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AlsaciA,

¡Viaje al corazón de la Navidad!

 

Todo lo que necesitas saber

para vivir una experiencia inolvidable 

 

 

FECHA

ETAPA

KMS.

Viernes, 5 dic. 2014

Valladolid - Área de Beaune les Mines (A 20)

832

Sábado, 6 diciembre

Área de Beaune les Mines – Beaune (Borgoña)

Dijon

394+98

Domingo, 7 diciembre

Beaune - Obernai

Ribeauvillé – Aeropuerto - Mulhouse

329+245

Lunes, 8 diciembre

Estrasburgo

64

Martes, 9 diciembre

Mulhouse (Cité de l’Automobile) -

Freiburg im Breisgau

244

Miércoles, 10 diciembre

Riquewihr y Colmar

119

Jueves, 11 diciembre

Obernai – Baden Baden

8+199

Viernes, 12 diciembre

Obernai - Aeropuerto - Ranchot

Besançon - Montbéliard

300+226

Sábado, 13 diciembre

Ranchot - Área de L’Estalot (Bordeaux) A-10 (Fr.)

679

Domingo, 14 diciembre

Área de L’Estalot - Valladolid

607

 

Total Kms.

4.346

 

 

 

Alsacia y la Navidad

 

Los viajes navideños en diciembre, durante el puente de la Constitución, ya son todo un clásico en nuestro grupo caravanista desde aquel primer viaje a Alsacia en el año 2000.

 

Si tú también quieres disfrutar de un maravilloso e inolvidable viaje al corazón de la navidad, sigue leyendo. Aquí encontrarás todo lo que necesitas saber para prepararlo.

 

 

 

Hasta este viaje a Alsacia de 2014, pocos han sido los años en los que por unos motivos u otros no ha sido posible coger la caravana o el avión para disfrutar del ambiente navideño. Y sí, avión también. No sólo de caravana vive el hombre. Londres y Austria así lo atestiguan.

 

A lo largo de este tiempo hemos tenido ocasión de conocer a fondo la celebración del adviento en muchos países europeos: Francia y Alsacia en particular; gran parte de Alemania; Holanda, Bélgica, Austria, Suiza, Gran Bretaña (Londres) y algunas ciudades italianas. Muchos de estos viajes los tenéis a vuestra disposición en esta misma web.

 

Todos valen la pena y cada uno tiene sus peculiaridades, pero sin lugar a dudas, Alsacia se lleva la palma por méritos propios. No hay nada como Alsacia. No sólo porque sus pueblos son de cuento sino también porque viven y respiran la Navidad. Alsacia ejerce una irresistible atracción a todo a aquel que se acerca a sus pueblos y ciudades durante el Adviento. El aroma a canela y a vino caliente actúa como el más poderoso de los imanes sin necesidad de ir echando monedas a una fuente para asegurarnos el retorno. Y cuando llega la hora de volver a casa… ¡Te marchas pensando cuándo podrás regresar de nuevo!

 

En Alsacia se vive la navidad como en ninguna otra parte en Europa y muy posiblemente en todo el mundo. Ventanas adornadas con peluches, luces, mercadillos, animaciones y aromas impregnan el ambiente con un color y una alegría desbordante. Desde Estrasburgo al pueblo más diminuto la navidad se respira a pleno pulmón. 

 

Ventanas decoradas en Ribeauvillé

 

Situémonos un poco geográficamente porque su situación a caballo entre Alemania y Francia le ha deparado a lo largo de la historia un destino “movidito”. La región, actualmente francesa, ocupa el extremo nordeste del país galo con el majestuoso Rin ejerciendo de frontera con la Selva Negra alemana. Conquistada para Francia por el Rey Sol en el siglo XVII, desde aquel entonces ha vuelto al redil alemán durante dos períodos: de 1870 al final de la Primera Guerra Mundial y después durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.

 

Aunque nos sentiremos claramente en Francia, sus raíces germánicas pueden apreciarse fácilmente tanto en los topónimos como en muchas de sus costumbres. Sin embargo, «el estilo de vida» y los horarios son bastante diferentes a los de sus vecinos teutones. Por ejemplo, a las 7 o a las 8 de la tarde los mercadillos franceses cierran sus puertas, salvo en fin de semana, y todo el mundo desaparece de la calle. A esa hora, en cambio, los alemanes abarrotan sus mercadillos navideños – que cierran de ocho y media a nueve- para hacer sus compras, degustar sus especialidades gastronómicas o entrar en calor con un “Glühwein” o «Vin Chaud» en Francia (vino caliente especiado), que reconforta los ánimos del más pintado cuando el frío aprieta.

 

Y ya que hablamos de frío. En contra de lo que por aquí nos pueda parecer, a primeros de diciembre el clima y las temperaturas son bastante benignas por aquellos lares. La nieve es rara, pero la lluvia no. La humedad ambiental, por su cercanía al Rin, es elevada, pero las temperaturas no suelen bajar de cero grados durante el día -por la noche ya es otro cantar- y es perfectamente posible estar entre cinco y diez grados en las horas centrales sin demasiado esfuerzo. Dicho de otro modo, la climatología no ha de ser un freno para no poder darse un gustazo disfrutando de la navidad como en ninguna otra parte.

 

Tras el complicado viaje a los Alpes franceses del año anterior, en 2014 decidimos retornar a Alsacia y hacerlo “volviendo a las esencias”, a sus pueblos y ciudades más típicas. En cierta manera la idea era reeditar aquel inolvidable primer viaje del año 2000.

 

Alsacia no es una región especialmente extensa. De hecho forma un rectángulo de unos 190 km de norte a sur y de unos 60 de este a oeste, pero tiene muchas cosas que ver y en un periplo de diez días, desplazamientos incluidos, no da para verla por entero en un solo viaje, pero sí podremos visitar lo más granado, dejando el resto para futuras visitas.

 

 

Así lo hemos ido haciendo nosotros, pues a lo largo de los años hemos tenido ocasión de conocerla por entero. Además su proximidad a la Selva Negra alemana y a Suiza permite ampliar los puntos de interés de una manera fácil y cómoda. Pinchando en esos enlaces, accederéis a los relatos de nuestros viajes a esas zonas.

 

 

Cómo llegar a Alsacia por carretera

 

Alsacia ocupa el extremo noreste de Francia. Eso supone que, viajando por carretera, es necesario cruzar la Galia casi por entero. Desde la frontera de Irún - vía Angoulême y Guéret- tenemos 1.080 km. hasta Colmar, localidad situada en el centro de la región. Por su parte, desde la frontera de La Jonquera la distancia es algo menor, 900 km. A todo ello habrá que añadir, lógicamente, la distancia desde nuestro domicilio a los respectivos puntos fronterizos.

 

 

Alsacia, rodeada por Suiza y Alemania

 

Como nosotros salimos de Valladolid, unos 1.450 km nos separan. Hay varias rutas posibles, pero la que mejor combina comodidad (autopistas de peaje, autovías gratuitas y algún pequeño tramo de carretera) con un menor coste en peajes es, sin ningún tipo de duda, la siguiente: 

 

La mejor ruta hacia Alsacia y Alemania

 

 Lamentablemente desde La Jonquera no hay buenas alternativas a las autopistas de peaje, así que tocará rascarse el bolsillo durante todo el recorrido. Recordemos, por si alguien aún no lo sabe, que en Francia los vehículos de más de dos metros de altura pagan un recargo del 50% aprox. y en ese grupo entramos la mayoría de caravanas y las autocaravanas… ¡Cosas de “la France”!

 

 

Cómo llegar a Alsacia en avión

 

Afortunadamente se puede disfrutar también de Alsacia en navidad sin hacer tantos kilómetros, siempre y cuando Barajas o El Prat no pillen demasiado lejos de casa. 

  

 

La compañía “Easy Jet” lo pone fácil y también muy barato si los billetes se reservan con suficiente antelación. Desde Madrid y Barcelona vuela al “euroairport” de Basilea-Mulhouse-Friburgo. El aeropuerto se encuentra en el sur de Alsacia, junto a la frontera suiza de Basilea. Bastará alquilar un coche para poder disfrutar a tope recorriendo esas ciudades y pueblecitos de cuento de hadas.

 

          El alojamiento

 

A nadie se le escapará que en esas fechas navideñas la demanda es altísima, tanto si nos alojamos en camping como si lo hacemos en un hotel o apartamento. Si viajamos en caravana o autocaravana será también conveniente reservar con antelación, especialmente si vamos a llegar a destino en fin de semana.

 

Si optamos por un hotel o similar la reserva no sólo es obligada… ¡Además deberemos hacerlo con bastantes meses de antelación si no queremos que el bolsillo sufra más de la cuenta por falta de mejores alternativas! Y mejor en julio que en septiembre. Sí, no estamos exagerando.

 

Una buena alternativa al hotel tradicional son las casas rurales o los apartamentos de alquiler, especialmente si viajamos cuatro o más personas. Tenemos amigos que así lo han hecho por la zona de Kaysersberg y han quedado muy satisfechos con la experiencia.

 

 

El camping

 

Sin embargo esta es una web fundamentalmente campista y a nosotros lo que nos interesa son los camping. Alsacia dispone de una amplísima variedad de camping… en verano. Por el contrario en invierno el abanico se reduce drásticamente, pero tampoco faltan lugares de acampada abiertos.

 

Cuatro son los camping de los que os podemos dar referencia. Uno situado más al norte, en Obernai. Dos en la zona centro, próximos a Colmar y uno al sur, cercano a Mulhouse.

