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¡DATOS ACTUALIZADOS!

 


FICHA TÉCNICA DEL VIAJE

 Agosto/Septiembre 1997 (datos actualizados en 2011)

Duración del viaje: 16 días y medio

Kilometraje total: 7.556

 Viaje publicado en "El Camping y su Mundo", nº 126 - Abril 1998

 Nota: A pesar del tiempo transcurrido desde la realización del viaje, se ha actualizado toda la información susceptible de ser puesta al día, por lo que su contenido mantiene, en la medida de nuestras posibilidades,  plena vigencia.
 

 Hacemos también constar que la información práctica que se facilita en el relato se hace a título personal, con la intención de que pueda resultar lo más útil y ajustada a la realidad posible. No obstante recomendamos que, en evitación de sorpresas y contratiempos de difícil solución, antes de emprender el viaje, confirméis los horarios, precios y demás datos susceptibles de variación o modificación. ¡Y buen viaje! 

 

RUTÓMETRO

FECHA

ETAPA

KM./DÍA

Viernes, 22 agosto

Valladolid-Lekunberri (Navarra)

330

Sábado,23 agosto

Lekunberri- Etampes (Francia)

816

Domingo, 24 agosto

Etampes / Beaconsfield (GB)

68

Lunes, 25 de agosto

Legoland Windsor - Eton

335

Martes, 26 de agosto

Londres (en coche hasta la estación)

6

Miércoles, 27 de agosto

Beaconsfield – Stonehaven (Escocia)

857

Jueves, 28 de agosto

Ruta por los castillos del noreste de Escocia

299

Viernes, 29 de agosto

Aberdeen – Loch Ness – Oban

404

Sábado, 30 de agosto

Oban – Stirling (The Trossachs)

296

Domingo, 31 de agosto

Edimburgo y el Firth of Forth

211

Lunes, 1 de sept.

Stirling – Conwy – Colwyn Bay (Gales)

611

Martes, 2 de sept.

Conwy y Llandudno (Gales)

165

Miércoles, 3 de sept.

Snowdonia

297

Jueves, 4 de sept.

Colwyn Bay – Ower (Inglaterra)

Beaulieu – New Forest

508

Viernes, 5 de sept.

Portsmouth - Gosport

93

Sábado, 6 de sept.

Winchester

Ower – Brighton - Folkestone

324

Domingo, 7 de sept.

Folkestone – Montbazon (Francia)

952

Lunes, 8 de sept.

Montbazon (Francia)- Valladolid

940

 

TOTAL

7.556

 

Preparando el viaje:

 

   Inglaterra, Gales y Escocia esconden tantos lugares, atrac­ciones, monumentos, ciuda­des, paisajes, historias, y cultu­ras de tan excepcional inte­rés, que harían falta meses o unos cuantos viajes, para lograr ver siquiera todo cuanto nos ofrece la verde Gran Bretaña.

 

 

Oban. La costa occidental escocesa

  Con tanta diversidad, satisfacer los gustos de cualquiera es facilísi­mo. Sólo es necesario informarse bien y planificar las muchas posi­bilidades que se nos brindan, adaptándolas al gusto y al tiempo disponible. Leer más sobre todo lo que conviene tener en cuenta durante la preparación del viaje.

 

   Por ejemplo, si pensa­mos recorrer únicamente Inglate­rra, el kilometraje se reducirá considerablemente, aunque sugerimos que, además de Inglaterra, no dejéis de visitar Gales y, sobre todo, Escocia, con sus impresionantes paisajes, siempre y cuando el tiempo disponible lo permita, claro.

 

   Nota actual: Dependiendo del planteamiento, igual para un primer viaje a la gran isla británica, pudiera resultar tentador hacer una “visita panorámica” como la que contamos en este relato. Sin embargo, no lo recomendamos. El que mucho abarca, poco aprieta.  Nosotros así lo hemos hecho esta vez, pero luego volvimos en 2003 para centrarnos en Inglaterra y algo de Gales y, en 2010, le tocó el turno, casi en exclusiva, a Escocia. ¡Y es que hay tanto que ver y disfrutar!.

 

    La guía turística “Fodor's-Agui­lar” fue una inestimable ayuda para elaborar el itinerario. También resultó excelente la “Guía Visual Peugeot”, así como la infor­mación recibida de la “Britain Tou­rist Authority” (Torre de Madrid, 6°. Plaza de España, Madrid), sólo a cambio de los sellos de envío.  No obstante, si concretáis qué información deseáis, a buen seguro que os mandarán múltiples fo­lletos, mapas y una estupenda guía de campings de Gran Breta­ña, que ha sido una gran y utilísima compañera de viaje. No olvidéis pedirla, es gratuita. Y ello independientemente de la información que podáis obtener en Internet. Leer más sobre nuestra experiencia con las guías turísticas.

