios especiales para familias.

Capilla del King’s College - Cambridge

4 Libras (2004)

Menores de 12 años gratis.

Catedral de Canterbury

 

4 Libras (2003)

 

 

Importe de las entradas de las atracciones visitadas: (Incluidas en la tarjeta “Great British Heritage Pass”)

 

Precio para 7 días/adulto, 35 libras esterlinas. (No se admite pago con tarjeta de crédito).

 

ATRACCIÓN/Localidad

IMPORTE en Libras – 1 adulto

Roman Baths – Bath

8,50

Stonehenge

5,00

Old Sarum – Salisbury

2,50

Montpesson House – Salisbury

3,90

Warwick Castle - Warwick

13,50

Blenheim Palace - Woodstock

11,50

Castell Coch - Cardiff

3,00

Cardiff Castle

8,50

Plas Mawr – Conwy

4,50

Sudeley Castle – Cheltenham

7,75

Ironbridge Gorge Museum – Ironbridge

12,75

Ahorro obtenido con la GBHP sobre tarifa: 81,40 – 35 = 46,40 libras.

 

 

 

Rutómetro:

 

FECHA

ETAPA

KMS.

Jueves, 14 agosto 2003

Valladolid-Saugnacq et le Muret (Francia)

525

Viernes, 15 agosto

Saugnacq et le Muret (Francia) – Arundel (GB)

1.185

Sábado,16 agosto

Arundel – Brighton – Arundel

90

Domingo, 17 agosto

Arundel – Portsmouth – Arundel

113

Lunes, 18 de agosto

Arundel – Lacock

Lacock – Bath - Lacock

170

50

Martes, 19 de agosto

Lacock – Stonehenge – Salisbury – Sherborne

Cerne Abbas – Lacock

270

Miércoles, 20 de agost.

Lacock – Tewkesbury

Tewkesbury – Warwick – Stratford – Tewkesb.

85

155

Jueves, 21 de agosto

Tewkesbury – Cotswolds – Oxford – Tewkesb.

230

Viernes, 22 de agosto

Tewkesbury – Cardiff - Tewkesbury

285

Sábado, 23 de agosto

Tewkesbury – Shrewsbury – Chester – Conwy – Llandudno - Tewkesbury

570

Domingo, 24 de agosto

Ruta por Gloucestershire y Sudeste de Gales

330

Lunes, 25 de agosto

Tewkesbury – Ironbridge – Ludlow – Tewkesb.

250

Martes, 26 de agosto

Tewkesbury – Comberton (Cambridge)

Cambridge

225

25

Miércoles, 27 de agost.

Cambridge – York - Cambridge

497

Jueves, 28 de agosto

Cambridge – Cantebury

Canterbury – Dover

Calais – Área de Limours-Janvry (A10) (Fr.)

168 + 30

32

334

Viernes, 29 de agosto

Área autopista – Sireuil

Angoulême

495

35

Sábado, 30 de agosto

Sireuil (Angoulême) – Valladolid (E)

685

 

Total

6.834

Jueves, 25 de sept.

Valladolid - Sireuil (Angoulême)

685

Viernes, 26 de sept.

Sireuil – Angoulême – Cognac – Sireuil

113

Sábado, 27 de sept.

Sireuil – Romagne – Poitiers – Futuroscope - Sireuil

285

Domingo, 28 de sept.

Sireuil (Angoulême) – Valladolid (E)

685

 

Total

1.768

 

 

Guías Turísticas utilizadas:

 

Guía

Editorial

Comentario

“Gran Bretaña”

Guía Fodor’s

El País - Aguilar

Guía muy completa y bien estructurada, con informaciones de horarios y precios. Muy recomendable. Sin fotos.

“Gran Bretaña”

“The Rough Guide”

Ed. Sin Fronteras

 

Una pasada. Cara, pero imprescindible. Información detalladísima de lugares, horarios y precios. Comentarios ingeniosos y mucha información sobre campings. Incluye algunas fotos.

“Gran Bretaña”

Guía Visual Peugeot

El País - Aguilar

Lo mejor es que “ves” lo que hay porque toda la guía es “visual” como su nombre indica. El complemento perfecto para las dos anteriores. Es floja en cuanto a información. Muy recomendable.

 

 

  

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