 

En todos hemos estado y el mejor, sin duda, es el “Vallon de l’Ehn” de Obernai, a mitad de camino entre Colmar y Estrasburgo y perfectamente situado para recorrer lo mejor de Alsacia. Es un camping tan bueno como barato. Fue nuestro primer camping en Alsacia -la llegada nocturna a Obernai permanecerá por siempre en nuestra memoria- y lo ha sido también en este último viaje y en otras ocasiones. Además el personal de la recepción es sumamente cordial. Más info en http://www.tourisme-obernai.fr/Fr/Loger/Camping-municipal-Obernai.html

 

 

En el camping "Le Vallon de l'Ehn" - Obernai

 

Quien prefiera una situación más central, en Colmar tendrá el “Camping de l’ill”, ahora gestionado por la cadena Índigo, http://campingdelill.fr/.  Muy cerquita, en Turckheim, tenemos también el “Camping Le Médiéval” http://camping-turckheim.fr/

 

Si vamos a recorrer la zona sur de Alsacia o hacer escapadas a Suiza, el camping “La Chaumière” nos vendrá muy bien. Está situado en el pueblecito de Heimsbrunn, cerca de Mulhouse. Más info en www.camping-lachaumiere.com

 

No son los únicos camping abiertos en esas fechas de diciembre, alguno más hay, pero éstos son una buena referencia a la hora de elegir dónde alojarnos. Ya hemos comentado que no suele nevar, al menos durante la semana de la Constitución/Purísima, pero lo bueno es que los cuatro tienen muy buenos accesos -nada de caminos de tierra- y se encuentran en zonas urbanizadas. Cuando se viaja en épocas frías esos detalles son más que importantes.

 

 

Planificando el viaje a Alsacia en Navidad

 

Una buena planificación es la mejor garantía para que el viaje soñado sea todo un éxito. Tenemos una cierta experiencia en esas lides, así que pinchando aquí  encontrarás todo lo que convendrá tener en cuenta a la hora de la preparación de un viaje “a tu aire”.

 

De todas maneras como el “leit-motiv” del viaje a Alsacia en Navidad es visitar principalmente los mercadillos navideños, a la hora de decidir el itinerario es fundamental tener en cuenta dos factores que suelen ir de la mano: qué ciudades y pueblos son los más atractivos y qué mercadillos navideños son los más interesantes.

 

Tres sitios web serán muy útiles para ver qué localidades disponen de mercadillo, con sus horarios y días de apertura:

 

Para los mercados navideños en Europa: www.marches-noel.org 

Para los mercados navideños en Alsacia: www.marche-de-noel-alsace.com 

Para los mercados navideños en Alemania: www.weihnachtsmarkt-deutschland.de

 

Importante: en diciembre y situados tan al este, anochece bastante pronto. Entre las cuatro y las cinco de la tarde se hace de noche. Este factor será clave si vamos a necesitar luz natural, por ejemplo si visitamos la cascada más alta de Alemania en Triberg, en plena Selva Negra. Hay que visitarla por la mañana o porque no, verla también de noche, cuando se ilumina.

 

Sin embargo el que anochezca tan pronto tiene en Alsacia un punto a favor… ¡Las iluminaciones navideñas brillarán con todo esplendor! 

 

Place de la Réunion - Mulhouse (Alsacia)

 

 

“Les incontournables” de Alsacia y la Selva Negra

 

Como ya hemos comentado que no es posible recorrer todos los puntos de interés de Alsacia o de la Selva Negra de una sentada, tocará elegir. Así que para facilitar la tarea, ahí van nuestras sugerencias, de más a menos interesantes.

 

En francés “incontournable” es algo que no hay que perderse. Así que nuestra selección de “incontournables” alsacianos son los siguientes:

 

·         Strasbourg (Estrasburgo), la capital alsaciana y sede del parlamento europeo. Necesita, al menos, un día completo. Si se quiere dedicar tiempo al parlamento europeo y al Tribunal de los derechos del hombre, pensad en un día extra. Tiene siete zonas de mercadillo navideño. En este mismo viaje encontraréis descrito un buen itinerario turístico por esos mercadillos.

 

 

El mercadillo de la catedral - Estrasburgo

 

 ·         Colmar, la segunda ciudad alsaciana, con su casco antiguo milagrosamente preservado de tanta guerra como ha habido por allí. El día se puede completar con alguno de los pueblecitos de los alrededores, Eguisheim podría ser una buena opción. Tiene varios mercados navideños. Forma parte de este viaje y de otros muchos.

 

 

Quizás sea la foto más típica de Colmar...

 

·         Riquewihr, posiblemente el pueblo más bonito de toda Alsacia. Su visita puede llevar medio día. Kaysersberg puede ser su otra media naranja. Forma parte de este viaje y de otros muchos.

 

 

Riquewihr

 

·         Kaysersberg, no llega al nivel de Riquewihr, pero no decepcionará. Ver viaje a los castillos del Rin 2011.

 

 

Kaysersberg

 

·         Eguisheim. Su trazado urbanoconcéntrico le da un punto de originalidad muy curioso. La foto frente al palomar es todo un clásico y el pueblo es una preciosidad.

 

 

El palomar de Eguisheim en 2007

 

·         Ribeauvillé. Es un pueblo precioso, especialmente durante los fines de semana en los que se celebra el único mercado navideño medieval de Alsacia. Totalmente recomendable. En día de mercado medieval puede llevar perfectamente la jornada completa. Forma parte de este viaje.

 

 

En el mercado medieval de Ribeauvillé

 

Que nadie se preocupe. Casi todas estas localidades forman parte de este relato.

 

 

El complemento ideal al viaje a Alsacia es hacer, al menos, una o dos escapadas a la vecina Selva Negra alemana. Realmente sería una pena dejarla de lado, por lo que no hay que perderse de la zona es...

 

·         Freiburg im Breisgau (Friburgo), la capital de la Selva Negra y ciudad universitaria con una de las catedrales góticas más importantes de Alemania. Se puede compatibilizar su visita con otra localidad más pequeña, ¿Breisach am Rhein quizás (ver el viaje a la Selva Negra)? El mercado navideño de Friburgo, situado en la plaza del Ayuntamiento y alrededores, es muy grande y requiere su tiempo recorrerlo. Excelente para degustar las especialidades alemanas. El casco antiguo de Friburgo es relativamente pequeño y se puede ver en un par de horas. Forma parte de este viaje y de otros muchos.

 

 

El mercadillo navideño de Friburgo

 

·         Triberg, el pueblo del reloj de cuco. En el corazón de la Selva Negra, alberga los dos relojes de cuco más grandes del mundo (uno de ellos en Schonach, a un par de kilómetros de distancia) y también la cascada más alta de Alemania. Al anochecer ésta se ilumina, lo que es algo a tener en cuenta. Extrañamente no tiene mercadillo navideño. 

 

Este es el reloj de cuco más grande del mundo. Triberg

 

·         Baden Baden. La pequeña ciudad alemana, a 70 km al norte de Estrasburgo, es famosa por sus balnearios a los que acudía en tropel la nobleza decimonónica. Su casco urbano es lo bastante bonito como para justificar la visita, aunque en estas fechas lo que no hay que perderse es el estupendo y muy elegante mercadillo navideño. Seguramente el más elegante de toda Alemania. La hemos visitado por última vez en este mismo viaje. 

 

Baden Baden

 

 

“Los muy interesantes, pero no imprescindibles” de Alsacia y la Selva Negra.  Y porqué no, una escapada a Suiza.

 

Si aún queda tiempo libre después de haber visto los “imprescindibles”, estas son las localidades a tener en cuenta:

 

·         Sélestat, la cuna del árbol de navidad. La pequeña ciudad de Sélestat presume de haber sido la cuna del árbol de navidad, de la cual existe constancia desde 1521. Para conmemorar el evento, todos los años en la iglesia de St. Georges hay una exposición de las decoraciones navideñas de los abetos a lo largo de los siglos.

 

 

 

 

·         Obernai es muy bonito y tiene unos edificios de entramado de madera más que interesantes. También tiene mercadillo navideño, aunque ha perdido algo de su encanto desde hace algunos años. Si vais a visitar la ciudad, hacedlo un jueves por la mañana, cuando es día de mercado semanal. Está muy animado y se pueden probar los productos del terruño. Si os alojáis en el camping de Obernai, lo tendréis fácil. Forma parte de este viaje.

 

 

Obernai

 

·         Mulhouse es una ciudad con menos atractivos urbanos, pero en cambio tiene cuatro elementos que la hacen muy apetecible: su ayuntamiento decorado enteramente en trampantojo, la iluminación de las fachadas de la Place de la Reunión con su mercado navideño (para ello es obvio que ha de ser de noche), y ser la sede de dos de los museos más importantes de Francia: La Cité de l’Automobile, el museo nacional del automóvil francés y el Museo Francés del Ferrocarril. Forma parte de este viaje. 

 

Mulhouse

 

·         Las esclusas de Vogelgrun sobre el Rin.  De camino de Colmar a Freiburg pasaréis por las esclusas del Rin en Vogelgrun, justo en la frontera entre Francia y Alemania. El Rin es el eje vertebrador de la zona y ver en acción el sistema de esclusas en funcionamiento es siempre muy entretenido. A los más jóvenes les encantará. Ver el viaje del 2006

 

La esclusa en acción

 

·         Las fortificaciones de la “Línea Maginot”. La situación fronteriza de Alsacia con Alemania llevó a la Francia de entreguerras a intentar protegerse de una eventual nueva invasión alemana tras el desastre de la Gran Guerra. Para ello levantó un sistema de fortificaciones, la “Línea Maginot”, que debía encargarse de desanimar a sus vecinos de intentar nuevas aventuras guerreras. Ya sabemos que no fue así y su principal objetivo -repeler la invasión nazi- no se logró, pero al menos el fuerte de Schoenenbourg, al norte de Alsacia, resistió y se rindió con el armisticio sin llegar a ser conquistado. La pega es que en esas fechas de diciembre está cerrado al público, pero los amantes de los vestigios de la Segunda Guerra Mundial encontrarán bastantes restos para visitar aunque sólo sea por fuera. Para ello os recomendamos la lectura de nuestro viaje de 2006, cuando recorrimos la zona. Y para el fuerte de Schoenenbourg, el viaje a la Oktoberfest, cuando lo vimos de regreso a casa. 

 

Esch - Casamata y carro de combate

 

 

Escapadas por Alemania que valen la pena:

 

·         Karlsruhe. Friburgo al sur y Karlsruhe al norte de la Selva Negra. Karlsruhe destaca por el palacio barroco de los príncipes electores que gobernaban El Gran Ducado de Baden. Su visita se justifica, sobre todo, por su enorme y buen mercado navideño. Alsacia sobresale por su ambiente y sus casas decoradas, pero en cuestión de mercadillos navideños los germanos se llevan generalmente el gato al agua. Más grandes, más vistosos y con una oferta gastronómica más variada. Ver el viaje de 2007. 