 

   Nota actual: ¡Qué tiempos aquellos cuando internet aún no estaba en nuestras casas! De todas maneras, con Internet a mano, en las siguientes web seguro que encontraréis sin dificultad los camping británicos que necesitéis: www.eurocampings.es y www.ukcampsite.co.uk/sites/

 

   Después de unas cuantas de­cenas de horas de estudio y plani­ficación de itinerarios, bien rentabilizadas posteriormente, por fin llegó el gran momento de poner rumbo al norte de Escocia. Nos se­paraban 2.700 km de Inverness, el punto más lejano al que pensába­mos llegar...

  

LA RUTA HACIA G.B.

 

   El viernes 22 de agosto, por la tarde, partíamos de Valladolid en dirección a Lekunberri, (Navarra), donde pasaríamos la noche. El camping Aralar nos pareció muy bueno y muy cercano a la autovía A-15 Pamplona-San Sebastián.

 

   Nota actual: En aquellos “buenos viejos tiempos” aún no estaba terminada la autovía A-1, entre Armiñón y San Sebastián y ni mucho menos el tramo de peaje de la AP-1 entre Vitoria y Eibar, puesto en funcionamiento en 2010. Tampoco habíamos adoptado la actual costumbre de “alargar la etapa” y pernoctar en el área de Bordeaux-Cestas, 250 km. más lejos. Esas cosas nos daban algo de reparo en aquellos años.

 

   Llegar a Burdeos, a 600 km. de distancia de Valladolid, tiene varias ventajas: la primera es que se gana un tiempo precioso, pues en una misma tarde, en vez de recorrer sólo 330 km. hasta Lekunberri, hacemos casi el doble. Habiendo cenado en el área de Bidart o en la de Urrugne, nada más cruzar la frontera, la hora de llegada a Burdeos suele estar entre la medianoche y las doce y media.

 

   La segunda ventaja, que va asociada a la anterior, es que, al poder salir muy temprano, nos sacudimos de un plumazo los importantes atascos que se forman tanto en la frontera y los 3 peajes de la autopista francesa, como en la “rocade” (circunvalación) de Burdeos durante las mañanas y tardes de verano. Pero volvamos al relato original...

 

   Nuestra caravana, por aquel entonces, era una ligerí­sima Krause 2900, de tres plazas (un modelo originario de la marca portugue­sa Pluma), con la que viajamos ágilmente con nuestro hijo Miguel durante unos cuantos años.

 

   Al día siguiente habíamos de llegar a Étampes, a sólo 50 km de París. En esa jornada cubrimos 816 km. Ya que en Francia las autopis­tas aplican un recargo del 50 por 100 a las caravanas, hemos descu­bierto un interesante itinerario alternativo a París, aprovechando al máximo las nuevas autovías, y de­jando los peajes para lo impres­cindible.

 

   Os lo contaremos. Una vez pasa­da la frontera de Hendaya, es con­veniente ir por la autopista de peaje para es­quivar las concurridas playas de la costa vasco-francesa, enlazando con la muy transitada autovía de Bordeaux. Una vez rodeada esta ciudad, seguimos por la autopista (sin peaje) a París, y a pocos kilo­metros tomamos la N-10 hasta An­gouleme.

 

   Actualización de 2011: La autovía entre Burdeos y Angoulême está prácticamente terminada y los tramos de carretera que aún quedan son ya anecdóticos. De Angoulême a Poitiers es  todo autovía, aunque con límite de 90 km/h en bastantes tramos. En Poitiers convie­ne regresar a la autopista de peaje y no dejarla hasta pasar Orleáns, pues la carretera es ahí muy lenta.

 

   En este momento estaremos en el Valle del Loira (otro posible y re­comendable viaje). Salimos en Ar­tenay, donde se toma la N-20, que nos conduce hacia Étampes, casi por autovía; aún así, el coste de to­dos estos peajes supone unas 5.300 pesetas al cambio. Otra ven­taja de ir por carretera es que el combustible es bastante más bara­to que por autopista, especialmen­te en los supermercados. Pernoctamos en el camping Le Vaubert, muy próximo a Étampes.

 

  Nota actual: Para saber más sobre la mejor ruta para llegar a París desde la frontera de Irún, (incluido en el apartado “Las mejores rutas para cruzar Francia”), pinchad aquí.

