óvil

 

 

El móvil se ha convertido en el mejor amigo del viajero. Hace de todo y, además, hasta podemos llamar a la familia y a los amigos. Bueno, eso de llamar es ya “muy antiguo”. Ahora mola más el “guasap”.

Coñas aparte, lo cierto es que el móvil nos proporciona una tranquilidad inmensa y para afrontar averías y accidentes es una ayuda imprescindible.

¡Qué tiempos aquellos en los que, ante cualquier avería, había que andar buscando desesperadamente un lugar donde llamar a la grúa!

 

 

 

Afortunadamente esos apuros ya son historia y hoy, salvo inoportunas descargas de batería, el móvil se ha convertido en un elemento esencial del viaje.

No descubriré ahora sus muchas aplicaciones, pero sí quiero hacer hincapié en algunas cosillas, que aunque sean de sentido común, conviene tenerlas siempre presentes: la primera, no olvidarnos el cargador (menos mal que ahora, con los de tipo USB, es más fácil que alguien nos lo preste. La segunda, llevarlo siempre cargado.

Tampoco hay que olvidar activar el “roaming” para los viajes fuera de España y asegurarnos que no tenemos restringidas las llamadas desde fuera (que eso ya lo he sufrido yo sin haberlo pedido).

Muy importante: ¡Recordemos que Andorra no pertenece a la Unión Europea y usar allí el teléfono o internet puede ser una experiencia más que religiosa, diabólica! Alguno hay por ahí que se ha gastado más en teléfono que en perfumes…

En fin, el móvil nos conecta al mundo y nos saca de apuros cuando es de menester, pero ayudemos un poco y tengámoslo siempre a punto…