 

El mercadillo navideño de Karlsruhe

 

·         Gengenbach. Este pueblo es muy bonito y se encuentra cerca de Estrasburgo. Típico pueblo alemán con un interesante mercado navideño como no podía ser de otra manera. La ruta desde Gengenbach a Triberg se pasa por el bonito Valle de Gutach sembrado de las pintorescas granjas de la Selva Negra con sus enormes tejados a dos aguas. Más info en nuestro viaje a la Selva Negra

 

Gengenbach - Selva Negra

 

·         Stuttgart. La capital del estado de Baden-Wurtemberg ya no se encuentra propiamente en la Selva Negra, pero sólo la separan 150 km de Estrasburgo y vale la pena dedicarle un día. La ciudad conserva pocos vestigios antiguos, pero alberga dos joyas que ningún buen aficionado al automóvil debiera perderse: los museos Mercedes-Benz y Porsche. Ambos han sido recientemente remodelados y son una pasada. Su enorme mercado navideño aportará la guinda al pastel. El tráfico es tremendo y el aparcamiento caro. Es muy interesante aprovechar los muchos P+R que rodean la ciudad para dejar el coche por 1,5 € al día (2015). El billete para todo el día, hasta cinco personas cuesta 11,50 €. El P+R de Vaihingen es el más apropiado viniendo de Alsacia. 

 

 

Stuttgart - Museo Mercedes

 

 

Suiza a un tiro de piedra

 

Basel/Basilea. Alsacia limita por el sur con Suiza y la ciudad de Basel (Basilea) constituye la frontera entre ambos países. Quienes utilicen el avión como medio de transporte tendrán a la ciudad del Rin a un tiro de piedra. Hay autobuses urbanos que os conducirán al centro de Basel desde el aeropuerto, del cual sólo dista 6 km.

 

Aunque es Suiza, Basel tiene un ambiente y un aspecto tan alemán que lo único que nos hace saber que estamos en el país neutral por excelencia es que nos toca pagar en francos suizos y que los precios en el mercadillo navideño -chulo por otra parte- son mucho más altos que en las ciudades vecinas del otro lado de la frontera. Aún así tiene su puntito y si no para un primer viaje, sí que vale la pena hacerle una visita en algún otro momento. Nosotros la visitamos en 2007 y puedes echar un vistazo a nuestro relato para ampliar información, pues visitamos otras localidades suizas.

 

 

Mercadillo navideño de Basilea

  

Para no tener problemas en la frontera por el pago de la viñeta de peaje de las autopistas suizas, indicad a los aduaneros suizos que solamente vais a visitar Basel y su mercado navideño. Nosotros así lo hicimos -de hecho fue el mismo aduanero quien preguntó adonde íbamos- y todo fue como la seda. Tocará cambiar la moneda y eso siempre es un engorro cuando sólo se va a estar unas horas.

 

Por supuesto la lista de lugares que pueden valer la pena no se acaba aquí. Simplemente esta es nuestra selección para que la elección del itinerario no sólo sea más fácil sino que, además, sea un acierto total.

 

 

Mercadillos navideños rumbo a Alsacia

 

Hasta llegar a Alsacia no hay que renunciar al ambiente navideño. A la ida es perfectamente posible “ir abriendo boca” si nos ocupamos de hacer etapa en alguna de las ciudades del recorrido que también tengan mercado de navidad. Y si lo hacemos a la vuelta, pues continuaremos disfrutando de ello. 

 

 

El mercado navideño de la plaza de la catedral. Clermont-Ferrand (Auvernia)

 

Eso sí, por muy bonitas que sean las ciudades y decoraciones navideñas que podamos encontrar en el resto de Francia, como Alsacia no hay nada. Teniendo eso claro de antemano nos será más fácil apreciar lo que veamos en Burdeos, Dijon o Lyon. Especialmente porque cada uno tiene su particular gastronomía.

 

A lo largo de los diferentes viajes a Alsacia o Alemania hemos tenido oportunidad de ir haciendo paradas en ruta y al tiempo que así el trayecto resultaba más pausado, íbamos conociendo también los ambientes navideños de las localidades con mercado navideño -tampoco demasiadas- que jalonan la ruta.

 

No nos extenderemos demasiado en la cuestión, pero seguramente será interesante saber que desde la frontera de Hendaya hasta Alsacia podemos hacer una parada en Bayona/Bayonne, Burdeos/Bordeaux, Clermont-Ferrand, Dijon (estas dos ciudades dando un ligero rodeo respecto a la ruta directa), Besançon o Montbéliard y disfrutar de sus mercados navideños, cada uno con su estilo propio. 

 

   

El mercado de Burdeos

 

Dijon en navidad

 

Si por el contrario partimos desde La Jonquera los tendremos en Perpinyà/Perpignan, Narbonne, Montpellier, Avignon o Lyon. A partir de ese punto, Dijon, Besançon y Montbéliard comparten ruta con Hendaya.

  

En particular en este relato contaremos nuestra experiencia en Besançon y Montbéliard. Dos localidades interesantes, pero que debido a su proximidad con Alsacia hasta el año pasado no tuvieron su momento. Pero como todo acaba llegando…

 

En suma, podemos plantear hacer de un tirón el trayecto hasta Alsacia -tanto al ir como al volver- o hacerlo de una forma más sosegada haciendo alguna parada en esas localidades que acabamos de proponer. La decisión dependerá de las prioridades de cada momento, del tiempo disponible y de las ganas. En cualquier caso por opciones que no quede.

 

 

                                                                                                                     

 

 

Nuestro viaje a Alsacia 

 

Esta vez el equipo expedicionario estaba compuesto por sólo dos caravanas y seis personas y, como es habitual, salimos de Valladolid un 5 de diciembre.

 

Al igual que el año anterior, optamos por arrancar un viernes por la mañana. Hacerlo así no fue algo casual por varias razones: el viaje se hizo mayormente con luz de día y lo más importante, nos permitió aprovechar mejor el fin de semana ya que en sábado y domingo se celebran muchos más mercadillos que entre semana. Y a nosotros nos interesaba muchísimo estar en Alsacia el domingo para no perdernos así el mercado medieval de Ribeauvillé que solamente funciona algunos fines de semana de diciembre. De lo mucho que nos gusta sólo diremos que era ya la tercera vez que nos dejábamos caer por allí.

 

Salir el viernes por la mañana también ayudó a hacer más cómodo el trayecto, pues a estas alturas de la vida ya no nos pegamos las palizas de coche de antaño, cuando las ansias por descubrir Alsacia eran absoluta prioridad. De todas maneras conviene tener claro que aunque ahora no hagamos los viajes “de un tirón” como en otras épocas, no es menos cierto que la distancia a cubrir es larga hasta Alsacia y por eso se hace necesario encontrar un equilibrio entre la longitud de los trayectos y las paradas para que el viaje tampoco se alargue en exceso y acabe reduciendo los días de estancia en destino que, a fin de cuentas, es de lo que se trata. 

 

 

 

Por ese motivo el viernes fue día de carretera -800 km- e hicimos noche en el área de autopista de Beaune les Mines, en la A-20, a las afueras de Limoges. Quizás a alguien le pueda parecer que hacer 800 km en un día es mucha tela. Y ciertamente no es poca cosa, pero se hacen en unas 12-13 horas, con las debidas paradas de descanso, lo que tampoco es para asustar a nadie. De hecho salimos de Valladolid a las nueve de la mañana y a las nueve y media de la tarde estábamos ya en el área de autopista dispuestos a cenar tranquilamente en la caravana.

 

 

 

 

 

 

 

 

Dijon: mercadillo navideño en Borgoña para ir abriendo boca…

 

 

Habiendo recorrido ya algo más de medio viaje, el planteamiento hasta llegar a Alsacia era hacer durante la mañana del sábado otros 400 km hasta el camping “Les Bouleaux” de Vignoles, a las afueras de la ciudad de Beaune (Borgoña). De esa manera pasaríamos la tarde en Dijon, la capital de la mostaza francesa, que tiene mercado navideño y es muy chula. 

 

En el camping "Les Bouleaux" de Vignoles/Beaune

 

Los 329 km restantes hasta el camping de Obernai los dejaríamos para el domingo por la mañana. Madrugando un poquillo, a media mañana estaríamos en el camping dispuestos a salir rumbo al mercado medieval de Ribeauvillé. Y así lo hicimos.

 

A las 13,10 h. del sábado entrábamos en el camping “Les Bouleaux” de Vignoles. Este camping es toda una bendición porque es el único abierto en esas fechas en esa zona de Borgoña. Ese es uno de los problemas de viajar en los meses fríos por ciertas zonas, ¡que los camping abiertos no abundan!

 

Al menos en 2014 los horarios de recepción eran de 8 a 12 y de 15 a 19 h. De todas maneras el acceso está abierto y aunque nosotros llegamos alrededor de las trece horas el propietario -un viejo conocido ya- nos recibió sin problemas. Es bastante habitual que opte por ir colocando a los campistas de paso en los caminos asfaltados para evitar los típicos problemas de “embarramiento” ya que el terreno suele estar algo blando por las frecuentes lluvias. Dispone de servicios calefactados. En suma, una obligada, pero buena elección si queremos visitar o detenernos en esa zona de la Borgoña. Más info en http://camping-les-bouleaux-vignolesbeaune21.blogspot.com.es/

 

Tras acampar y comer nos dispusimos a pasar la tarde en Dijon, la capital borgoñona, a 50 km de Vignoles. Beaune, la ciudad próxima al camping, carece de mercadillo navideño.

 

Era nuestra segunda visita a Dijon desde 2007 y francamente, estaba mucho mejor. Han desplazado el mercado navideño a la Place de la République -algo alejada del centro histórico- pero a cambio ahora es mucho mayor y más bonito. El cambio le ha sentado bien. 

 

   

El mercadillo de Dijon

 

La pista de patinaje

 

Dejamos el coche en el parking subterráneo de la Place Darcy, en la que ya hay animación navideña, para ir luego paseando por las calles peatonales del centro histórico de la ciudad que, como antigua capital del ducado de Borgoña, no carece de atractivos. Siendo sábado, el mercado cierra a las 20 h. aunque algunos puestos de comida lo puedan hacer algo más tarde.  

En la Place Darcy, Dijon

   

   

El palacio de los Duques de Borgoña

 

El Dijon monumental

 

 

Y llegamos a Obernai

 

Salimos de Vignoles a las 7 de la mañana y tras un trayecto sin historia a las once y media llegamos por fin a Alsacia, a Obernai.