 

   Y si queréis saber cómo ahorrar unos euros en las gasolineras francesas, haced lo mismo en este otro.

 

Nota actual: En aquel entonces el camping carecía de barrera, por lo que se podía llegar a cualquier hora y acampar sin problemas. En 2009, al menos, ya no es posible, no obstante han habilitado al menos cuatro parcelas en la entrada, antes de la barrera, para que la gente que llegue a deshora pueda acampar, electricidad incluida. Hay portero de noche.

 

 

EL EUROTÚNEL A GRAN BRETAÑA

 

   El día amaneció con la emo­ción de pensar que nos esperaban el Eurotúnel y, al otro lado, Ingla­terra. Cruzar París un domingo por la mañana fue coser y cantar, por el “anillo intermedio, esto es, la A-86).

 

   Nota actual: No es lo mismo cruzar París un domingo de agosto por la mañana que hacerlo por la tarde o en otro momento de la semana o del año. El tráfico es muy intenso y, la mayoría de la veces, tomar el anillo exterior, la A-104 “La Francilienne”, será posiblemente la mejor opción, a cambio de 20 km. de más. En el anterior enlace sobre la mejor ruta al norte de Francia se trata este tema con detalle.

 

   No obstante hoy en día, con la apertura de la autopista entre Le Mans – Rouen – Calais esa es la ruta más directa desde Irún y, además, nos ahorra pasar por París. Pincha aquí para leer más sobre esta ruta.

 

   Para llegar a Calais, decidimos ir por la carretera N-17, que es muy llana y parecía puesta exclusivamente pa­ra nosotros. Además, atravesar la carretera nos permite contemplar los bellos pueblos galos y sus cui­dadísimos jardines y parterres. Por autopista todo esto no se ve.

 

   Nota actual: esta alternativa sólo es recomendable si se dispone de tiempo y muchas, muchas ganas, pues las rotondas actuales reducen considerablemente el promedio y teniendo en cuenta que el peaje de la autopista A-1 no es de los más caros, la alternativa de la autopista es la más razonable, sin duda.

 

   Y lo mismo vale para la nueva ruta hacia Calais, vía Le Mans, aprovechando que se ha completado ya la autopista que parte de Tours hacia el norte. El problema es que todo el recorrido es de peaje, por lo que habrá que echar cuentas y ver cuál de los dos itinerarios interesa más.

 

  Ca­mino de Calais pasamos también por los campos de batalla del Som­me, recuerdo de la Gran Guerra. Impresionan los cementerios mili­tares de muchos países. Al llegar a Arras tomaremos de nuevo la au­topista hasta Calais (nosotros no lo hicimos y nos complicamos la vi­da). Leer más sobre el tema en el relato de nuestro viaje al norte de Francia.

 

   ¡Y por fin llegamos al Eurotú­nel! Es un complejo futurista, muy bien organizado. Es muy rápido porque salen los trenes cada 15 minutos. Cruzar de un lado a otro, en el peor de los casos, no lleva ni una hora, incluyendo la espera. La travesía dura 35 minutos exacto . www.eurotunnel.es

 

 

A punto de entrar en el tren del Eurotúnel

  

   Los ferrys no son mucho más eco­nómicos (unas 55.000 pesetas el más barato, en horario diurno), pero sí mucho más lentos. Noso­tros elegimos la novedad, la rapi­dez y la emoción del túnel, aun­que realmente es como viajar en el metro: no vimos el mar para nada.

Leer más sobre nuestra experiencia con los ferries británicos y europeos, en general.

 

   Salir del tren y entrar en la au­topista inglesa es todo uno. Además, son gratuitas, lo cual es siem­pre de agradecer.

 

 

Y LLEGAMOS A INGLATERRA... ¡Y A CONDUCIR POR LA IZQUIERDA!.

 

La novedad fue circular por la izquierda. Lo cierto es que es fá­cil acostumbrarse. Sí conviene te­ner especial cuidado en las abun­dantes rotondas (roundabouts) que nos iremos encontrando en las estrechas carreteras británicas, ya que los coches llegan por la de­recha. Mucho ojo al retomar de nuevo la carretera a la salida de la rotonda, pues al principio es muy fácil colocarnos a nuestra derecha y equivocarnos. ¡El susto está garantizado! Pronto se adquiere práctica. Además, la señalización es excepcional, una gran ayuda.

 

 

LOS CAMPING INGLESES.