 

Es importante que, antes de salir, contactemos con los camping en los que queramos pernoctar a fin de concretar las horas de apertura de la recepción para no perder estérilmente el tiempo en esperas inútiles si llegamos fuera de tiempo. O encontrarnos sin camping.

 

En concreto, el “Vallon de l’Ehn” -el camping municipal de Obernai- tenía en diciembre 2014 los siguientes horarios de recepción: 10 a 12 y de 15 a 18 h; Dispone de barreras automáticas y tiene un parking en la entrada, pero es preferible no tener que usarlo mientras esperamos a que abran la oficina. Ya lo hemos comentado, pero sus instalaciones son estupendas, perfectamente equipadas y con servicios calefactados. Está ubicado en el casco urbano a unos 1,8 km de la plaza mayor del pueblo y con unos accesos excelentes a la autopista. Suele ser buena idea contactar con ellos y reservar. Más info en www.tourisme-obernai.fr/Fr/Loger/Camping-municipal-Obernai.html 

 

En el camping de Obernai. Se tomaron medidas "anti-embarrado"...

 

 

El mercado navideño medieval de Ribeauvillé

 

Ribeauvillé nos recibió de esta manera...

  

Una vez acampados partimos raudos y veloces hacia Ribeauvillé, a unos 40 km de Obernai, que los fines de semana de adviento celebra su típico mercadillo navideño aunque con un matiz distinto a los demás... ¡éste es medieval!  

 

   

En Ribeauvillé había de todo...

 

 

  

 

   

Sopita medieval

 

Por ambiente que no quede.

 

El ambiente es fantástico y el pueblo es precioso, con las típicas casas alsacianas de entramado de madera que dan ese aire tan bonito de “cuento de hadas”. Claro que nada es perfecto. La belleza y el atractivo tienen su precio y éste no es otro que atraer en manada a más de medio mundo que ha tenido exactamente la misma idea que nosotros. 

 

       

 

 

Ventanales de ensueño

 

 

  

   

Medio mundo tuvo la misma idea....

 

Casas de cuento de hadas

 

De entrada el tema del aparcamiento ya es un problema pues habitualmente los aparcamientos del pueblo carecen de capacidad para absorber tanta gente. La última vez nos tocó dejar el coche muy lejos, pero al menos en 2014 el ayuntamiento había acondicionado un útil “park&ride” para facilitar la vida al visitante y, en lo posible, descongestionar de coches los alrededores del pueblo.

 

 

 

A un par de kilómetros de Ribeauvillé, en la carretera que procede de la autopista A-35, habilitaron una gran zona de aparcamiento. Dejar el coche todo el día costaba 2 € y todos los pasajeros del coche viajaban gratis, ida y vuelta, en autocar hasta la entrada del pueblo. La rotación de los autocares era de 20 minutos. Es preferible evitar llegar a las horas más centrales del día, pues la capacidad de los autocares es limitada -a pesar de que la gente viaja también de pie- y como la cola puede ser muy larga, la posibilidad de tener que esperar al siguiente no es ninguna tontería. Aún así es una opción muy interesante. Nosotros, por ejemplo, la utilizamos y estuvo bien especialmente si vamos dos coches o más.

 

                                                                                                                   Cola esperando el bus de regreso al P+R

 

Ribeauvillé está en plena zona vinícola y los bodegueros exhiben sus productos por todo el pueblo. El ambiente medieval está muy conseguido y la animación es excepcional. Por otra parte la oferta gastronómica es amplia y variada, especialmente en el patio donde se encuentra la mayoría de puestos de comida. 

 

 

La Alsacia típicamente vinícola

  

       

 

    

 

Allí fue donde comimos, rodeados de parrillas donde asaban panceta y horneaban “tartes flambées”. El “ambientillo” parecía talmente sacado de “El nombre de la Rosa”. Y en la plaza mayor asan jabalíes al más puro estilo “Obélix”. En fin, que el mercado medieval de Ribeauvillé es un excelente lugar para pasar un sábado o un domingo de adviento en Alsacia. 

 

 

       

 

 

Sabores "medievales"

 

 

 

Eso sí, atención a los horarios porque el mercado echa el cierre a las diez de la noche en sábado, pero en domingo acaba a las seis. La diferencia es más que notable.

  

                                                                                                                            
 

Y el grupo aumentó

 

 

Afortunadamente para nosotros no era la primera vez que visitábamos el mercado medieval, porque a eso de las cuatro de la tarde tuvimos que interrumpir la estancia en Ribeauvillé para salir hacia el aeropuerto a recoger a los dos miembros del grupo que llegaban por vía aérea. El resto  pudo prolongar la experiencia medieval un poco más y quedamos en reunirnos nuevamente en el mercado navideño de Mulhouse a eso de las seis de la tarde.

  

 

Las fachadas iluminadas del mercadillo de Mulhouse

 

El avión de Easyjet llegó a su hora y una vez todos reunidos nos dispusimos a pasear el vistoso mercado navideño de Mulhouse, situado en la Place de la Reunión. 

 

       

 

 

 

 

 

 

Es especialmente bonito gracias a la iluminación a todo color de las fachadas de las casas, de la iglesia y de su ayuntamiento renacentista pintado en “trampantojo”. Como en todos los mercados navideños de las principales ciudades alsacianas la oferta gastronómica es considerable, algo que no siempre ocurre en los mercadillos de los pueblos más pequeños. En Mulhouse, dada su cercanía a Suiza, hay casetas que ofrecen especialidades suizas o alpinas: raclettes, tartiflettes, etc. 

 

   

Este es uno de los mercados más bonitos de Alsacia

 

 

 

   

El ayuntamiento y su trampantojo

 

La escalinata de entrada

 

Como llegamos un par de horas antes del cierre -era domingo y el mercado cerraba a las 20 h- aparcamos en el parking subterráneo junto a la plaza. Sin embargo si la visita a Mulhouse va a ser larga la forma más cómoda y económica de aparcar en Mulhouse es utilizar el servicio municipal de “Aparcamiento+tranvía” (Relais-Tram) similar al de Estrasburgo. Más info en www.solea.info. En 2011 utilizamos el del parking de “Université”, al sur de la ciudad. Por sólo 2 € podremos aparcar el coche todo el día. El tique incluye el traslado al centro de todos los ocupantes del vehículo (7 máx.), ida y vuelta en tranvía, cuya parada está allí mismo. 5 paradas hasta “Mairie” (dir. “Nouveau Bassin”) bastan para llegar a la Place de la Reunión, la del mercadillo. Este servicio no funciona los domingos ni los festivos. Se permiten perritos pequeños en el tranvía siempre que se lleven en brazos.

 

 

Por lo visto no querían que nos marchásemos de Mulhouse

 

Como habíamos llegado en dos coches, nuestros amigos -que habían aparcado en la calle- fueron a por el suyo y nosotros al parking a por el nuestro. Quedamos en reencontrarnos en la gasolinera Total de la autopista.

 

Sin embargo los hados no parecieron estar demasiado interesados en dejarnos marchar y así se produjo la primera anécdota del viaje. Al llegar a la barrera de salida… ¡ la encontramos cerrada con una verja! La llamada de socorro por el interfono nos remitía a un número de móvil al que nadie contestaba. ¡La conclusión es que estábamos encerrados! Pasaron los minutos y se fueron acumulando los coches que querían salir. 

 

 

En tales casos es cuando saber idiomas resulta más útil. La gente, que flipaba, se movilizó rápidamente. Alguien llamó a la policía, pero una avispada “prisionera” encontró un avisador en otro lugar y por suerte alguien respondió. Al cabo de una media hora finalmente lograron abrir la verja lo suficiente para que pudiéramos salir. Conclusión, una avería de la verja nos mantuvo encerrados un buen rato.

 

Una vez en Obernai dejamos a nuestros amigos en el Hotel Sainte Odile, en pleno centro de la localidad. Insistimos, la habitación se había reservado en julio. Es muy conveniente ser previsor y reservar lo antes posible para tener donde elegir y obtener mejores precios. En www.booking.com se suele permitir reservar sin adelantar dinero y con la posibilidad de anular, en muchos casos, con 24 horas de antelación si surgen problemas.

 

 

 

                                                                                                                                                         

 

Estrasburgo, la capital de Alsacia y de la Navidad

 

El lunes lo pasamos en Estrasburgo, ciudad espléndida que presume con razón de ser «la capital de la Navidad». De todas las veces que la hemos visitado y ya van unas cuantas, ésta ha sido la que más bonita la hemos encontrado. 

 

 

 

Ya hemos comentado que es muy grande y que tiene mucho que ofrecer. Respira navidad por todos sus poros y aunque solamente queramos centrarnos en los eventos navideños, hay tanto que ver que nos llevará como poco el día completo. Y eso dejando al margen museos o acercarnos al parlamento europeo, que fue lo que hicimos en este viaje.

 

 

El parlamento europeo

 

Quizás en los tiempos que corren el europeísmo haya perdido algo de fuelle, pero no es nuestro caso. De ello dan buena fe las tres veces que hemos estado en el parlamento europeo. Bien es cierto que tanta visita se debe más al hecho de que cada vez nos acompañaba gente diferente, pero ello no le resta valor. El edificio es imponente y se encuentra flanqueado por las banderas de los países de la Unión Europea. El P+R más cercano al Parlamento es el de “Rives de l’Aar”, a unos cientos de metros del edificio, pero de eso ya hablaremos más adelante.

 

 

Foto panorámica del parlamento europeo (a la derecha)

 

El parlamento no se puede visitar por dentro, salvo en determinados días, por lo que quien esté muy interesado en hacerlo, hará bien en informarse con antelación. Del parlamento sí puede visitarse libremente el patio central, ovalado e impresionante. En una de las visitas nos obsequiaron con un cómic, en español, sobre una historia de misterio y aventuras ambientada en el Parlamento. Y, por supuesto, como buenos europeos la foto de grupo con la estatua de la entrada es obligada.

 

 

       

El patio del parlamento europeo

 

El Consejo de Europa

 

Y la foto de rigor... (2006)

 

Si queremos completar “la ruta de las instituciones europeas” otros dos organismos nos esperan: el Consejo de Europa -allí se diseñó la bandera europea- y el moderno edificio de la Corte de los Derechos Humanos. Evidentemente habrá que contar con gran parte de la mañana para todo este trajín.

 

 

Cómo aparcar barato en Estrasburgo

 

Estrasburgo tiene uno de los mejores sistemas de aparcamientos disuasorios que conocemos y por eso hay que aprovecharlo.

 

Claro que podemos aparcar en un parking del centro, pero teniendo en cuenta que pasaremos muchísimas horas en la ciudad y que el tráfico es denso, ni por tiempo ni por dinero esa es una opción recomendable. Mucho más sensato es utilizar la red de P+R (Relais-tram lo llaman allí) una fórmula de aparcamiento disuasorio que incluye transporte en tranvía, ida y vuelta al centro, para todos los ocupantes del coche por sólo 3,5 € por día. Los galácticos tranvías pasan muy frecuentemente y la mejor parada del centro es la de la Place Broglie, la plaza donde se compuso el himno francés, la famosa “Marsellesa”, y que tiene uno de los mercados navideños más impresionantes de todo Estrasburgo. El sistema P+R funciona hasta las 20,00 h. pero el parking no cierra, por lo que siempre podremos recuperar nuestro vehículo.

 

Llegando de Obernai el P+R más cercano es el de “Elsau”. El aparcamiento está muy cerca de la salida nº 4 de la A-35 y está bien señalizado una vez abandonada la autopista, pues en el cartel de la salida 4 sólo aparece escrito “Elsau” sin ninguna referencia al P+R. No hay de qué preocuparse. Seguid siempre “Elsau” hasta encontrar las señales del P+R y llegaréis enseguida.

 

 

       

El P+R de Elsau. Garita al fondo

 

Hacia la parada del tranvía

 

Los tranvías estrasburgueses

 

Tras pasar la ventanilla de acceso bastará aparcar y seguir a pie las señales hacia la parada del tranvía que nos llevará al centro de Estrasburgo. Es indiferente usar cualquiera de las dos líneas, pues para lo que nos interesan el trayecto es común. Más info en la web del transporte público de Estrasburgo

 

La red de líneas de tranvía de Estrasburgo

 

En este viaje -el recorrido a pie por Estrasburgo lo iremos viendo más adelante- a la ida bajamos en la parada de “Faubourg National-Gare” para visitar primero el Barrage Vauban, los puentes cubiertos y la Petite France y a la vuelta tomamos el tranvía en la Place Broglie tras pasear el “Christkindelsmärik”, uno de los mejores mercadillos navideños de la ciudad. Pero veamos ya cómo plantear un itinerario por Estrasburgo que enlace los principales puntos de interés, que no son pocos.

 

 

Un día en Estrasburgo. Navidad en vena

 

Estrasburgo tiene nada menos que diez mercadillos navideños de diferentes tamaños. Los dos mayores y también mejores son los de las plazas Catedral y Broglie, pero todos tienen su punto. 

 

Los puestos de los mercadillos son una preciosidad

 

El itinerario a pie que proponemos enlaza los principales puntos de interés del centro de la ciudad y sólo deja al margen el mercadillo de la plaza de la estación (Gare). Ello es debido solamente al hecho de que queda algo más a trasmano y que el día tampoco da para más. Eso sí, cuanto más pronto lleguemos a Estrasburgo más tiempo tendremos para disfrutar de la ciudad, pues hay que tener en cuenta que a las ocho de la tarde los mercadillos cierran y cuando decimos “cierran” decimos exactamente eso. Así que las 20 horas son el límite de “visita”. El comercio habrá cerrado a las 19 h.

 

Si entre las 9-9,30 h podemos estar en el P+R iremos bien teniendo también en cuenta que nos interesará estar a eso de las 18-18,30 h, como muy tarde, en el mercadillo navideño de la Place Broglie, nuestra última “etapa” antes de tomar de nuevo el tranvía de regreso. Al menos hora y media puede ser una buena referencia de tiempo para poder visitar a gusto un mercadillo grande y precioso como el “Christkindelsmärik”, aprovechando también la hora para probar alguna de las especialidades gastronómicas alsacianas.

 

El itinerario a pie por lo más importante de la navidad estrasburguesa que os proponemos es el siguiente:

 

·         Aparcar en el P+R de Elsau.


·         Tranvía B o F hasta la parada “Faubourg National” (4 paradas desde P+R)


·         Barrage Vauban y Puentes Cubiertos


·         La Petite France y el mercadillo navideño de la plaza Benjamín Zix.


·         Mercadillo navideño de los productos del “terruño”. Place des Meuniers, junto a la Petite France.


·         Mercadillo navideño artesanal de la Place St.Thomas


·         Mercadillo navideño “de las delicias de navidad”. Plaza de Austerlitz (cruzando el río)


·         Plaza de la Catedral y su gran mercadillo.


·         Plaza Gütenberg y su mercadillo dedicado cada año a un país diferente. En 2014 Bélgica era el país invitado.


·         Calles adornadas y mercadillo navideño del “Carré d’Or”


·         Abeto navideño gigante y mercado navideño solidario. Place Kléber.


·          “Christkindelsmärik”, el mercado navideño de la Place Broglie.


·         Tomar el tranvía en la misma plaza hasta el P+R (7 paradas)

  

Siguiendo este itinerario podéis tener la completa seguridad de haber recorrido prácticamente todos los puntos de interés del centro de Estrasburgo, a excepción de la zona de las instituciones europeas, muy alejadas, y del mercadillo de la plaza de la Gare.

 

Estrasburgo: el “Barrage Vauban” y la “Petite France”

 

Empezamos la visita por la parte menos céntrica del itinerario, ya que es necesaria la luz del día: el Barrage Vauban y la vista de los “Puentes Cubiertos”. Desde la terraza del “Barrage” podremos hacernos una de las fotos más típicas de la ciudad, con los “Ponts Couverts” y la torre de la catedral en el horizonte. 

 

Los "Ponts Couverts" y la catedral al fondo

 

Como ya hemos comentado nos bajamos del tranvía en la parada de “Faubourg National”, la más cercana al “Barrage Vauban”. Ah, los entusiastas del arte contemporáneo han de saber que tienen allí mismo el “Museo de Arte Moderno”, pero en ese caso su visita ya debería quedar para otro día. Las horas no dan para más.

 

 

 El “Barrage Vauban” es un curioso edificio defensivo, a modo de puente-esclusa, que atraviesa de lado a lado el río ill. Fue construido a finales del siglo XVI por los franceses siguiendo los planos de Vauban, el archifamoso arquitecto militar de Luis XIV que debía tener el don de la ubicuidad porque hay obras suyas por toda Francia en una época en que ir de un lado a otro del país no era precisamente como ahora.

  

La misión del “Barrage” era defender el flanco sur de Estrasburgo actuando como esclusa, pudiendo inundar la zona si fuera necesario, como así ocurrió en 1870 durante el sitio de las tropas de Bismarck. 

 

En la actualidad su función es más turística y desde su terraza -el acceso es libre- se ven unas vistas estupendas de Estrasburgo. De allí pasamos junto a las torres que quedan de lo que en su día fueron “los puentes cubiertos” para llegar a uno de los barrios más típicos y bonitos de la ciudad: la “Petite France”. 

 

Un rincón de la Petite France

 

En cualquier época del año la animación callejera es tremenda, pero en navidad ya es una pasada. Entre casas de entramado de madera y pintorescos rincones encontraremos los dos primeros mercadillos navideños: el de la plaza Zix y el de la de los "Sabores Alsacianos" de la plaza des Meuniers. Ambos están muy cerca uno de otro y no son muy grandes. 

 

   

El mercadillo de la plaza Benjamin Zix

 

El mercado de "des Saveurs Alsaciennes"

 

Quizás el nombre de la “Petite France” (la pequeña Francia) pueda resultar chocante estando precisamente en Francia, pero es que el origen del nombre tiene su miga y su dosis de mala leche. En el siglo XV, cuando Estrasburgo aún pertenecía al imperio germánico, en ese barrio de curtidores se encontraba un hospital para sifilíticos. Y como a la sífilis se la llama también “el mal francés” blanco y en botella… 

 

   

La Petite France

 

y su ambiente navideño

 

Bueno, tras esa píldora de “culturita” que siempre aporta caché al relato, prosigamos. Sin duda empezar la visita de Estrasburgo por la Petite France es hacerlo a lo grande. Es muy pintoresca y en navidad luce de maravilla. Eso sí, procurad verla de día. Es la mejor manera de disfrutar las vistas de los edificios de entramado junto a los canales del río.

 

 

Estrasburgo: el mercado de las “delicias de navidad” de la Place d’Austerlitz

 

Desde la “Petite France” hasta la Place d’Austerlitz pasaremos por la pequeña plazoleta de St. Thomas, con el “Village des Enfants”, el pueblo infantil. Digamos también que esa mañana estaba cerrado.

 

La mejor ruta a pie es bordear el río hasta el mercadillo de las “Delicias de navidad” de la Place d’Austerlitz. Ese pequeño mercadillo está dedicado por entero a los dulces típicos navideños alsacianos, entre los que destacan los “Bredele”, típicas pastitas parecidas a las de té. Por descontado que están buenísimas, aunque su precio por encima de los 30 €/kg imponga un “consumo moderado”, pero no dejéis por ello de probarlas. 

 

   

Mercado de las "Delicias de Navidad" Pl. Austerlitz

 

Los bredeles alsacianos

 

 

Rumbo al corazón de Estrasburgo

 

Para llegar a la catedral desde la Place d’Austerlitz cruzaremos de nuevo el río. De esa manera iremos directos al corazón de la ciudad. 

       

Bordeando el río ill

 

Rincones pintorescos

 

Rumbo a la plaza Gutemberg

 

La plaza Gutenberg nos recibirá con su pequeño mercado navideño dedicado cada año a un país diferente. Bélgica era la invitada en 2014 y en las casetas, además de los productos locales, se podían degustar especialidades belgas: gofres, cerveza, etc. 

 

   

El "pueblo belga" de la plaza Gutemberg

 

 

 

La plaza de la catedral y su gigantesco “marché de noël” está unida a la plaza Gutemberg por la peatonal rue Mercière, con sus balcones adornados.

 

 

   

La rue Mercière

 

y sus balcones adornados

  

 

  

       

 

 

 

¿Apetece una salchicha con choucroute?