 

   Los primeros destinos a visitar fueron Londres y el parque de atracciones Legoland, en Wind­sor. Acampamos en Beaconsfield, a 30 km de Londres, en el “Highclere Farm Country Touring Park” y os asegura­mos que, rodeados de cerdos, ovejas, caballos, patos y gallinas, el campismo adquiere una nueva dimensión, pues el camping es una granja.

 

   Era el primer camping inglés que pisábamos y la curiosidad por conocerlo era muy grande. La primera impre­sión, al ver los aseos -unos barra­cones casi militares-, fue de las que no se olvidan. Nos temimos lo peor, pero el interior nos reser­vaba una agradable sorpresa: bien equipados, con secador de pelo, limpios...

 

 

 

En el “Highclere Farm Country Touring Park”

 

 

   En general, los campings ingle­ses suelen ser sencillos, pero con aseos bien cuidados y, además,económicos. Los hay en gran can­tidad. Impresiona comprobar lo desarrollado que está allí el cam­pismo. Sus caravanas autóctonas también nos llamaron la atención, con sus tres ventanas frontales tan características. Los enchufes son de seguridad, y en muchos casos están admitidas las tarjetas de crédito: la Visa está generalizada, lo cual favorece la seguridad, ya que no nos obliga a llevar tanto dinero en efectivo en­cima, más cuando se trata de libras esterlinas.

 

   Nota: Hay varios camping próximos al anillo exterior de Londres M-25, cerca de los cuales hay una parada de metro. Pincha aquí para saber más sobre el tema.

www.visitlondon.com/accommodation/category/caravan-camping

 

   Actualmente en Londres están aplicando peajes para entrar en la ciudad en el vehículo propio y también -y eso afecta de lleno a las camper y a las autocaravanas- para circular por el interior del anillo exterior del "Greater London", la autopista M-25.

Leer más sobre el tema pinchando en el enlace:

http://es.wikipedia.org/wiki/Peaje_urbano_de_Londres

 

    Para saber más sobre la "Low Emission Zone" que se aplica en los alrededores de Londres, pincha en el siguiente enlace:

www.tfl.gov.uk/roadusers/lez/default.aspx

 

 

Y DESCUBRIMOS LONDRES.

 

   El lunes nos fuimos a Londres. Por supuesto, en un solo día sólo pudimos ver lo más conocido (el Big Ben, Buckingham, Piccadilly,etc.), pero nos interesaban más los pueblos que la capital. Sí estuvi­mos en el «Sega World» de Troca­dero, un edificio entero lleno de videojuegos y atracciones virtuales para los forofos de tales diversiones y de los niños. El ambiente es ensordecedor y agobiante, pero los chicos lo pa­san en grande.

 

 

 

   

Con Sonic

 

Piccadilly Circus

La foto inevitable de Londres

   Dejamos el coche en la esta­ción de tren, a 3 km del camping, para ir cómodamente a Londres. Recomendamos comprar los pases turísticos de transporte público, para uno o más días, que incluyen ¡limitados viajes en bus, metro y cercanías. Como orientación, el bus cuesta unas 300 pesetas y el cercanías más de 1.000 por perso­na, y el pase de un día no llega a las 2.000 pesetas los adultos, y la mitad los niños. Además, el trans­porte público es una delicia, espe­cialmente los buses de dos pisos. Leer más sobre elegir un camping próximo a una gran ciudad.

 

 

¿De verdad esto es Londres?

  

   Nota actual: desde aquella primera visita a la ciudad del Big Ben, hemos estado ya otras cuatro veces, así que podemos decir que ya vamos teniendo “un máster en Londres”. Desde luego la ciudad es realmente impresionante y si entonces no nos entusiasmaba, con el tiempo le hemos ido cogiendo cariño y, actualmente, podemos afirmar que es una de nuestras capitales favoritas.

 

   Las cuatro visitas posteriores las hemos hecho ya en avión y alojados en hotel, en la ciudad, que es una manera más cómoda y económica de recorrer Londres, pues el transporte público es carísimo y en los desplazamientos hasta el centro se invierte una enorme cantidad de tiempo.

 

   Como ya hemos comentado antes, por si alguien se siente tentado de entrar en su vehículo privado, permítasenos desaconsejar la idea por completo, por tres motivos. El primero es de índole práctica: circular por la izquierda en Londres no es tarea sencilla y mejor es evitarlo. Las otras dos razones son económicas: los aparcamientos son escasos y estratosféricamente caros y, para colmo, desde hace un par de años han instaurado “el peaje ecológico” por el cual creo que soplan 8 € por entrar en la ciudad con el vehículo. Por eso mismo es mejor idea usar el transporte público, que es caro, pero muy eficiente. La web oficial de los transportes londinenses es la misma que la de la "low emission zone": www.tfl.gov.uk

 

   Respecto a las visitas turísticas, nada mejor que proveerse de una buena guía, pero a quien le atraigan los mercadillos que no deje de ver los de Camden Town, especialmente en domingo, el de Portobello Road el sábado y el de Brick Lane en fin de semana. Fantásticos.