  

 

Pues sí, pero mejor si son dos...

 

No faltarán lugares donde hincar el diente, pero nosotros tenemos ya “un clásico” al que no hemos fallado en ninguna visita a Estrasburgo. Si os apetece tomar una enorme salchicha con abundante choucroute en una baguette, en la rue des Hallebardes tenéis una cita ineludible. Es una pequeña tienda que prepara bocadillos a pie de calle. Y lo mejor es que casi enfrente hay una pequeña plazoleta donde nos podremos sentar a comer tranquilamente.

 

Ah, siguiendo la rue des Hallebardes también llegaréis a la catedral y su imagen distintiva son las lámparas de araña metidas en cubos que adornan toda la calle. Obviamente será mejor verlas cuando haya oscurecido, cuando toda la ciudad brilla. 

 

   

La rue des Hallebardes

 

y sus lámparas de araña

 

 

 

      

La catedral y el gran mercado navideño

 

La catedral gótica de Estrasburgo tiene merecida fama y llama la atención por su única torre. Cuenta la leyenda que durante la revolución francesa la catedral se salvó de la destrucción porque alguien bastante avispado tuvo la buena idea de coronar la torre con un gorro frigio. Todo su perímetro está ocupado por el gran mercado navideño, el más importante de la ciudad y no hay que perdérselo. Eso sí, también es el que tiene los precios más altos. 

 

   

La catedral de Estrasburgo

 

y el mercadillo a su alrededor

 

Como a estas alturas de la ruta por Estrasburgo ya tendréis que haber pasado por varios mercadillos, la mejor recomendación que podemos hacer es que desde el primero no demoréis la compra de cualquier cosa que os haga gracia pensando aquellos de “a ver si luego lo encuentro más barato”. Dos razones respaldan la sugerencia: también puede que lo veáis más caro y lo que sería aún peor… ¡Igual no lo volvéis a encontrar! 

 

       

 

 

El mercadillo de la catedral

 

 

  

   

La oficina de turismo y los muñecos de gengibre

 

Alsacia en el corazón

 

El interior de la catedral se puede visitar libremente y suele exponer un gran belén. El reloj astronómico, con las típicas figuritas en movimiento, es también una de sus grandes atracciones. Funciona a las 12,30 del mediodía y se paga “una contribución” de 2 € para ver desfilar a los apóstoles. La cola para entrar suele ser tremenda, pero sinceramente después de haberlo visto funcionar hace algunos años, dudamos muy seriamente que la espera valga la pena. Salvo que tengáis especial antojo por ver a los apóstoles entrar y salir del reloj, bien podéis conformaros con verlo tranquilamente y gratis -aunque sea sin funcionar- a cualquier hora mientras la catedral esté abierta. 

 

   

El interior de la catedral

 

Y el belén

 

En la esquina con la rue des Hallebardes (la calle de las lámparas de araña) se encuentra uno de los edificios más emblemáticos de Estrasburgo, la maison Kammerzell, que actualmente es un restaurante. Su fachada de madera es una pasada. 

La Maison Kammerzell

 

Después de recorrer las típicas y animadas calles de los alrededores de la catedral llega el momento de dirigirse al llamado el “Carré d’Or”, con su coqueto mercado navideño en la Place du Marché Neuf a través de la rue des Orfèvres, una de las calles más impresionantes de todo Estrasburgo por su fantástica iluminación navideña y sus ventanales decorados. Cuando pasamos por esa zona, a eso de las cinco de la tarde, ya había oscurecido y todo tenía un aspecto espectacular. Una razón más para seguir el itinerario que os proponemos. 

 

   

La entrada al "Carré d'Or" desde la catedral

 

Festival de ambiente navideño

 

 

El “Carré d’Or” y el abeto gigante de la Place Kléber

 

El llamado “Carré d’Or o “Cuadrado de Oro” está compuesto por cuatro calles y dos plazas - Rue des Orfèvres, la Rue du Chaudron, la Rue du Sanglier, la Rue du Temple Neuf y las plazas del Marché y del Temple Neuf- situadas en el centro del triángulo formado por las plazas de la catedral, Kléber y Broglie. 

 

Es una de las zonas comerciales más típicas de Estrasburgo y está llena de tiendas gourmet, restaurantes, panaderías, pastelerías, carnicerías, queserías, vinotecas y tiendas de moda que ofrecen todo tipo de productos con una esmerada presentación, pues pocas calles están tan rebosantes de luz y ambiente navideño en toda la ciudad. 

 

       

 

 

 

   

                                  

                                                                                                                                               Cerditos en la charcutería "Porcus"

 

 Pasear por sus estrechas calles es una delicia, especialmente cuando ya ha oscurecido. Antes de asomarnos a la Place Kléber, el mercado navideño del “Carré d’Or” será parada obligada. Fijaos en la decoración de la fachada de la charcutería “Porcus” junto al mercadillo. Su decoración no deja indiferente…

  

   

El mercado del "Carré d'Or"

 

 

 

Callejeando, callejeando desembocaremos en la enorme y rectangular Place Kléber, dominada por el gigantesco abeto navideño. A su vera se instala el mercadillo navideño solidario. Aparte de poder adquirir artículos artesanales y navideños con fines sociales, muchos puestos ofrecen vino caliente o sopas con las que reconfortarse si el frío aprieta. 

 

El abeto gigante en la place Kléber

 

   

Y Manolo se encontró "a su primo"...

 

Una sopita calentita siempre entona...

 

 

El “Christkindelsmärik” y la Place Broglie, última “parada” del itinerario

 

Si desde la Place Kléber optamos por ir a la cercana Place de Broglie por la Rue de la Mésange podremos disfrutar de la vista de las fachadas de la calle que van cambiando de colores.

 

 

       

 

 

La colorida rue de la Mésange

 

 

 

Y de esa manera alcanzaremos el último punto de visita de la jornada, la place Broglie y el segundo mercadillo navideño de mayor tamaño de Estrasburgo. En la alargada plaza arbolada nos recibirá el pórtico iluminado del mercadillo navideño “Christkindelsmärik” que en alsaciano significa “Mercado del Niño Jesús”. 

 

   

El pórtico de entrada

 

La zona de los arbolitos de navidad

 

Recordemos que cierra a las 20 h y dado su tamaño y su muy buena oferta gastronómica conviene estar ahí al menos a las 18-18,30 h para disponer de tiempo suficiente para disfrutar de una visita sin agobios. Como las imágenes valen más que mil palabras, por las fotos os podréis hacer una idea muy cierta de lo que os vais a encontrar. 

 

   

 

 

 

  

   

 

 

 

  

   

 

 

 

 

Como un reloj a las ocho de la tarde los comerciantes del mercadillo echarán el cerrojo a sus paradas y llegará la hora de abandonar Estrasburgo. La parada del tranvía se encuentra allí mismo y siete paradas después estaremos de nuevo en el aparcamiento de Elsau para recoger nuestro vehículo y regresar “a casa” habiendo disfrutado de un día entero en la capital alsaciana y de la navidad, con la suerte en nuestro caso de haber contado con un día luminoso y espléndido. 

 

Tocaba regresar a por el coche...

 

  

Martes, 8 de diciembre:

El Museo Nacional del Automóvil Francés de Mulhouse.

Y Freiburg im Breisgau, la capital de la Selva Negra

 

No habíamos vuelto al Museo Nacional del Automóvil Francés de Mulhouse desde aquel lejano primer viaje a Alsacia en 2000, cuando aún viajábamos con nuestros chicos. Ahora ya no vienen con nosotros, pero bastantes del grupo somos aficionados al automóvil y desde luego este museo es una tentación y una cita ineludible para todo buen aficionado a las cuatro ruedas. Es una maravilla, no diremos más.

 

 

 Pinchando en la foto tendréis una completa información de nuestra visita al museo y los modelos que expone, con especial atención a la colección Bugatti, la más completa del mundo y que rinde homenaje a la mítica marca alsaciana.

 

 

La visita a Freiburg im Breisgau

 

A las 13,15 h de la tarde, una vez terminada la visita al museo, pusimos rumbo a Freiburg im Breisgau, la capital de la Selva Negra, distante unos 60 km de Mulhouse. De esa manera hicimos la primera incursión en territorio alemán. 

 

 

 Aparcamos en el parking subterráneo de la universidad, cercano a la puerta medieval Martin’s Tor, con idea de ir a comer al animadísimo y enorme mercado navideño que se ubica cada año en la plaza del ayuntamiento - Rathausplatz- y calles adyacentes. 

 

 

   

El ayuntamiento a la izquierda

 

El "Weihnachtsmarkt" de Freiburg

 

La ciudad es grande, pero la “Altstadt” (casco antiguo en alemán) es relativamente compacta y fácil de recorrer. La Altstadt se divide en dos mitades separadas por la ancha Kaiser Joseph Strasse, por la cual circulan los tranvías y en la que encontraréis la mayoría de firmas comerciales importantes.

 

En el lado oeste se sitúa la plaza del ayuntamiento y el mercadillo navideño y en el lado este encontraremos las calles antiguas y los edificios históricos, con la plaza de la catedral - Munsterplatz- como principal punto de interés.

 

En el flanco sur tenemos una de las pocas puertas medievales que quedan en pie, la Martin’s Tor y junto a ella uno de los rincones más típicos de la ciudad, el Fischerau, con sus canalillos llenos de comercios. 

 

   

La Martin's Tor

 

Freiburger Altstadt

 

Desde el punto de vista monumental, la catedral gótica es lo mejor y en la misma plaza encontraremos el pintoresco y gótico edificio rojo de la “Casa de Comercio” (Kaufhaus). Por las mañanas junto a la catedral se instala el mercado semanal. Cierra a las 13 h y aunque no tenga nada que ver con el mercado navideño tiene mucha animación y permite tomar contacto directo con el coste real de la vida en la ciudad. Esa es una de las muchas cosas buenas que tiene recorrer los mercados locales. 

 

   

El "Munster"

 

Todos frente a la Casa de Comercio, la Kaufhaus

 

Si es vuestra primera visita a la Selva Negra es muy probable que el mercado navideño de Friburgo sea vuestra primera experiencia en un mercado teutón y seguro que no os defraudará. ¡Siempre recordaremos “nuestra primera vez” cuando descubrimos por sorpresa ese mercado! Fue algo inolvidable porque los mercados alemanes son muy diferentes a los alsacianos. Lo disfrutamos un montón y eso que en el año 2000 aún se pagaba en marcos y hubo que hacer un par de visitas al cajero automático. Eso sí, con una alegria inhabitual en ese tipo de menesteres.