 

 

La Abadía de Westminster

   Londres puede que sea la ciudad más cosmopolita de Europa y tiene vida a cualquier hora del día, incluido los domingos, por lo que el séptimo día de la semana es también apto para la visita a la ciudad. No está todo el comercio abierto, por supuesto, pero sí mucho en la zona de Piccadilly Circus, por lo que no es un “día muerto” como ocurre en otras capitales y ciudades europeas.

 

 

10 de Downing Street

 

 

EL “LEGOLAND” INGLÉS Y WINDSOR

 

     El martes se levantó lluvioso, pero por suerte salió el sol y pu­dimos disfrutar del parque “Legoland”. Es estupendo para niños de hasta doce años. A la salida (cie­rran a las 18 h.) podemos visitar Windsor, con su magnífico castillo, pero claro, mejor hacerlo cuando la población tiene vida, es decir en horario comercial. Tiene bastantes casas de entramado de madera y no carece de encanto. www.legoland.co.uk

 

 

Jugando a conducir en el Legoland

 

 

El Castillo de Windsor

 

 

RUMBO A ESCOCIA.

 

       El miércoles tuvimos una jorna­da-maratón de 841 km que nos lle­vó a la costa este escocesa. Casi todo por autopista gratuita de 3 carriles. Escocia nos reserva­ba la primera sorpresa: la gran sim­patía y amabilidad de sus gentes, que contrastaba con el estiramiento inglés, rozando en ocasiones la mala educación.

 

 

Escocia y los Tartanes de los Clanes

     Acampamos en Stonehaven, a orillas del Mar del Norte. Las ruinas del castillo de Dunnotar son espectaculares, situa­do en un peñasco sobre el mar. Allí se rodó "Hamlet", protagoniza­da por Mel Gibson.

 

     El jueves recorrimos “La Ruta de los Castillos, muy bien señalizada. Es muy conveniente sacar el pase familiar del «Historic Scotland», que por casi 6000 pesetas permite visi­tar en familia hasta 60 castillos y palacios de Escocia, durante una semana. Se compra en los mismos castillos y admiten Visa.

 

     Entonces estaba ávido de castillos y la verdad es que sometí a la pobre Rosa y a Miguel a un auténtico “maratón” “castillar”, que por poco que acaban aborreciéndolos de por vida. Ventajas e inconvenientes de entrar “gratis” gracias a los pases.

 

 

   

Crathes Castle

 

Elgin - Catedral en ruinas

     Nota actual: Si se va a visitar exclusivamente el patrimonio de Escocia, el “Historic Scotland” es muy recomendable, pero si además se tiene idea de visitar castillos y palacios de Inglaterra y Gales, entonces la mejor tarjeta es el “Great British Heritage Pass”, que incluye el patrimonio escocés, haciendo innecesaria la “Historic Scotland”. Leer más sobre el “Great British Heritage Pass”  No obstante es prudente comprobar por internet si ambas tarjetas incluyen las mismas cosas en Escocia, por si acaso.

 

 

LA COSTA OESTE ESCOCESA. LAS HIGHLANDS.

 

    Al día siguiente pusimos rum­bo a la costa oeste, las Highlands, que es una au­téntica maravilla de la naturaleza, con sus rías y bosques, recorriendo la ruta de los castillos y pasando, de regreso por el mítico Loch Ness, con la caravana. Nos detuvimos en el Centro de Interpretación del lago. Lástima que el monstruo no acudiera a la cita…

 

 

   

Nessie

 

Loch Ness y Urquhart Castle

    Escocia posee unos paisajes inolvidables. Es un país que no hay que perderse: castillos, lagos, en­cantadores pueblecitos, clanes, cuadros escoceses por doquier... Eso es Escocia. Lástima que la falta de tiempo no nos permitiese profundizar más en la zona.

 

 

 

Oban, por si quedaban dudas...

 

EDIMBURGO Y LOS TROSSACHS.

 

    El sábado retornamos a la zona centro escocesa para visitar Stirling y los lagos de los Trossachs, que inmortalizó sir Walter Scott en su novela «La dama del lago”. En el Loch Katryne podremos hacer un crucero en barco a vapor.

 

 

Los Trossachs en otoño, evidentemente

  

    El castillo de Stirling es enorme y muy interesante. Cuando salimos de visitarlo, la ciudad estaba desierta. Recordemos que a las cinco de la tarde, cinco y media como mucho, cierra el comercio y entonces la gente desaparece y la ciudad queda “muerta”. Y eso es un rollo, al menos para nosotros, porque nos deja las tardes “muy cojas”.

 

 

Vista de Stirling desde el castillo. Al fondo se aprecia el monumento a Wallace

   

     A la mañana siguiente visita­mos Edimburgo y los palacios y castillos que rodean el Firth of Forth. Es especialmente bonito el palacio de Linlithgow, en el que nació María, la reina de los esco­ceses. Igualmente, la visita al im­presionante castillo de Edimburgo es casi obligada.

 

   

Blackness Castle

 

Linlithgow Castle

   

      Tampoco pudimos dedicarle a la ciudad todo el tiempo que hubiéramos deseado y nos supo a muy poco, así que tenemos que volver y saldar “la deuda”.

      Nota actual: Ya he comentado que en 2010 la deuda quedó saldada. En el relato del viaje a Escocia os contamos nuestra experiencia en la bonita Edimburgo.

 

 

Vista de la colina del castillo de Edimburgo

    Estando en el castillo de Edimburgo, viendo el cambio de guardia, al caer en la cuenta que las banderas ondeaban a media asta, fue cuando nos enteramos del fallecimiento de Diana de Gales. A partir de ese momento pudimos vivir en vivo y en directo lo mucho que los británicos la querían. En cada castillo, iglesia o palacio, se amontonaban los ramos de flores y las dedicatorias. Más adelante veremos cómo la muerte de Lady Di acabó afectando a nuestras vidas...

 

 

Cambio de Guardia en el castillo. Fijaos en los mástiles...

 

Y LLEGÓ EL TURNO DE GALES.

 

     La estancia en Escocia iba to­cando a su fin. El lunes, ya de ca­mino hacia el norte de Gales, visi­tamos, de paso, las numerosas abadías que hay en la región escocesa de "Los Borders". La amplitud de los apar­camientos nos permitió visitarlas en ruta, con la caravana.

     Especial­mente destacable es la abadía de Melrose, como significativas son también las curiosas ovejas esco­cesas de orejas puntiagudas que hallaremos por todos lados.

 

   

Abadía de Melrose

 

Ruinas de la Abadía de Jedburgh

    Al entrar en la región de Nort­humbria, ya en Inglaterra, nos en­contramos con los restos de la an­tigua Muralla de Adriano, que de­limitaba en tiempos los confines del Imperio Romano.

 

Fragmento de la Muralla de Adriano

    Ya de noche, llegamos a Conwy, en el norte de Gales y acampamos en el bonito camping de Colwyn Bay, dotado de excelentes aseos. Es esencial no perderse las fortalezas edificadas por el rey Ed­ward I para sofocar a los galeses. Simplemente impresionantes.

 

 

   

Colwyn Bay Camping

 

Caernarforn Castle

   Toda la costa norte galesa es una preciosidad; hay varios hitos de obligada visita, como el pueblo medieval amurallado de Conwy, con su espectacular castillo y las gaviotas más simpáticas que se puedan imaginar (nos pidieron co­mida a gritos y se zamparon un paquete entero de magdalenas).

 

 

La hora de la merienda...

 

   

La casa más pequeña de Gran Bretaña

 

Conwy Castle: las mil y una torretas

   Otro pueblo a no per­derse es Llandudno, una especie de San Sebastián a la galesa, así como el castillo de torres octogo­nales de Caernarfon, donde son investidos los príncipes de Gales.

 

 

Llandudno: Aquí cayó una bolsa de gusanitos...

   En Gales también es posible adquirir un pase similar al “Histo­ric Scotland", pero en clave galesa. Totalmente recomen­dable y algo más económico, teniendo siempre presente lo dicho anteriormente sobre el “Great British Heritage Pass”.

 

   En el norte de Gales está el es­pectacular Parque Natural de Snowdonia, con sus trenes de va­por y sus minas de pizarra. La pe­na es que uno de los pocos días de  mal tiempo que tuvimos fue aquél. Más que paisajes y montañas, pu­dimos gozar de una excelente nie­bla y una simpática y pertinaz llu­via. Pero, en general, el buen tiem­po nos acompañó bastante durante todo el viaje. Ruthin, una encantadora localidad de la zona, nos gustó mucho.

 

 

Casas estilo Tudor en Ruthin

 

 

Y AÚN NOS QUEDABA EL SUR DE INGLATERRA.