 

 

La gastronomía local

 

Lo primero que llama la atención es el bullicio. Es muy normal ver grupos de gente charlando animadamente con una taza de “Glühwein” (el vino caliente en alemán). Las casetas suelen estar más decoradas que en Francia y la oferta gastronómica suele ser más amplia y más autóctona, ideal para comer o cenar. 

 

Degustando el "Glühwein" en Friburgo

 

Aparte de las tradicionales “bratwurst” -las típicas salchichas alemanas- las hay también de mil tipos: picantes, con queso, blancas, rojas, currywurst, etc. Suelen servirse con un pequeño panecillo. 

 

   

Un típico puesto de "bratswurst", las salchichas asadas

 

Y tampoco faltan otros productos para hincar el diente

  

También es posible probar las especialidades locales de “sartén” a base de patatas o de spaëtzle (pasta) con verduras o tocino o las muy típicas “kartoffelnpuffer”, las tortitas fritas de patata servidas con puré de manzana o salsa de ajo. En fin, la variedad de platos es enorme y lo mejor que se puede hacer es ir y probarlos.

 

Otra especialidad muy típica de la zona es la “Tarte Flambée” (en Francia) o la “Flammekueche” (en Alemania). Son la misma cosa, una “prima hermana” de la pizza carbonara italiana: pasta muy fina horneada con tocino, cebolla y crema fresca. Muy rica.

 

 

 En cuanto a las bebidas, el vino caliente especiado -el “Glühwein”- es sin discusión el rey. Algo parecido a lo que sucede con sus vecinos del otro lado del Rin. No nos vendrá mal tener claro que el “Vin Chaud” de Alsacia, que por algo es famosa por sus vinos, suele ser bastante más rico que el “Glühwein” alemán. Especialmente si es blanco. Y también porque en Alsacia suele ser “fait maison”, es decir, casero. Sin embargo en Alemania es más habitual que en bastantes puestos usen el embotellado y ya preparado que puede comprarse en el súper, aunque después pueda estar “mejorado” con fruta y especias. Nuestra recomendación es que evitéis aquellos que tengan claramente expuestas las botellas de “Glühwein”. No es que no esté bueno, que lo está, pero estará mejor si es casero. 

 

Un puesto de "Vin Chaud" en la place Broglie de Estrasburgo

 

Contrariamente a lo que se pueda pensar, la cerveza no se lleva demasiado en navidad. Bueno, sí se lleva, pero mucho menos que en verano. Tanto en Francia como en Alemania se fabrica la “cerveza de navidad” (“Bière de Noël” en el país galo y “Weihnachtsbier” en Alemania), una variedad de cerveza tostada y dulzona típica de la época, pero no siempre es fácil encontrarlas en los mercados alemanes. En los supermercados, sí. 

 

La "Bière de Noël"

 

En Alemania el inglés corre menos de lo que sería de desear, así que salvo que os defendáis en alemán -nosotros hemos progresado bastante en ese aspecto- os tocará recurrir al “lenguaje internacional de signos”, pero si ellos capean el temporal cuando nos visitan, tampoco hay que echarse para atrás por tan poca cosa. Eso sí, un diccionario de viaje siempre viene de perlas...

 

 

Los mercadillos y el medio ambiente

 

Lo que sí hay que conocer en los mercadillos alemanes -y cada vez más en los franceses- es el sistema de funcionamiento a la hora de comer y beber. El tratamiento de los residuos es una cosa importante y por ello evitan generarlos todo lo posible. Por eso conviene saber que en la mayoría de los sitios, cuando pidamos un Glühwein o un refresco, nos cobrarán el importe de la tacita -que suele ser muy bonita y propia de cada ciudad- o una fianza por la botella de cristal de refresco o cerveza. En todos los casos, al devolver la taza o el casco vacío, reintegran lo pagado previamente. En alemán la fianza se denomina “pfand”, así que no habremos de sorprendernos si cuando al pagar la consumición vemos que el importe solicitado es considerablemente mayor. Normalmente todo ello suele estar claramente indicado, pero nos vendrá bien saber que las fianzas rondan los 2,5-3 euros de media o incluso más en ciudades como Estrasburgo.

 

Es bastante común que decidamos quedarnos con alguna de las tacitas porque, en general, son muy bonitas. Como ya está pagada nos la quedamos y punto. Y si queremos tomarnos otro vino caliente, normalmente nos cambiarán la taza vacía por otra llena y si finalmente la queremos devolver, en la misma parada donde la hayamos comprado o a veces en cualquiera, nos la recogerán y devolverán el importe pagado. 

 

Los de Ribeauvillé también se han sumado a las tacitas locales de loza

 

Esto mismo suele suceder con la vajilla, que en muchos casos es de loza y no de plástico. Puede que nos cobren un dinero por los platos de las consumiciones que luego reintegrarán al devolverlos. Teniendo claro el “modus operandi” todo resultará más fácil.

 

Este sistema lleva muchos años funcionando en Alemania, no así en Francia, aunque desde hace ya un tiempo se van sumando a esa filosofía que reduce drásticamente la cantidad de residuos como los de Ribeauvillé.

 

 

Miércoles, 10 de diciembre. Riquewihr y Colmar,

la Alsacia más típica

 

Riquewihr: la torre del Dolder, al fondo

  

El miércoles amaneció un pelín lluvioso, pero afortunadamente no nos hizo mucho la pascua. Y menos mal porque ese día teníamos previsto visitar dos de los hitos esenciales de todo viaje a Alsacia: Riquewihr y Colmar.

 

Riquewihr, que aún conserva parte de sus murallas, es un pueblo de cuento en plena “Ruta del Vino Alsaciano”. Por algo sus variedades de vinos blancos -Sylvaner, Riesling o Gewurtztraminer entre otros-  tienen ganada una merecida fama mundial y las viñas invaden por completo el paisaje. Abundan las casas de los viticultores que venden sus caldos. Es por tanto una ocasión excelente para degustar y comprar sus caldos. Los precios son asequibles, pero hay todavía una alternativa económicamente mejor como es pasarse por un supermercado donde hacer acopio de buenos vinos locales a precios más ventajosos. 

 

   

 

Los viñedos no lucen igual en diciembre...

 

Los viticultores se afanan en promocionar sus caldos

 

Riquewihr es, sobre todo, su calle mayor llena de tiendas exuberantemente decoradas. Al final se encuentra el Dolder, una maravillosa torre de entramado de madera con  un reloj. Todo el pueblo es de postal y puede decirse que vive la navidad como pocos. Cada fachada, cada ventana es un festival y un espectáculo en sí mismo. Cada rincón es de foto. No olvidéis llevar la tarjeta de memoria vacía y suficientes baterías de repuesto porque al final del día seguro que al menos una batería habrá caído. 

 

 

 

   

Rincones de fantasía

 

¡Y están en plena calle!

  

       

 

 

 

 

 

 

   

 

 

 

 

   

Verdaderamente es de cuento...

 

 

 

 

  

Tampoco dejéis de visitar la tienda de regalos navideños de la cadena alemana “Käthe Wohlfahrt”, frente al mismo Dolder. Es digna de verse por dentro, con una decoración impresionante y unos artículos navideños tan bonitos como nada baratos. A pesar de ello será raro que salgáis con las manos vacías.

 

 

   

La tienda es una pasada...

 

 

 

El mercadillo navideño se sitúa a la entrada del pueblo y ni es demasiado grande ni demasiado bonito para lo que se estila en la zona. Está fundamentalmente compuesto por puestos de artesanía navideña y objetos de regalo, sin oferta gastronómica. 

 

   

Con lo bonito que es el pueblo...

 

... el mercadillo navideño no está a la misma altura

 

Eso no significa que en Riquewihr no se pueda comer. Restaurantes hay bastantes y también lugares donde tomar un tentempié. Nosotros, por ejemplo, tomamos una "Tartine",  tosta gratinada de queso Munster muy rica, pero conviene tener claro que si la idea es de comer de mercadillo, Riquewihr no es el lugar más adecuado. En cambio, Colmar sí lo es. 

 

       

 

 

Antes del horno

 

Y después. ¡Mucho mejor!

 

Por si a alguien le puede interesar diremos que la visita a Riquewihr nos llevó unas cuatro horas. Aunque Riquewihr sólo dista 14 km de Colmar, el trayecto es bastante lento por el tráfico y entre el desplazamiento y el aparcamiento al final tardamos media hora entre subir y bajar del coche. 

 

Seguramente esta sea la vista más famosa de Colmar... (Al lado de la Antigua Aduana)

 

Eran casi las tres de la tarde y lo primero que hicimos fue saciar el apetito en el mercado de la Place des Dominicains, uno de los más grandes de Colmar. 

 

   

Estamos en el Marché de Noël

 

La place des Dominicains

 

El centro histórico es una maravilla que ha escapado milagrosamente intacta de las mil y una guerras habidas por aquellos lares y por eso conserva tantos y tan buenos edificios medievales. Gran parte del centro es peatonal. 

 

       

Alsacia en estado puro

 

La Antigua Aduana

 

Las cigüeñas son allí muy típicas

 

Repartidos por el centro urbano encontraréis nada menos que cinco mercadillos navideños. No penséis que son más de lo mismo, cada uno tiene su propio estilo y no hay dos iguales. De ellos dos son los más grandes: el de la Place des Dominicains y el de la Place de la Ancienne Douane (Antigua Aduana). Junto a éste, en el interior del edificio de la Aduana, que es una preciosidad, hay más puestos de artesanía y regalo. 

 

   

El mercado de la Antgua Aduana

 


 

Todavía quedan otros dos mercadillos que mencionar. El de productos locales de la Place Jeanne d’Arc y el de los niños de la “Petite Venise”. El barrio de “La pequeña Venecia”, llamada así por sus canales, es un conjunto de casas de colores de entramado de madera, que forman un conjunto muy pintoresco. 

 

   

Los canales de la "Petite Venise"

 

La "Pequeña Venecia" es muy pintoresca

  

   

Villancicos en pleno canal

 

El Marché de la Petite Venise

 

Ojo con los horarios, que son más cortos que en Estrasburgo. Entre semana cierran a las 19 h. pero los fines de semana, viernes incluido, el horario es más extenso: hasta las 21 h.

 

Colmar fue la tierra natal del escultor Bartholdi, autor de la Estatua de la Libertad de Nueva York. Su pueblo le rinde homenaje de dos maneras: un museo en su casa natal frente a la famosa “Maison Pfister”, probablemente el edificio más famoso de la ciudad y una reproducción de la estatua en la carretera hacia Estrasburgo. 

 

   

¿Nueva York? Pues no, ¡Colmar, la tierra natal de Bartholdi!

 

La Maison Pfister

 

Colmar seguro que no defraudará a nadie porque es muy, muy bonita y tiene rincones encantadores. Una de las ciudades de Alsacia que no hay que perderse.

 

 

Homenaje al “Choucroute Royale”

 

Terminamos el día a lo grande cenando una fantástica “Choucroute Royale” en el restaurante “À l’Agneau d’Or” de Obernai, posiblemente el plato más típico de la cocina alsaciana y fue una experiencia realmente satisfactoria. 

 

 

 

El restaurante es muy acogedor y la atención muy amable. La vajilla, decorada con los trajes típicos alsacianos, le da un toque muy especial y realmente todo estaba riquísimo. Todos coincidimos en que fue el mejor “choucroute” jamás probado. Suave de sabor y sabrosísimo, acompañado por unas las variedades de carnes y salchichas que completan la “Choucroute Royale”. Las fotos son seguramente la mejor manera de explicar lo que intentamos decir… 

 

   

Espectacular y riquísima "Choucroute Royale"

 

Había aún más en la bandeja

 

   

El restaurante era muy acogedor

 

À l'Agneau d'Or

Aprovechando nuestra buena relación con la gente del camping fueron ellos los que nos recomendaron “À l’Agneau d’Or” y a fe que fue todo un acierto. Eso sí, como tiene muy pocas mesas la reserva anticipada es obligatoria. Digamos que la reservamos con veinte días de antelación, por correo electrónico y aún así anduvimos justitos, justitos para pillar mesa libre. Si estáis interesados, reservad con tiempo suficiente, la dirección es alagneaudor@orange.fr

 

 

Jueves, 11 de diciembre:

Obernai y Baden Baden

 

El jueves es el día de mercado semanal en Obernai, el pueblo de nuestro camping. Por lo tanto es un día estupendo para dejarse caer por el tipiquísimo centro urbano de Obernai, repleto de casas de entramado de madera. 

 

 

Obernai y el mercadillo navideño

 

 

       

 

 

 

 

 

 

   

La iglesia

 

Exposición de belenes en el interior de la iglesia

 

El mercado, de alimentación, ropa y artículos de menaje, cierra a las 13 horas y hay mucha animación. Cerca de la iglesia se colocan varios puestos de comida, pero tened en cuenta que a eso de las doce y media ya poca cosa que llevaros a la boca encontraréis. Un recorrido por el mercado semanal es una buena ocasión para cambiar un poco el chip de los mercadillos navideños. 

 

   

El mercado semanal de los jueves

 

Ambiente navideño en el antiguo Ayuntamiento

 

Aunque Obernai también tiene el suyo es una pena que ya no sea lo que era antaño. En los ya lejanos años 2000 y 2002 aún se celebraba los fines de semana un mercadillo gastronómico navideño repleto de puestos donde probar las especialidades locales. Sin embargo al volver en 2006 ya nos llevamos el gran chasco porque si bien el mercadillo ha pasado a durar todo el adviento, su filosofía ha cambiado radicalmente. Ahora la mayoría de puestos son de venta de productos gastronómicos - foies, vinos, etc.- pero no suelen servir comida preparada, excepción hecha de tomar un “vin chaud”, probar unos bredeles o una reconfortante sopa. 

 

   

 

 

El mercadillo gastronómico ya no es lo que era...

 

 

La visita al supermercado, algo que no puede dejar de hacerse en Alsacia

 

Los productos navideños alsacianos son tan tentadores que no es posible marchar sin haber llenado el maletero con vinos, bredeles, queso de Munster o las fantásticas “bières de noël” (las marcas más habituales son Meteor y Fischer). 

 

La Meteor está muy rica

 

Aunque eso sea algo que no puedan hacer quienes viajen en avión -al menos de esa manera- como nosotros tenemos caravana, la visita al supermercado es ya toda una tradición en nuestros viajes. Obernai está bien surtida de supermercados e hipermercados, pero nosotros solemos ir al “Match” que está muy cerca de la iglesia y que dispone de aparcamiento.

 

 

Baden Baden, glamour a la alemana

 

Tras descargar el carro del súper en las caravanas, decidimos “acercarnos” a Baden Baden, la famosa ciudad balnearia alemana frecuentada en el siglo XIX por reyes y emperadores desde que el romano Caracalla edificase allí las termas que llevan su nombre. 

 

 

 

100 km. de autopista nos separaban y aparcamos en el parking junto al mercadillo navideño que se ubica en los alrededores de su famoso balneario o “Kurhaus” de aires griegos. El casino de Baden Baden también goza de merecida fama desde que la aristocracia germánica lo pusiera de moda en los glamourosos años decimonónicos. 

 

  

Realmente la ciudad emana un imponente aire de distinción. Se palpa en el ambiente, en sus fachadas, en los escaparates. Incluso el mercadillo es distinto, mucho más refinado de lo que es habitual en el país teutón. Las mesitas de los puestos de comida tienen velas y mantelito (aunque sea de hule por aquello de la lluvia y las manchas). En fin, que es algo bien diferente. Cenamos de película, pues en eso sí que es igual al resto de Alemania. Ya hemos comentado que a la hora de comer Alemania es otra cosa.

 

 

 

 

 

   

El mercadillo navideño

 

tiene un toque de distinción poco habitual

 

 

Quizás hacer un centenar de kilómetros de ida y otros tantos de vuelta no guste a todo el mundo, pero os aseguramos que Baden Baden merece realmente la pena. Nuestras cuatro visitas así lo corroboran. Y nos quedamos literalmente flipados con el espectacular “jardín invernal” de la terraza de la cervecería Löwenbrau. Juzgad vosotros mismos… 

 

   

Pura fantasía navideña en la cervecería "Löwenbrau"

 

 

 

   

 

 

 

 

Viernes, 12 de diciembre:

Adiós Alsacia.

Hola Besançon y Montbéliard

 

Con el viernes, no sin pesar, pusimos fin a nuestra estancia en tierras alsacianas. Claro que por suerte aún quedaba “tela por cortar” antes de llegar a casa el domingo.

 

Tras dejar de pasada a nuestros amigos en el aeropuerto pusimos rumbo a Ranchot -a 247 km de Obernai- única localidad con un camping abierto en esas fechas en la zona del Franche-Comté (El Franco Condado).

 

El “Camping de l’Île” de Ranchot, a 30 km de Besançon, es la única base apta para visitar en diciembre ciudades como Besançon o Montbéliard. El camping es bastante sencillo, pero eso fue lo de menos porque lo que importaba era tener un lugar donde dejar las caravanas. Fuera de temporada el horario de recepción (al menos en 2014) era de 8 a 20 horas entre semana y de 8 a 11,30 y de 15 a 18,30 h. los fines de semana.

 

 

 

 Y es que tras unos cuantos viajes por aquellos lares por fin había llegado la hora de dedicar a Besançon o Montbéliard la atención que merecen. Por descontado que no tienen esos aires alsacianos tan sugerentes, pero eso no significa que carezcan de atractivos.

 

 

Haciendo compañía a Víctor Hugo

 

Besançon, perteneciente a la región francesa del Franco Condado, es una antigua ciudad que estuvo ligada al imperio español en tiempos de los Austrias. Rodeada por murallas, sus edificios de piedra le dan un aire serio y austero.

 

 

       


 

No es Alsacia, pero tiene su punto

 

 

 

Su mercado navideño, situado en la Place de la Révolution, es más que curioso y por suerte no faltan puestos para degustar algunas especialidades típicas del Franco Condado como la “Poêlée montbéliarde” o la “Morbiflette”.

 

 

Una de las entradas al mercado navideño de Besançon

 

   

La "Poêlée Montbéliarde" estaba muy rica

 

 

 

80 km. de autopista separan Besançon de Montbéliard y hasta aparcar de nuevo en esa ciudad tardamos hora y cuarto debido al tráfico.

 

 

Que se sepa que engalanan la ciudad

 

 

   

 

 

 

El gran atractivo de Montbéliard en navidad son sus calles iluminadas y su espectacular mercadillo navideño que nos encantó, especialmente por su zona gastronómica. Toda una pasada y un auténtico descubrimiento lleno de olores y sabores que nos hizo sentirnos de nuevo en Alsacia. ¡Cenamos de maravilla y fue una estupenda manera de prolongar la fiesta!

 

Por otra parte los entusiastas del automóvil, si después de visitar la Cité de l'Automobile de Mulhouse se han quedado con ganas de más, que sepan que en Montbéliard/Sochaux tienen otra cita con el mundo del motor: ¡El museo Peugeot! Para nosotros quedará para un próximo viaje, pero seguro que no pasará mucho tiempo sin que caiga en el saco...

 

 

   

 

 

 

 

 

   

Los "Brezel" son también muy típicos

 

El queso allí corre y corre mucho

 

 

       

 

 

 

 

 

 

 

   

 

 

Vale la pena hacer una parada en Montbéliard...

 

Puede que en otras fechas del año o con luz de día la ciudad parezca otra cosa, pero en navidad y especialmente “vestida de luces” nos impactó, lo cual fue una forma maravillosa de poner broche de oro a las visitas del viaje, pues desde ese momento ya sólo quedaba regresar sin contratiempos.

 

 

El regreso

 

El viaje de regreso no tuvo historia alguna y discurrió con toda normalidad. El sábado pernoctamos en el área de autopista de L’Estalot, antes de llegar a la circunvalación de Burdeos. Es un área bastante nueva, con excelentes instalaciones y un aparcamiento para caravanas muy bueno.

 

 

 

 

Y así de contentos y satisfechos llegamos a casa, después de haber disfrutado a tope de la navidad en estado puro.

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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