 

    En la mañana del jueves pusi­mos rumbo hacia el sur de Inglate­rra, para explorar las enormes po­sibilidades turísticas de la zona, en el condado de Hampshire.

 

   Acam­pamos en Ower, en el camping “Green Pastures Caravan Park”, donde estableci­mos nuestra «base de operaciones». Y como reza su nombre, el camping es, ante todo, un enorme prado, eso sí muy bien dotado de servicios, como era de esperar.

 

   Desde allí, visitamos la famosa ca­tedral de Winchester, ciudad en­cantadora, con sus casas estilo Tu­dor. Allí pudimos contemplar la su­puesta “tabla redonda del rey Arturo.

 

 

   

La famosa catedral de Winchester

 

El "Great Hall" y la Tabla del Rey Arturo

  

     Cerca de Ower se encuen­tra el «New Forest», paraje bucólico en el que es posible encontrar en libertad ponys, familias de perdices, patos y multitud de animales. Dentro del New Forest podre­mos pasar un estupendo día en el Museo Nacional del Automóvil de Beaulieu, con más de 200 fantásti­cos modelos, de competición y de calle, entre los cuales hay bastantes F1, además de una curiosa cara­vana de los años 20.

www.beaulieu.co.uk

 

 

Caravana Años 20 - Sólo le faltaba el "Thetford"...

  

 

La aerodinámica no era su fuerte...

     Con la entra­da se puede visitar también el pa­lacio y la abadía del mismo nombre, además de diversas atracciones. Es algo que los amantes del automóvil no pueden dejarse en el tintero.

 

 

   

F1 en el museo

 

Palacio de Beaulieu

 

     Ahora le llega el turno a los amigos de los navíos históricos: en Porstmouth pueden ser visitados el “Victory”, buque insignia del al­mirante Nelson en Trafalgar; el “Warrior” que fue el primer acora­zado a vapor del siglo XIX; y el “Mary Rose, los restos de la nave de Enrique VIII. Los amantes de la literatura pueden acercarse a la ca­sa natal de Dickens.

 

 

El "HMS Victory"

     Nota actual: En este viaje, por falta de tiempo no pudimos visitar los Astilleros Reales, pero sí lo hicimos en el viaje de 2003, por lo que si queréis saber más del tema, pinchad en el enlace. Toda esta zona la recorrimos en aquel viaje.

www.historicdockyard.co.uk

   Cerca de Porstmouth, en Gos­port, visitamos el museo de sub­marinos de la “Royal Navy”, y pa­seamos por el interior del subma­rino “HMS Alliance”.

 www.submarine-museum.co.uk

 

El "HMS Alliance"

  

 

Piloto de submarino por un día...

 

La región ofrece muchos más atractivos que no pudimos disfrutar por falta de tiempo: las ruinas prehistóricas de Stonehenge, la catedral de Salis­bury, con la torre más alta de In­glaterra, etc. En 2003 saldamos otra deuda más...

 

 

QUEMANDO “LOS ÚLTIMOS CARTUCHOS” DEL VIAJE, CON SUSTO INCLUIDO...

 

    Lamentablemente, el tiempo se nos empezaba a echar encima y había que pensar en volver, dos semanas largas es muy poco tiempo para tanta tela.

 

    El sábado 6 de septiembre ini­ciamos el regreso con la intención de hacer noche en Folkestone, pa­ra «saltar el charco» al día siguien­te.

 

    Y aquí es donde Lady Di se mezcló con nuestras vidas. Ese sábado fue el día de su funeral y se decretó medio día festivo en el país. Ello supuso que la prevista visita a Stonehenge por la mañana tuviera que suspenderse, pues lógicamente iba a estar cerrado el acceso. Así que modificamos los planes sobre la marcha y decidimos ir a Folkestone, vía costa, por carretera, en lugar de rodear Lon­dres por autopista, precisamente para evitar los previsibles atascos producidos por la asistencia al funeral.

 

    Así pues optamos por parar en Brighton para contemplar, al menos por fuera, el Royal Pavillion (que estaba cerrado por el funeral), un palacio de estilo oriental, de color blanco, sencilla­mente espectacular, que mandó edificar el príncipe de Gales durante la época victoriana, recreando los palacios de la India. Leer más sobre Brighton en el relato del viaje de 2003. La ruta de la costa es muy bonita, aunque bas­tante lenta debido al abundante tráfico.

 

   Y entonces sucedió el primer gran susto que tuvimos como caravanistas. Al entrar en los suburbios de Brighton y reducir la marcha al estar en zona urbana, pudimos apreciar un golpeteo extraño en la parte trasera del coche. Paramos a ver qué pasaba y aparentemente todo estaba en orden, así que reanudamos camino.

 

   Sin embargo el ruido persistía y paramos de nuevo, justo enfrente del fantástico "Royal Pavillion". Entonces descubrimos, con estupor, que el origen del ruidito era... ¡la bola de enganche que estaba a punto de partirse! (era un enganche de esos que van atornillados, pero lo que estaba roto era el punto de soldadura de la bola con el resto del enganche). Dando gracias de que hubiéramos podido advertir el desaguisado antes de que hubiese sucedido una tragedia (si nos llega a pillar en la autopista igual no lo contamos, nosotros o alguien más que nunca se sabe, porque perder la caravana por mucho gancho de seguridad que se lleve dudo mucho que sea un plato de buen gusto).

 

 

El "Royal Pavillion". Y nosotros, mientras, esperando a la grúa.

   Llamamos a la asistencia en carretera y vino una grúa impresionante, negra con ribetes amarillos –el “gruísta” vestía igual- y nos llevó a un taller a ver si podían reparar la soldadura para poder regresar a casa. Los mecánicos estuvieron debatiendo si reparar o no –no les ofrecía mucha seguridad la reparación- pero al final, dada nuestra insistencia, se animaron y así, no sin susto, pudimos volver a casa. Nos pegaron un buen sablazo por la soldadura, pero lo importante era salir de allí, pues de lo contrario el cambio de gancho hubiera supuesto una demora en tiempo inasumible. Afortunadamente pudimos pagar con la visa, pues apenas nos quedaba ya moneda y por la tarde nos fuimos a Folkestone para coger de nuevo el Eurotúnel al día siguiente.

 

DE VUELTA A CASA…

 

    En Folkestone acampamos en el camping “Black Horse”, el más caro con diferencia de todo el viaje. Es bueno, pe­ro no el mejor (para nosotros, el mejor fue el de «Colwyn Bay», en Ga­les). No obstante, tiene la ventaja de que permite la acampada, aún llegando a media noche, pues dis­pone de tomas de electricidad en el exterior del camping. Así po­dremos aprovechar las tarifas noc­turnas del túnel y del ferry; llegar, acampar y dormir.

 

 

Abandonando el tren del Eurotúnel, en suelo francés

   El domingo 7 de septiembre cruzamos Francia, en una etapa de 627 km, hasta Montbazon, pasado Tours. Y el lunes, ¡qué pena!, pu­simos fin a un intenso y largo via­je que nos llevó desde Valladolid hasta las brumas de la verde Esco­cia, y que nos permitió visitar lu­gares de ensueño, disfrutando de la movilidad que ofrece la caravana y admirando un país que nos ha enamorado hasta tal punto que hemos decidido volver el próximo verano. Así que... ¡hasta pronto, Gran Bretaña!

 

    Después de este primer viaje, otros dos viajes largos más a tierras británicas han caído en el saco, aparte de varias visitas "aéreas" a Londres y a "Crufts", la mayor exposición canina que se celebra en Europa. En los siguientes enlaces encontraréis los relatos de ambos viajes, que amplían, con mucho, la información que acabáis de leer:

Inglaterra y Gales

Escocia y un poco de Inglaterra

 

 

EPÍLOGO: ¿Y QUÉ PASÓ FINALMENTE CON EL GANCHO ROTO?

 

   Asesorados por la OMIC de la Diputación de Valladolid, enviamos una carta –sin reclamar nada- informando al fabricante del gancho “Hnos. Sánchez – Lafuente”, de Málaga, de lo sucedido. La respuesta no pudo ser ni mejor ni más rápida. Enseguida contactaron con nosotros por teléfono y nos pidieron que llevásemos el coche al taller que lo había montado, para que lo desmontase y se lo remitiese y poder estudiar qué había pasado y qué podía haber originado la rotura.

 

    Unos días después nos llamaron de nuevo para informarnos que habían inspeccionado el gancho y que no entendían qué era lo que había sucedido, pero que querían compensarnos por todo y nos montaron un nuevo gancho, especialmente reforzado para nosotros, y se hicieron también cargo de todos los gastos que habíamos tenido como consecuencia de la reparación de urgencia en Inglaterra y que, como ya hemos comentado, era una cantidad importante de dinero. ¡Chapeau por “Hnos. Sánchez –Lafuente” y por su seriedad y profesionalidad!.

 

   Y así, con un gancho renovado, pusimos fin, de veras, a un bonito viaje a un país verdaderamente seductor.

  

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